El líder opositor más destacado de Rusia, Alexei Navalny, perdió el martes su apelación contra una nueva condena de 19 años de prisión que amplía su pena total a más de 30 años.
Tras una vista, cerrada a los medios de comunicación a pesar de las protestas de Navalny y sus abogados, el líder de la oposición, vestido con su uniforme negro de presidiario, escuchó al juez Viktor Rogov repasar la lista de sus condenas antes de comunicarle que su pena no había cambiado.
Navalny, de 47 años, enfrenta ahora el traslado a una colonia penitenciaria de "régimen especial", el grado más duro del sistema penal ruso, con la perspectiva de permanecer allí hasta pasados los 70 años.
El líder opositor rechaza todos los cargos que se le imputan, que a lo largo de los años han ido desde fraude y desacato al tribunal hasta una serie de actividades "extremistas", como sus críticas al presidente Vladimir Putin.
Daniel Kholodny, técnico de televisión que trabajaba para Navalny, fue condenado a ocho años de cárcel en agosto en el marco del mismo juicio. Su recurso también fue rechazado el martes.
"¡Alexei, nos vemos!", gritó Kholodny cuando el juez terminó de hablar. Navalny respondió con un gesto de la mano.
"Para todos nosotros -sus colegas y amigos- esto es un dolor constante", publicó Leonid Volkov, ayudante de Navalny, en X, antes Twitter. "Y un reto constante: cada día hacer todo lo posible para destruir al maníaco del Kremlin".
El Kremlin ha intentado presentar a Navalny como políticamente irrelevante, y Putin se empeña en no pronunciar nunca su nombre.
Moscú lo ha tachado de extremista y, sin aportar pruebas, de marioneta de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense.
Navalny es, con diferencia, la figura más conocida de la fragmentada oposición rusa, y sus partidarios lo presentan como un Nelson Mandela que algún día saldrá de la cárcel para dirigir el país.