“Pudiéramos hablar de la página de Yoani Sáchez y otras de cubanos que son censuradas y a las que no se puede acceder libremente en los puntos de internet que brinda el gobierno”, dice Anyer Antonio Blanco.
El gobierno cubano justifica la implementación de redes sociales internas argumentando que similares como Twitter y Facebook censuran a usuarios de la isla.
Y promociona entonces a plataformas (Punto CU, La Tendedera y Reflejos) como contraparte a supuestos ataques en fechas significativas para la propaganda ideológica. Citan los desfiles por el 1ro de mayo, donde “desaparecen con frecuencia los tuits o hay un bloqueo masivo de las portadas que a veces coincide con fechas memorables para los isleños”, asegura el rotativo oficial Granma.
“Es hipócrita y cómico a la vez”, dice Anyer Antonio Blanco, dirigente juvenil de la opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU). La ecuación se invierte cuando este activista ofrece los testimonios de cómo los mecanismos de control gubernamental anulan las cuentas de los disidentes: “Pudiéramos hablar de la página de Yoani Sáchez y otras de cubanos que son censuradas y a las que no se puede acceder libremente en los puntos de internet que brinda el gobierno”, añade.
Las noticias de activistas de derechos humanos de que sus teléfonos quedan fuera de circulación, son comunes. Fechas como el natalicio de José Martí o el Día Internacional de los Derechos Humanos, celebradas por integrantes de la sociedad civil independiente y en las que ocurren decenas de detenciones y abusos policiales, se prestan para que la Seguridad del Estado, en coordinación con la empresa telefónica estatal ETECSA, dejen sin servicio los móviles de los opositores, aseguran varios de estos.
“No tenemos una internet en el teléfono, hay que acceder a un punto de conexión que cuesta 4.50 (CUC) la hora. Los cubanos no pueden dedicar el 30 % de su salario a una hora en las redes sociales, por eso no le creemos”, concluyó Anyer Antonio.
Seguir las reglas
Pablo Morales Marchán es un ciber-activista. De periodista independiente a la usanza (escribir para páginas web establecidas en el exterior) ha pasado a apoyarse también en Facebook, por ello se siente con derecho a opinar sobre los anuncios de “nuevas alternativas de redes sociales”, como dice el diario comunista.
“Ellos vuelven a tergiversar esta situación. Quieren hacer ver que esos mensajes que supuestamente se emiten en las redes sociales, con falsas identidades, pertenecen a cubanos reales, y no es más que el aparato de contrainteligencia, implementando un plan de legitimación para un sistema que perdió hace tiempo su legitimidad”, asegura.
Las normas de ética y privacidad en estas y otras redes exigen confirmación de identidad, ya sea por e-mail o mensajes de texto, cuando sus administradores notan alguna anormalidad, envían advertencias de manera automática. Por lo que no sería extraño que se den señales de alerta cuando desde una misma dirección IP estén twitteando 200 ó 300 cuentas exigiendo la libertad de "Los 5"; espías cubanos presos en cárceles norteamericanas.
“Son ellos los que se hacen pasar por ciudadanos de a pie”, aclara Morales Marchán. “En Cuba nadie tiene para sí internet a full time. Vale 4.50 CUC la hora, es inconcebible que un cubano gaste este dinero para estar twitteando a favor del sistema, cuando su salario no le alcanza para comer. Es contradictorio que un cubano de a pie, gaste dinero en defender a un sistema que lo tiene muriéndose de hambre”, finalizó Marchán.
Y promociona entonces a plataformas (Punto CU, La Tendedera y Reflejos) como contraparte a supuestos ataques en fechas significativas para la propaganda ideológica. Citan los desfiles por el 1ro de mayo, donde “desaparecen con frecuencia los tuits o hay un bloqueo masivo de las portadas que a veces coincide con fechas memorables para los isleños”, asegura el rotativo oficial Granma.
“Es hipócrita y cómico a la vez”, dice Anyer Antonio Blanco, dirigente juvenil de la opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU). La ecuación se invierte cuando este activista ofrece los testimonios de cómo los mecanismos de control gubernamental anulan las cuentas de los disidentes: “Pudiéramos hablar de la página de Yoani Sáchez y otras de cubanos que son censuradas y a las que no se puede acceder libremente en los puntos de internet que brinda el gobierno”, añade.
Las noticias de activistas de derechos humanos de que sus teléfonos quedan fuera de circulación, son comunes. Fechas como el natalicio de José Martí o el Día Internacional de los Derechos Humanos, celebradas por integrantes de la sociedad civil independiente y en las que ocurren decenas de detenciones y abusos policiales, se prestan para que la Seguridad del Estado, en coordinación con la empresa telefónica estatal ETECSA, dejen sin servicio los móviles de los opositores, aseguran varios de estos.
“No tenemos una internet en el teléfono, hay que acceder a un punto de conexión que cuesta 4.50 (CUC) la hora. Los cubanos no pueden dedicar el 30 % de su salario a una hora en las redes sociales, por eso no le creemos”, concluyó Anyer Antonio.
Seguir las reglas
Pablo Morales Marchán es un ciber-activista. De periodista independiente a la usanza (escribir para páginas web establecidas en el exterior) ha pasado a apoyarse también en Facebook, por ello se siente con derecho a opinar sobre los anuncios de “nuevas alternativas de redes sociales”, como dice el diario comunista.
“Ellos vuelven a tergiversar esta situación. Quieren hacer ver que esos mensajes que supuestamente se emiten en las redes sociales, con falsas identidades, pertenecen a cubanos reales, y no es más que el aparato de contrainteligencia, implementando un plan de legitimación para un sistema que perdió hace tiempo su legitimidad”, asegura.
Las normas de ética y privacidad en estas y otras redes exigen confirmación de identidad, ya sea por e-mail o mensajes de texto, cuando sus administradores notan alguna anormalidad, envían advertencias de manera automática. Por lo que no sería extraño que se den señales de alerta cuando desde una misma dirección IP estén twitteando 200 ó 300 cuentas exigiendo la libertad de "Los 5"; espías cubanos presos en cárceles norteamericanas.
“Son ellos los que se hacen pasar por ciudadanos de a pie”, aclara Morales Marchán. “En Cuba nadie tiene para sí internet a full time. Vale 4.50 CUC la hora, es inconcebible que un cubano gaste este dinero para estar twitteando a favor del sistema, cuando su salario no le alcanza para comer. Es contradictorio que un cubano de a pie, gaste dinero en defender a un sistema que lo tiene muriéndose de hambre”, finalizó Marchán.
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