La historia de la literatura cubana “postrevolucionaria” está encadenada, indisolublemente, a la represión que por décadas han ejercido los comisarios políticos para someterla a cánones ideológicos y políticos.
La censura no solo impactó a la literatura y a los escritores cubanos, sino a aquellos que decidieron obedecer, a los que se opusieron y a quienes emigraron.
La más reciente muestra del uso del arte como arma del Estado y de las instituciones culturales como controladoras y canalizadoras del contenido de cada una de las manifestaciones es la estigmatización inducida por la Seguridad del Estado del panel literario "La peor generación".
"La peor generación” es una antología que “hace alrededor de dos años venía dándome vueltas en la cabeza", escribió en Facebook Alejandro Mainegra, uno de los integrantes del grupo. El objetivo era aglutinar a autores noveles que se expresan críticamente sobre el presente y futuro de Cuba.
“La peor generación me parece un fenómeno interesantísimo que trasciende el esquema de generación literaria para establecerse como una generación histórica que se ha ido consolidando y ha logrado legitimarse a raíz del propio rechazo del poder político en Cuba a que estas voces compartan un mismo espacio”, indicó a Radio Televisión Martí, el crítico de arte y analista Raymar Aguado.
“La propia validación de muchas personas que se sienten identificadas con esa generación, que sienten su discurso, que les late cerca porque la peor generación ha vivido procesos importantísimos dentro de los últimos años. Por enumerar, la mayoría de los involucrados, éramos jóvenes o adolescentes cuando la muerte de Fidel Castro, que era el paradigma principal del gobierno cubano y de lo que se conoce como la Revolución Cubana”, apuntó Aguado y agregó:
“Al mismo tiempo vimos cómo se normalizaron y se vio nuevamente el retroceso en las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. Somos la generación que vivió la pandemia, la generación donde muchos protagonizaron un 11 de mayo, un 27 de noviembre o un 11 de julio”.
Aguado se refiere a la Marcha de la Comunidad LGBTI el 11 de mayo de 2019, a la protesta de intelectuales y artistas frente al Ministerio de Cultura, el 27 de enero de 2021 y al levantamiento popular del 11 de julio de 2021.
“La generación que ha visto el recrudecimiento del bloqueo y que lo sufre todavía, la generación que ha visto cómo se normaliza la represión por parte de los órganos del Estado y ha sufrido la censura, pero ya sin máscara por parte de la institucionalidad, ya es una censura abierta”, señaló.
“Somos la generación que también hemos tenido el acceso a las redes sociales para hacer más extensiva la voz. La generación que vio cómo se aprobó un Código de la Familia, que es muy congruente a todas las narrativas que propone esta peor generación”.
“Sobre todo el nexo que más comparten los escritores de la peor generación es el que representa una resistencia creativa en un contexto hostil donde crear es cada vez más complicado y donde la censura y la parametrización y ciertas arbitrariedades que cometen la institucionalidad, y el poder político en Cuba, empañan las prácticas de estas personas. La peor generación ya es un hecho y la historia se encargará de colocarla en el lugar que le corresponde”, recalcó.
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Como el libro no contaba con el apoyo de las editoriales oficiales, decidieron presentarlo a través de un panel el 15 de octubre, en La Madriguera, centro patrocinado por la Asociación Hermanos Saíz (AHS), pero el evento fue cancelado. A esto siguió la renuncia de su principal organizador, Raymar Aguado, entonces especialista de Artes Visuales y Crítica de la Asociación Hermanos Saíz.
“Nunca se me había suspendido un evento y menos por temas políticos, por más que abordaran temáticas críticas a políticas culturales, etc. Nunca había yo padecido dentro de la AHS un episodio de censura y menos bajo la justificación infame que me dieron, que fue que no estaban dispuestos a abrir las puertas a ciertas personas que formaban parte del panel”, detalló el crítico.
“Por lo tanto, se me creaba un dilema ético muy grande: ser partícipe, de cierta forma, de un acto de censura a personas que concibo como importantes para el contexto nacional, que aportan, desde su posición, su granito de arena y más con los miembros del panel que tienen, la mayoría, una narrativa consecuente a la realidad que vivimos y constructiva. Creo que es una torpeza grandísima de la institución cerrar las puertas a estas personas con un discurso tan sólido”.
Un nuevo panel fue coordinado a celebrarse en el espacio Estudio 50, pero fue prohibido por la intrusión de la Seguridad del Estado, y más adelante se acometió el intento en el Centro Loyola. Allí también fue suspendido por las coacciones del funcionario Rober Noa, de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista.
Miembros del grupo han denunciado que la Seguridad del Estado enfila sus cañones, ahora, al descrédito, el acoso personal y las citaciones policiales. Este martes, la intelectual Alina Bárbara López Hernández, prologuista del libro inédito, fue requerida por un oficial de la contrainteligencia para “conversar” en la Asociación Cubana de Artesanos Artistas de Matanzas.
La profesora se negó a asistir y denunció el hecho en Facebook. Entonces, dos agentes de la Seguridad del Estado le entregaron una citación policial por escrito, a la que tampoco acudió.
"En Cuba se ha entronizado una lógica perversa que establece presiones sobre personas a las cuales no hay motivos para encausar y que son amenazadas y coaccionadas por motivos políticos. Yo no me prestaré a ello", subrayó López Hernández en las redes.
Forman parte de la peor generación, Lisbeth Moya, Julio Llópiz-Casal, Adriana Fonte, Hamed Toledo, Manuel de la Cruz, Darcy Bo, Ray Veiro, Jairo Aróstegui, Mauricio Mendoza, Mel Herrera, Ricardo Acostarana y Ulises Padrón Suárez.
“¿Qué es lo que caracteriza a este grupo que se hace llamar La peor generación? Tienen un discurso político muy crítico con el régimen. Yo creo que, el más crítico que ha ocurrido en la historia de la literatura dentro de Cuba, o sea de autores que viven dentro de la Isla”, puntualizó la escritora y periodista Yania Suárez.
“Algunos de ellos, todavía están en la posición del diálogo [con el gobierno], otros están repensando el socialismo, muchos son anti-capitalistas que es otra de las características de este grupo, que, ideoestéticamente parecen entender más a la izquierda. Pero sí hablan de dictadura, de régimen, de censura de una manera muy directa y eso me parece muy rescatable”, resaltó Suárez.