La maquinaria propagandista del régimen de La Habana no descansa. Ahora está centrada en su deseado levantamiento del embargo norteamericano y en la alianza con este país para enfrentar el ébola, en África occidental.
Ya ha logrado que medios de prensa internacionales den como ejemplo el de Cuba en la colaboración internacional contra la pandemia. Entre estos medios, El País, un periódico tan influyente en el mundo hispano tituló: "Cuba se coloca a la vanguardia en la lucha contra el ébola".
El lector poco informado podría pensar que es todo un mérito que un país tan pequeño, y con tan pocos recursos económicos, envie contingentes de médicos a países afectados, a la par de naciones tan potentes como el propio Estados Unidos. El filón le vino como anillo al dedo al gobernante Raúl Castro, atareado como está en la búsqueda de un acercamiento diplomático con su vecino del norte, sin que dentro de la propia isla dé señales de una mejora de los Derechos Humanos y de un respeto a sus disidentes.
Por las maniobras que ha comenzado en estos últimos meses, tal parece que el tiempo se le acaba al régimen de La Habana. Sin dar siquiera una pista de su salida al caso de Alan Gross, contratista norteamericano encarcelado en Cuba, y con la campaña por sus espías presos en Estados Unidos agotada, ahora el ébola, tema muy sensible, le viene como anillo al dedo.
Lo que no dice prensa tan influyente como El País –o al menos no vincula con el elogio al envío de médicos cubanos a África– es que en la isla los profesionales de la salud no se alistan voluntariamente, sino bajo coacción, subliminal o expresa.
Primero ha sido la noticia del envío de contingentes médicos cubanos a Sierra Leona, Guinea y Liberia. Ahora el contagio de uno de sus enviados, precisamente un profesional que ha servido de soporte contra la disidencia interna.
Los nombres de los primeros contagiados con ébola han hecho eco en la prensa mundial. Sin siquiera buscar demasiado, viene a la mente el de la enfermera española Teresa Romero, ya recuperada y en casa. ¿Cómo el Gobierno cubano no va a tener un nombre propio reverberando en las redes de la información? Y ya lo tiene.
Aunque parezca cruel e incomprensible, no sería muy disparatado pensar que al castrismo le conviene el contagio con ébola de uno de sus médicos. El doctor Félix Báez ya ha pasado a la categoría de héroe y pronto su nombre alcanzará grandes titulares en la prensa oficialista. Tal vez, como ha sido costumbre allí, podrían inaugurar con él una escuela o cualquier centro público.
Es un juego político tan viejo como la historia de esa dictadura. Hoy, los comunicadores del régimen comenzaron a divulgar por las redes sociales la carta del hijo, llamado Alejandro, que ha sido publicada oportunamente por el sito en internet Cubadebate.
Ya pasó con Elián, el niño balsero. Entonces fue al revés: el padre habló al mundo desde el lado del Gobierno de La Habana.
Ahora la mesa está servida otra vez. Queda por ver si habrá o no repatriación del médico. De momento, ha sido enviado a Ginebra, Suiza, en avión estadounidense.