Un matrimonio sería la primera partida de cubanos que regresa a la isla este lunes, del grupo de 76 antillanos que desde abril se encuentra en un viejo campamento en Los Planes, provincia panameña de Chiriquí y que se ha acogido al plan de retorno voluntario presentado por el gobierno del presidente Juan Carlos Varela, informó CARITAS.
Fuentes cercanas al grupo de migrantes identificaron a la pareja que forman Yudith Felizola y su esposo Julio, como los primeros retornados a Cuba. Ambos vuelan a las 3:00 PM con la aerolínea Copa.
“Las autoridades del Servicio de Inmigración así me lo han comunicado, además me advirtieron que el proceso de repatriación voluntaria, como lo denominan, demorará varias semanas, dijo a Martí Noticias, Xiegdel Candanedo, de la Pastoral Social CARITAS en Chiriquí.
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El laico indicó que según la información recibida, la repatriación se efectuará por pequeños grupos cada lunes. “Se supone que todos los lunes salga un grupo de cinco o de diez, en dependencia de lo que ha convenido el gobierno con la aerolínea y ese proceso no ha sido bien recibido por los migrantes que dicen estar desesperados y desean regresar juntos, dijo el representante de CÁRITAS en la zona.
Con la salida del matriomio este lunes, quedan en el campamento 74 personas, entre ellos 11 mujeres, dos embarazadas, de 5 y 3 meses, y un menor de 11 años.
"Me cuentan que el matrimonio salió primero porque está a punto de vencerse el tiempo de residencia en el exterior de dos años. Si se pasaban, el gobierno cubano no los aceptaba de regreso", dijo una fuente que pidió no ser identificada.
Martí Noticias conoció por una fuente que pidió el anonimato que entre los 76 hay un migrante que fue operado de cáncer pulmonar en Cuba y en las últimas semanas ha venido presentando serios problemas de salud.
“Tiene un solo pulmón y está pidiendo que se priorice su regreso porque no quiere ser atendido por médicos en el país istmeño”, agregó las fuente.
En declaraciones a la prensa panameña, el Ministro de Seguridad, Alexis Betancourt, dijo que esta semana se procede con la movilización de aquellos (cubanos) que aceptaron regresar voluntariamente a su país.
Según el titular, los migrantes tienen tres opciones, “regresar al país desde donde entraron a Panamá, regresar voluntariamente a Cuba o ser deportados a la fuerza”.
Por su parte, el viceministro de seguridad, Jonathan del Rosario explicó: “Para estos migrantes irregulares no existe otro camino en la ley debido a que su ingreso al país fue ilegal a través de trochas, no existe ninguna opción migratoria de las que contempla la ley y la Constitución”.
Detalló que este proceso ha tomado tiempo debido a que han tenido que hacer averiguaciones y conversaciones con los representantes de Cuba en el Consulado de la Embajada, con el objetivo de cumplir con las normas.
El gobierno de Panamá entregará a los cubanos un capital de $ 1,600 dólares para iniciar un negocio privado en la isla, y podrían acceder a una visa de entradas múltiples a Panamá que se otorgaría en el Consulado de ese país en La Habana.
El Ministerio de Seguridad Pública (Minseg), anunció el 11 de abril, el traslado de más de 350 migrantes irregulares cubanos de las instalaciones de Cáritas Panamá en la ciudad capital, al albergue de Los Planes en Gualaca, provincia de Chiriquí, luego de una reunión del presidente Varela con el cardenal José Luis Lacunza y el arzobispo metropolitano, monseñor José Domingo Ulloa.
Solo 129 antillanos fueron llevados a Chiriquí, pero en el transcurso de más de 4 meses, 53 decidieron continuar rumbo norte. Algunos permanecen en el territorio de Costa Rica, o entre el país tico y Nicaragua, otros han logrado llegar a Nuevo Laredo, México, y entregarse en la frontera con EE.UU., presentando casos de miedo creíble a regresar a Cuba.
El pasado viernes 18 de este mes, el Servicio Nacional de Inmigración expulsó del país a 13 cubanos de un grupo de 14 que se encontraba retenido en la prisión paras extranjeros indocumentados, Altos de Curundú, en Ciudad de Panamá.
Custodiados y esposados fueron conducidos hasta la frontera con Colombia, país desde donde habían ingresado.
La movilización se produjo después de que los migrantes denunciaran a Televisión Martí las precarias condiciones carcelarias, la desatención por parte del gobierno de sus respectivos casos (algunos llevaban recluidos hasta 8 meses) y en medio de una huelga de hambre.
La operación se realizó días antes de que una delegación del Subcomité de Naciones Unidas contra la tortura visitara centros penitenciarios panameños para evaluar el trato que reciben los reclusos.