Cientos de fieles participaron hoy en Varsovia en la conmemoración del 30 aniversario del entierro del sacerdote Jerzy Popieluszko, asesinado en 1984 por la policía comunista por su oposición al régimen y considerado uno de los símbolos de la lucha del movimiento Solidaridad.
El 3 de noviembre de 1984, alrededor de 800.000 personas y un millar de sacerdotes desafiaban la prohibición de las autoridades para desfilar en el cortejo fúnebre que acompañó al religioso muerto, una manifestación silenciosa que puso en jaque al comunismo polaco.
Popieluszko fue beatificado en 2010 "como ejemplo de la defensa de los derechos y de la dignidad humana" y "como modelo del diálogo y la reconciliación", dijo durante el acto de beatificación el entonces arzobispo metropolitano de Varsovia, Kazimierz Nycz.
Hoy se ha convertido en un símbolo por su apoyo a la oposición democrática en la Polonia comunista y por sus "misas por la patria" durante la ley marcial, al inicio de los años ochenta, cuando utilizaba el púlpito para criticar a la dictadura comunista y clamar por la libertad, en unas homilías llenas de referencias al entonces papa polaco Juan Pablo II.
Su actitud de lucha y su gran capacidad de influir en los fieles desde su parroquia de Varsovia acabó con la paciencia del régimen, que ordenó su secuestro y asesinato en octubre de 1984. La aparición de su cuerpo sin vida en una represa, golpeado y torturado, provocó conmoción en Polonia e indignación en la comunidad internacional y resquebrajó definitivamente el poder del gobierno comunista polaco que, cinco años después, cayó
definitivamente.