Los cancilleres de Centroamérica, Colombia, Cuba, Ecuador y México se reúnen este martes en El Salvador para buscar una salida a la crisis de miles de cubanos varados en la frontera de Costa Rica con Nicaragua, un episodio que ha disparado la tensión entre ambos vecinos.
El destino de tránsito de los más de 3.000 cubanos que ya tienen visa costarricense, aglutinados en condiciones precarias en albergues temporales en suelo tico, se juega en la mesa diplomática del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), cuya sede Pro-Témpore la alberga San Salvador de julio a diciembre del año en curso.
Los cancilleres de 11 países de América Latina, más Cuba, ya están citados para la urgente reunión.
El tema será abordado por la Comisión de Seguridad del SICA, que la integran El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Belice, Panamá, República Dominicana y Costa Rica, donde también estarán presentes Colombia, Ecuador y México, más el canciller de La Habana, a quien Nicaragua sentará en su mesa.
Según el canciller tico Manuel González, hasta el lunes el país había otorgado 3.069 visas extraordinarias de tránsito y se prevé entregar hoy unas 250 más a cubanos que siguen llegando a Costa rica por Paso Canoas, frontera con Panamá, en la tercera etapa de un peligroso viaje que arranca en Ecuador, atraviesa Colombia y recorre todo el pasillo centroamericano hasta la frontera México-EEUU.
"Hoy amanecen en Paso Canoas 409 personas, más de 200 que han quedado de ayer y las nuevas que han llegado hoy. La inquietud va por el orden de que eso no cesa y apostando a la reunión de mañana que es a lo que apostó Costa Rica, que es procurar ese paso seguro entre todos los países que estamos en medio del origen y del destino de este desplazamiento", declaró el lunes al programa radial local Nuestra Voz la directora de Migración costarricense, Kathya Rodríguez.
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Según el Gobierno tico, 2.135 cubanos permanecen en 11 albergues situados en la región fronteriza con Nicaragua, cuya asistencia humanitaria ronda los 60 millones de colones diarios, más de 110.000 dólares.
"Es un problema de comunicación entre los países. Creo que ninguno de los involucrados en este problema tiene una actitud indiferente ante la inmigración", dijo a la agencia Reuters la secretaria general del SICA, Marina Velásquez de Avilés.
Costa Rica insistió el lunes en que la solución inmediata es que Managua "quite el tapón" y permita el paso de los cubanos, a los que el Ejército expulsó de su territorio el 15 de noviembre, llegando a emplear gases lacrimógenos.
"Dilatar esto va en perjuicio de las personas que vienen en camino y que ya están en Costa Rica. No es perjuicio para Costa Rica y la gran mayoría, con excepción de Nicaragua, lo han entendido.
El problema lo tenemos todos (los países)", dijo el canciller González a periodistas.
"(Los nicaragüenses) Pueden tener una posición distinta, pero es una posición equivocada", agregó el diplomático.
Por su parte, el Gobierno del excomandante guerrillero Daniel Ortega, cercano aliado de La Habana, acusó a Costa Rica de alentar a los cubanos a entrar ilegalmente en su territorio y lo responsabilizó por la crisis, originada tras el desmantelamiento de una banda de traficantes que dejó varados a los migrantes al cambiar súbitamente la política de tolerancia de Managua.
Daniel Ortega se reunió la semana pasada con el canciller cubano, Bruno Rodríguez, para repasar asuntos bilaterales y "sobre el tema migratorio", dijo el lunes la portavoz del Gobierno y primera dama Rosario Murillo. Pero no dio más detalles.
Rodríguez también se entrevistó la semana pasada con el presidente de Ecuador, Rafael Correa, aunque no trascendieron los detalles de la reunión.
"Veo con esperanza, pero no con ingenuidad, esos contactos directos. (Quizás) puedan facilitar, por la influencia que tiene Cuba sobre Nicaragua, una solución. No quiero pensar que haya sido para desatar una fuerza en sentido contrario", dijo al respecto el canciller costarricense.
González agregó que en las conversaciones telefónicas su homólogo cubano le dijo que el Gobierno de Raúl Castro estaría dispuesto a recibir a sus ciudadanos si fueran deportados.
Cuba ha señalado a Washington como responsable último de la situación y pide la derogación de la Ley de Ajuste Cubano y de su política de "pies secos, pies mojados", que abre la residencia a los que logran pisar suelo estadounidense pero permite repatriar a los que son interceptados en el mar.
Canciller tico, esperanzado
"Yo me mantengo esperanzado, positivo de que en esta reunión los países logren tomar conciencia de la magnitud del problema que vive Costa Rica. Este no es un problema solo de Costa Rica, es un problema regional, un problema de todos, no andamos pidiendo el favor de que nos lo solucionen, sino que hay que arreglar el problema en su integralidad", añadió esta mañana por su parte el canciller González, a Nuestra Voz.
"Hoy es Costa Rica, ayer pudo ser otro país y mañana puede ser otro. Si no lo abordamos desde el punto de vista multinacional, esto va a continuar", añadió.
"Seguimos pensando que un corredor humanitario migratorio de paso seguro es lo necesario para que esta gente no sea devuelta a las garras de los coyotes. Que los países unamos esfuerzo para que ese paso sea controlado, seguro y documentado", dijo González.
De Nicaragua, el Canciller indicó que Costa Rica siempre ha recibido "hermetismo, indiferencia, silencio y confusión como respuesta. Estamos acostumbrados ya a tratar con esa actitud".
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"Importante es tratar este tema con mucha madurez, con mucha razón, sacarlo de la agenda binacional, hay que trasladarlo al plano que corresponde, del que nunca debió haber salido, que fue el aspecto humanitario y la perspectiva multinacional. No fuimos nosotros los que lo hicimos, no es el momento de llevar los roces bilaterales a una agenda regional, eso (después) lo tenemos que tratar y abordar entre Costa Rica y Nicaragua; pero no tiene por qué el dolor de esta gente pagar los platos rotos de las relaciones bastantes tensas que hay entre los dos países”, insistió.
"Con Nicaragua o sin Nicaragua esto se tiene que solucionar y se va a solucionar. No es posible que un país se pueda dar la arrogancia de bloquear a toda una región en una situación humanitaria como la que están viviendo estas personas, las que ya tenemos y ya vienen en camino".