El médico cubano Adrián Pupo Ojeda, secuestrado en Tapachula, México, durante su travesía migratoria hacia Estados Unidos y liberado el sábado, relató a Martí Noticias el horror que vivió en su cautiverio y recomendó a otros inmigrantes no realizar la peligrosa travesía a la que él se sometió.
“Fue una experiencia muy, muy dura… uno nunca se prepara para una situación tan peligrosa”, dijo, todavía con temor por lo que le sucedió. Los secuestradores lo mantuvieron retenido en una habitación, amenazándolo y exigiendo dinero a su familia en Cuba mediante videollamadas.
En un video enviado desde Cuba a esta redacción, los ancianos padres de Pupo Ojeda suplicaron a los secuestradores no hacerle daño a su hijo, que dejó en la isla a su esposa y hijo pequeño.
“Pensaba que podía perder la vida en cualquier momento, que no iba a volver a ver a mi familia, ni la luz del sol”, expresó el doctor.
Pupo, de 28 años, es originario de Puerto Padre, Las Tunas, y dejó su trabajo como médico en Cuba para emprender el viaje a Estados Unidos, con la esperanza de dar a su hijo pequeño y a su familia una vida mejor.
Lee también Más de 4.800 migrantes han muerto en la frontera sur de EEUU en 10 añosCon la crisis migratoria cubana, las bandas criminales han incrementado los secuestros de migrantes en México, exigiendo grandes sumas de dinero a sus familias en EEUU. En el caso de Pupo, los secuestradores, inicialmente, pidieron $10,000, pero tras negociaciones y donaciones de la comunidad lograron reunir unos $5,000, con los cuales fue finalmente liberado.
Las autoridades rechazan el pago de rescates a secuestradores porque incentiva a otros a cometer crímenes. Tampoco es garantía de que la persona sea liberada.
Pupo advirtió a otros migrantes sobre los peligros de la travesía y sugirió que se informen bien antes de intentar cruzar. “No se lo recomiendo a nadie… que se documenten bien y busquen la mejor opción para no pasar por esto tan duro”, concluyó.
El médico dijo que planea abandonar México lo antes posible, debido al temor constante de posibles represalias, y espera poder continuar su viaje hacia Estados Unidos.
Cuba vive una de las peores crisis de su historia lo que ha elevado la emigración a niveles históricos. Más de 700,000 cubanos han llegado a Estados Unidos en los últimos cuatro años y el panorama en la isla sigue siendo desolador, con cortes constantes de energía eléctrica y un incremento de la represión ante las protestas populares.