"En Cuba no han funcionado ni la Helms-Burton ni el acercamiento de Obama", Jorge Olivera

El escritor y periodista Jorge Olivera.

El escritor y periodista cubano, condenado a 18 años de cárcel durante la Primavera Negra, habla a Martí Noticias de su experiencia en Harvard, del evangelismo en Cuba, del periodismo independiente y de las relaciones entre Washington y La Habana.

Aunque hemos sido amigos por más de 20 años, Jorge Olivera y quien firma esta entrevista nos pudimos estrechar por primera vez las manos apenas este martes 13 de diciembre de 2016, en Miami. Todavía guardo decenas de grabaciones de sus reportajes y comentarios con la agencia de prensa independiente Habana Press, incluidos tres que le grabé para Radio Martí el 17 de marzo del 2003, la víspera del día en que la policía política de Fidel Castro irrumpiera en su domicilio para condenarlo semanas más tarde a 18 años de cárcel en la llamada Primavera Negra cubana.

De izq. a der. Jorge Olivera y Rolando Cartaya.

Desde la prisión de Guantánamo pudo sacar los versos de su primer poemario, “Confesiones antes del crepúsculo”, que grabé y salieron al aire en la voz quebrada por el dolor de su esposa, Nancy Alfaya:

"Consigue un beso para evitar mi muerte / Róbale a la tarde un fulgor / que cubra con fuego mis penumbras".

Luego por problemas de salud que empeoraron con el cautiverio Olivera recibió una licencia extrapenal que todavía hoy lo podría devolver a la cárcel en cualquier momento. Con eso lo amenazaron en 2005 y 2006 por seguir escribiendo libremente para medios críticos como Cubanet y Primavera Digital. Y esa condición le impidió además beneficiarse inmediatamente de la reforma migratoria de 2013 que ha permitido a muchos cubanos viajar sin un permiso especial.

Jorge Olivera y su esposa Nancy Alfaya. Foto Archivo

Como el gobierno de la isla decidió en febrero pasado ofrecer a los expresos de conciencia bajo licencia extrapenal una única oportunidad para viajar, con la posibilidad legal de permanecer fuera de Cuba hasta dos años, Olivera decidió aprovecharla aceptando una beca para “Académicos en riesgo” que a sugerencia del PEN británico le ofreció la Universidad de Harvard.

De visita este cálido diciembre en la segunda ciudad del mundo con más población cubana, hablamos de muchos temas, pero como era de esperar el denominador común fue Cuba.

Miami

─De asombro en asombro. No sólo el haberme reencontrado con viejos amigos y compañeros de la causa de los 75, sino sentirme como en Cuba, por el clima y por los cubanos. Pese a la distancia y a vivir en un país de cultrura anglosajona aquí la cubanía se respira. Los cubanos han conseguido acuñar su identidad fuera de sus fronteras.

Harvard

─ Me parece importante que se haya seleccionado a un disidente cubano para este programa de Harvard, donde como en la mayor parte de las universidades de EE.UU. predomina un pensamiento liberal que tiende a defender “conquistas” de la revolución cubana como la salud pública y la educación. Sin embargo no he chocado con esa tendencia. Me he sentido con entera libertad para expresar mis puntos de vista y compartir mis experiencias de una realidad que es bastante desconocida incluso para ellos, la dura represión contra la libertad de expresión en Cuba.

El periodismo independiente ayer y hoy

─La labor de todos los comunicadores es importante cuando hay carencia de libertad de expresión, y me parece extraordinario lo que se ha logrado desde la aparición de los blogs y con el alcance de las nuevas tecnologías. Estoy de acuerdo con que el periodismo independiente que hicimos desde los años 90 (yo empecé en el 93) comenzó siendo muy militante, defensores de derechos humanos tratando de dar forma periodística a denuncias que se redactaban en viejas máquinas de escribir y se enviaban al exterior por teléfono. Pero sería injusto decir que fue solo eso. Tuvo una evolución y una profesionalización, y ya cuando ocurre la Primavera Negra la prensa independiente era, a diferencia de la prensa oficial, un reflejo genuino de su época, documentaba con calidad cómo era la vida del cubano de a pie a fines de los 90 y principios de los 2000, más allá del drama de las cárceles.

