Las arcas cubanas se han ensanchado con buena parte de los 521 millones de dólares invertidos por Venezuela como pago por la modernización del sistema de identidad ordenado por el gobierno bolivariano, según un reportaje del diario El Nacional, de Caracas.
La tarea ha sido emprendida, afirma el rotativo, por José Lavandero, vicerrector de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) de La Habana y un equipo del Ministerio de Informática y Comunicaciones de Cuba, área a cargo del comandante Ramiro Valdés Menéndez, un conocido artífice de la inteligencia militar en la isla.
La Misión Identidad, impulsada en 2003 por el fallecido presidente Hugo Chávez Frías ha contado con la etapa de resolución de problemas tecnológicos con el acuerdo con la cubana Copextel (a cargo de Valdés) y otra donde incluyeron el ‘pasaporte electrónico’ para terminar en un monto aproximado de 226 millones de dólares. Las inclusiones de presupuesto se han ido sucediendo con frecuencia hasta los 521 antes mencionados.
Malas reseñas
El mayor impacto de quejas y críticas negativas ha tocado al Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME), quien recibió primero créditos adicionales del Fondo Nacional de Desarrollo y luego de la propia Misión Identidad.
En la sede del SAIME se encuentran amontonadas las tarjetas y “algunas de las impresoras ya están dañadas sin haber sido usadas”, dijeron fuentes anonimas a El Universal.
En Caracas han sopesado la idea de cambiar el soporte tecnológico de la holandesa Gemalto por uno proveniente de China, achacándole a la primera todo el retraso en la salida del producto identitario.
Con una similitud pasmosa con el ‘secretismo’ a la cubana, el director del SAIME, Juan C. Dugarte se negó a ser entrevistado por la publicación caraqueña y pidió “tiempo adicional para responder”.
Los hombres duros tras los votos
A diferencia de los años ’60 del pasado siglo, cuando los guerrilleros cubanos animaron a sus pares en América Latina, y especialmente en Venezuela (Machurrucuto, 1967; General Arnaldo Ochoa), la intromisión viene de la mano del mismo ‘hombre duro’ que representa Ramiro Valdés, pero por las artes de la cibernética y la informatización controlada.
Al frente de los informáticos cubanos en la patria de Bolívar, José Lavandero García debe sentirse como chico con juguete nuevo. Ahora está a punto de cumplir 70 años, recibe órdenes de Valdés Menéndez, tuvo el beneplácito del finado Chávez Frías para la creación del Proyecto Identidad y como prueba de su alta implicación en la arquitectura de los documentos de identificación venezolanos aparece un casillero en la última revisión del SAIME en 2006: “Aprobado por José Lavandero”.
Las investigaciones emprendidas para rastrear las operaciones de Lavandero en Caracas dan cuenta de los testimonios del ex asesor del Ministerio del Interior en aquel país, Anthony Daquin: “En 2001 estaba interesado en saber cómo eran nuestros registros, qué era un registro principal, secundario, de identidad. Quería saber qué sistemas necesitaba manejar”, mientras que al físico Luis Núñez no le caben dudas de su influencia “Vino con una docena de programadores de la UCI y han desarrollado las principales bases de datos de las cédulas y los pasaportes”.
El ex guerrillero Héctor Pérez Marcano apunta directo a la diana: “Los cubanos diseñaron el Saime, porque si tienen el control de ese sistema pueden manipular también el Registro Electoral y ese era su interés”.
La tarea ha sido emprendida, afirma el rotativo, por José Lavandero, vicerrector de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) de La Habana y un equipo del Ministerio de Informática y Comunicaciones de Cuba, área a cargo del comandante Ramiro Valdés Menéndez, un conocido artífice de la inteligencia militar en la isla.
La Misión Identidad, impulsada en 2003 por el fallecido presidente Hugo Chávez Frías ha contado con la etapa de resolución de problemas tecnológicos con el acuerdo con la cubana Copextel (a cargo de Valdés) y otra donde incluyeron el ‘pasaporte electrónico’ para terminar en un monto aproximado de 226 millones de dólares. Las inclusiones de presupuesto se han ido sucediendo con frecuencia hasta los 521 antes mencionados.
Malas reseñas
El mayor impacto de quejas y críticas negativas ha tocado al Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (SAIME), quien recibió primero créditos adicionales del Fondo Nacional de Desarrollo y luego de la propia Misión Identidad.
En la sede del SAIME se encuentran amontonadas las tarjetas y “algunas de las impresoras ya están dañadas sin haber sido usadas”, dijeron fuentes anonimas a El Universal.
En Caracas han sopesado la idea de cambiar el soporte tecnológico de la holandesa Gemalto por uno proveniente de China, achacándole a la primera todo el retraso en la salida del producto identitario.
Con una similitud pasmosa con el ‘secretismo’ a la cubana, el director del SAIME, Juan C. Dugarte se negó a ser entrevistado por la publicación caraqueña y pidió “tiempo adicional para responder”.
Los hombres duros tras los votos
A diferencia de los años ’60 del pasado siglo, cuando los guerrilleros cubanos animaron a sus pares en América Latina, y especialmente en Venezuela (Machurrucuto, 1967; General Arnaldo Ochoa), la intromisión viene de la mano del mismo ‘hombre duro’ que representa Ramiro Valdés, pero por las artes de la cibernética y la informatización controlada.
Al frente de los informáticos cubanos en la patria de Bolívar, José Lavandero García debe sentirse como chico con juguete nuevo. Ahora está a punto de cumplir 70 años, recibe órdenes de Valdés Menéndez, tuvo el beneplácito del finado Chávez Frías para la creación del Proyecto Identidad y como prueba de su alta implicación en la arquitectura de los documentos de identificación venezolanos aparece un casillero en la última revisión del SAIME en 2006: “Aprobado por José Lavandero”.
Las investigaciones emprendidas para rastrear las operaciones de Lavandero en Caracas dan cuenta de los testimonios del ex asesor del Ministerio del Interior en aquel país, Anthony Daquin: “En 2001 estaba interesado en saber cómo eran nuestros registros, qué era un registro principal, secundario, de identidad. Quería saber qué sistemas necesitaba manejar”, mientras que al físico Luis Núñez no le caben dudas de su influencia “Vino con una docena de programadores de la UCI y han desarrollado las principales bases de datos de las cédulas y los pasaportes”.
El ex guerrillero Héctor Pérez Marcano apunta directo a la diana: “Los cubanos diseñaron el Saime, porque si tienen el control de ese sistema pueden manipular también el Registro Electoral y ese era su interés”.