Le toca a los Castro decidir la solucion humanitaria recíproca
El contratista estadounidense, Alan Gross, solicitó un gesto humanitario al gobernante Raúl Castro para que le permita visitar a su madre, Evelyn Gross, de 89 años de edad, quien padece de un cáncer inoperable en ambos pulmones.
“Como usted puede imaginar, Alan y ella sufren la tortura diaria de pensar que quizás no volverán a verse, y el deseo final de ella es poder ver a su hijo antes de perder la batalla contra el cáncer”, explicó la carta de Gross hecha pública por la AFP.
En una carta dirigida a Castro y firmada por el asesor de Gross y abogado de Peter J. Kahn, del bufete Williams and Connolly, se indica que la situación de salud de ella ha empeorado.
La petición del contratista norteamericano de permanecer dos semanas junto a su madre a cambio de retornar a la Isla a cumplir su condena es avalada por el Departamento de Estado y por la delicada situación de salud de su hija quien con 27 años también fue diagnosticada y recibe tratamiento contra el cáncer.
Gross, de 62 años de edad, quien ha perdido más de cien libras en cautiverio y sufre una artritis crónica que le causa una parálisis parcial, le invirtió los papeles a La Habana, la cual varias veces ha hablado de una “solución humanitaria” sobre una base “recíproca”.
La solicitud de Alan es similar a la del espía cubano, René González, quien cumple sentencia en probatoria en la Florida, y cuyo hermano sufre un cáncer terminal en Cuba.
“Como usted puede imaginar, Alan y ella sufren la tortura diaria de pensar que quizás no volverán a verse, y el deseo final de ella es poder ver a su hijo antes de perder la batalla contra el cáncer”, explicó la carta de Gross hecha pública por la AFP.
En una carta dirigida a Castro y firmada por el asesor de Gross y abogado de Peter J. Kahn, del bufete Williams and Connolly, se indica que la situación de salud de ella ha empeorado.
La petición del contratista norteamericano de permanecer dos semanas junto a su madre a cambio de retornar a la Isla a cumplir su condena es avalada por el Departamento de Estado y por la delicada situación de salud de su hija quien con 27 años también fue diagnosticada y recibe tratamiento contra el cáncer.
Gross, de 62 años de edad, quien ha perdido más de cien libras en cautiverio y sufre una artritis crónica que le causa una parálisis parcial, le invirtió los papeles a La Habana, la cual varias veces ha hablado de una “solución humanitaria” sobre una base “recíproca”.
La solicitud de Alan es similar a la del espía cubano, René González, quien cumple sentencia en probatoria en la Florida, y cuyo hermano sufre un cáncer terminal en Cuba.