Una botella de agua y una mochila con un destornillador y tornillos dentro, era todo lo que llevaba con él Henry Vergara, uno de los tres jóvenes cubanos que se atrevieron a emigrar de Cuba en tablas de surf.
No solo es el primer cubano en atravesar el estrecho de la Florida y llegar a costas de Estados Unidos en tabla de surf, sino que usó un teléfono inteligente para guiarse durante todo el trayecto. Henry Vergara Negrín, de 24 años, confirma este y otros detalle de su aventura en el programa 1800 Online, de Radio Martí.
Una botella de agua y una mochila con un destornillador y tornillos dentro por si se averiaba la tabla, era todo lo que llevaba con él. Ni comida ni chaleco salvavidas. Vestía una licra de mangas largas para protegerse del sol y compensar el cuerpo con el frío del agua, y un short de surf.
“Yo estaba muy seguro de lo que estaba haciendo y tenía mucha conciencia, que fue lo que me trajo hasta aquí. Estaba muy bien preparado psicológicamente, sabía cómo era el medio, cómo era el mar y (…) gracias a Dios y suerte que tuve que no empeoró el tiempo, explicó durante la entrevista sobre la decisión de emprender tan arriesgado trayecto.
Vergara, junto a dos amigos, Armando y Duarta, cada uno en su tabla, salieron de Jibacoa, en Santa Cruz del Norte, el martes 19 de febrero a las 9 de la mañana y se mantuvieron juntos hasta llegar al estrecho de la Florida cuando la altura de las olas, de hasta 20 metros, les obligó a separarse.
Henry, quien ha practicado windsurf por años, eligió partir de Jibacoa por estar en línea recta con los cayos de La Florida: “para el tipo de tabla que yo tengo era perfecto”, detalla el joven surfista, quien puso especial cuidado en conocer la dirección e intensidad de las corrientes marinas y el viento.
“Yo tenía un equipo bastante rápido, sabía controlarlo, sabía que iba a ser muy rápido (…) y decidí que ellos salieran adelante. Me adelantaba, me volvía a echar para atrás. Hasta llegar al estrecho de la Florida, que los vientos eran muy fuertes y prácticamente la visión es nula. Ahí nos separamos, relató.
Su teléfono inteligente fue “su salvación”, como dijera él mismo en varias ocasiones, Durante breves pausas en el camino sacaba de su mochila un móvil para consultar la aplicación de GPS llamada Navitel, que le servía de brújula.
Sobre la emoción que experimentó al avistar tierra firme, y sobre todo al saberse en tierra estadounidense, cuenta: “Sentí como si hubiera nacido otra vez. La vi y nadie me la iba a quitar.”
La travesía le tomó poco más de 9 horas hasta su desembarco por el Reach Resort de Cayo Hueso. Los empleados del hotel “primero estaban en shock -recuerda- luego me brindaron una toalla, porque tenía frío, agua, y enseguida pedí que llamaran al 911, para que fueran a rescatar a mis amigos”.
En el caso de Vergara y otro de los jóvenes, identificado como Armando, no volvieron a encontrarse hasta coincidir en un hospital local de Key West. Ambos se acogieron a la ley de “pies secos, pies mojados.”
El tercer surfista, Duarta, interceptado por las autoridades norteamericanas cuando estaba a la deriva en el mar, será repatriado a Cuba, y los que permanecen en Estados Unidos no han vuelto a tener contacto con él.
Además de un leve resfriado, que empeoró con el tiempo en el mar, el obvio cansancio, y una impactante historia, Vergara ha quedado con nuevos proyectos para el futuro: “estudiar, seguir adelante en el deporte y traer a mi familia para acá”.
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