Evangelismo en Cuba

─Cuando hay un país en crisis la gente busca un refugio de los problemas existenciales creados por el sistema. Como evangélico he asistido a iglesias del llamado movimiento profético-apostólico. Ha habido una eclosión en Cuba de estas iglesias que predican la liberación y la emancipación de la persona a partir de la Palabra de Dios, que llaman a romper con los miedos y la doble moral, a actuar como nos dicten el corazón y la Palabra, en contraposición con un sistema que busca controlar al ser humano. Eso ha despertado la ira del gobierno y ha habido cierres de iglesias, acoso a los pastores. Por ejemplo, el pastor de una a la que asistí en Marianao, Jesusín (Jesús Noel Carballeda) estuvo preso. Pero a pesar de las represalias estas iglesias han crecido. En el lado negativo también hay pastores de otras iglesias que aprovechando su carisma y predicando la prosperidad se han enriquecido o endiosado. Al que no tiene dinero le piden que ofrende sus prendas de oro. Eso, que ha ocurrido en otros países, ya ha llegado a Cuba.

La oposición cubana

─Aunque algunos colegas se niegan a aceptar que Cuba ha cambiado, no es la misma. Ha cambiado poco, y son pequeños pasos condicionados por los intereses del poder y muchas veces obligados por las circunstancias. Pero hay espacios hoy que no existían cuando empecé en la prensa independiente en el 93. Por entonces viajar al exterior, por ejemplo, parecía imposible. Y la oposición debe reconocer esto y recomponer tácticas y estrategias, aprovechar las oportunidades, los resquicios, adaptar sus programas, su accionar, y su discurso. A mediano plazo es posible que el gobierno se vea obligado a ampliar esos espacios y los opositores deben estar preparados.

Cuba D.F. (después de Fidel)

“Mi Patria es todavía el lugar inhóspito/ donde el más común de los sonidos/ es el grotesco rugir de los tiranos”.

Confesiones antes del Crepúsculo

─Para el gobierno de Raúl Castro han aparecido nuevos soportes legitimadores como la admisión de Cuba en las Cumbres de las Américas, la reanudación de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, la derogación de la Posición Común de la Unión Europea sobre Cuba, la reelección de la isla al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que son manifestaciones de realpolitik y priorizan el comercio y la cooperación, relegando a segundo o tercer plano las preocupaciones sobre los derechos humanos. Esto retrasa la agenda democrática en Cuba. Le da tiempo al Partido Comunista a evolucionar a largo plazo. A corto plazo sólo veo una continuidad y a mediano o largo plazo esa evolución sin garantías de una democracia formal, con poderes separados etc. Se corre el riesgo de que degenere de totalitarismo en autoritarismo light, con un partido hegemónico y ciertos espacios, o en una seudodemocracia, con una oposición leal que dé al régimen una espuria legitimidad.

La política de EE.UU. hacia Cuba

─En Cuba no han funcionado ni la ley Helms-Burton ni el acercamiento incondicional de Obama. Los 75 fuimos detenidos bajo el gobierno de George W. Bush que apretó las clavijas del embargo. Carter y Clinton intentaron una apertura similar a la de Obama, aunque este ha ido más lejos. Pero tampoco creo que se pueda volver a cero. Para mí el cumplimiento estricto de la Helms-Burton no funcionará a menos que el embargo sea internacional, como sucedió contra el apartheid sudafricano. Tampoco me parece que Trump vaya a elevar demasiado el nivel de la confrontación. Espero que se imponga el pragmatismo americano, pero sin que Estados Unidos actúe como un legitimador gratuito de la dictadura cubana. De todos modos me parece una idea peregrina que los cubanos apostemos por que un gobierno americano vaya a convertirse en el libertador de Cuba.