Desde su despacho con vista al emblemático malecón habanero, en el edificio construido en 1953 como embajada de Estados Unidos, el diplomático Benjamin Ziff tiene al Caribe a sus pies y observa el litoral de una capital que describe como bella, habitada por un pueblo encantador.
Hace seis meses se desempeña como encargado de negocios, con rango de embajador, de la Embajada de EEUU en La Habana, todo un reto para este diplomático de carrera que antes pasó por países como España, Perú, Colombia, Venezuela, entre otros, además de ocupar importantes puestos en el Departamento de Estado.
El hombre, de humor genuinamente humano, está de paso por Miami. Ha venido a hablar con los medios del sur de la Florida sobre su gestión de medio año como representante en Cuba de un país que asegura estar comprometido con esfuerzos dirigidos a aliviar las penurias del pueblo cubano, reunificar familias y exigir respeto a los derechos básicos y libertad para los presos políticos.
“La situación económica, política, de derechos humanos es muy, pero muy difícil. Y aun así el pueblo cubano es encantador. Los cubanos se las arreglan en condiciones tan difíciles y con un régimen que no se las hace fácil”, dijo Ziff en una entrevista con Radio Televisión Martí.
Las operaciones de la sede diplomática han sido restablecidas a medias; se reinstituyó el programa de reunificación familiar, de visas de inmigrantes y se cumplió con el acuerdo de emitir 20.000 visas al año en el ciclo fiscal 2022.
Aunque se ha aumentado el personal, aún no es suficiente para una operación consular plena. Entre los servicios interrumpidos salta a la vista el Programa de Admisión de Refugiados (USRAP), congelado hace seis años y, aunque pareciera una necesidad su rescate, se mantendrá inactivo y no se sabe hasta cuándo.
“El tema de los refugiados políticos, todavía no se ha renovado su programa y no tengo información sobre su futuro. La esperanza es que podamos influir y convencer al gobierno de Cuba a que deje a su pueblo disfrutar de los derechos que tienen bajo la Constitución cubana de libertad económica, derechos humanos y de asociación y religión”, comentó Ziff.
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El edificio consular acristalado de seis plantas, obra de los arquitectos estadounidenses Max Abramovitz (1908-2004) y Wallace Harrison (1895-1981), ha sido golpeado por el inclemente tiempo en los últimos años, sobre todo, tras el paso del huracán Irma por La Habana. El sótano del inmueble aún permanece inundado.
“En el sótano de la embajada tengo una línea que marca el nivel del agua que me llega a la cintura, agua que entró por el huracán Irma que causó muchísimo daño. Para tener una embajada normal tenemos que tener un edificio normal”, indicó el encargado de negocios que también apuntó a esta como una de las razones que ocasionó la acumulación y retraso de muchos casos de visas de inmigrante, que según dijo, es la prioridad de EEUU, reunir a familias cubanas con sus familiares en EEUU.
Los incidentes que provocaron problemas de salud a más de 20 diplomáticos estadounidenses en La Habana en 2017 siguen cubiertos por un manto de misterio y no son pocos los que cuestionan la seguridad de los empleados de la legación estadounidense.
“Me siento segurísimo en La Habana y estoy muy interesado y, digamos, es un reto día a día. No hay tema más importante para el secretario Blinken, o para mí, o para cualquier embajador, que la seguridad y la calidad de vida de su plantilla. Nosotros no estaríamos en condiciones de restablecer la plantilla de la embajada si no estuviéramos seguros de que estamos sanos y a salvo”, aseguró.
En otro orden, el embajador se refirió al pago de los visados, trámites notariales y otros servicios, que en las próximas semanas tendrán que efectuarse en dólares estadounidenses.
“Es que el programa consular del Departamento de Estado es autofinanciado, o sea, se financia con los ingresos de los trámites consulares, y dado que en Cuba estamos perdiendo dinero, porque no podemos hacer mucho con los pesos que acumulamos, y para poder sostener las actividades consulares en La Habana, se hizo el cambio”, aclaró.
En cuanto al estado actual de las relaciones entre Cuba y EEUU, el diplomático consideró que son correctas y pragmáticas.
“Nosotros esperaríamos tener una mucha mejor relación, pero tenemos ese obstáculo que son los prisioneros políticos. Lo hemos comunicado repetidamente al régimen de Cuba, de que esto es un obstáculo concreto, grande, importante para cualquier mejora de la relación”, dijo Ziff.
Sobre su relación con el Ministerio de Exteriores de Cuba, el encargado de negocios dijo que mantienen una interlocución correcta y fluida.
“Hablamos sobre temas muy concretos, por ejemplo, de visados para más funcionarios de la embajada, condiciones físicas de la embajada, cosas muy cotidianas, cosas muy limitadas al funcionamiento del gobierno. Y nosotros opinamos en cada encuentro sobre la necesidad de que haya más libertad en la isla, y esperamos que algún día nos respondan”, contestó esperanzado.
En su opinión, los más recientes contactos oficiales que han celebrado los dos países, no es señal de que las relaciones se enrumban hacia un segundo acercamiento como el iniciado con el presidente Barack Obama en 2014. Más bien, dijo, se está retomando el curso que había antes de la pandemia, y antes de la suspensión de actividades de la embajada.
“Estamos hablando de temas muy concretos que afectan nuestra seguridad nacional. Obviamente, los derechos humanos son nuestra primera prioridad. Tenemos interés muy concreto en falsificación de documentos, crimen transnacional, narcotráfico y todavía más. Y dada la ubicación de Cuba en el Caribe, hay que tomar en cuenta que tenemos que tener una discusión muy, muy concreta, sin pelos en la lengua, sobre estos temas”, sentenció.
Cuba es el único país de la lista de la Cancillería de EEUU de naciones que patrocinan el terrorismo internacional, junto a Sudán, Irán y Corea del Norte, con que Washington mantiene relaciones, tiene embajada en su capital y desde 2016, Cuba la tiene en Washington.
“Bueno, la legislación de países que promueve el terrorismo es revisada periódicamente. No tengo mucho más que decir sobre el tema, pero obviamente es algo de que nos habla el régimen cubano a menudo”, dijo.
Ha sido testigo el diplomático del mayor éxodo de cubanos en la historia. Carencias, represión, presión de la policía política en el caso de miembros de la sociedad civil independiente, se enumeran entre los orígenes de la sangría migratoria.
“Es una lástima, es una verdadera lástima, porque ninguno quiere sentirse forzado a migrar, nadie. Y el cubano que tiene una isla bella, con condiciones bellas, con las posibilidades infinitas que ofrecería esa isla con más posibilidades, con más libertad, con más posibilidades el sector privado que el estatal, sería un lugar muy, muy ameno para que la gente no tenga que encontrar su futuro afuera”, consideró.
En cuanto a los contactos de la embajada con miembros la sociedad civil independiente, Ziff dijo que con mucha frecuencia recibe a periodistas y disidentes. Sin embargo, la sede no puede en estos momentos ofrecer a ese sector los servicios de internet o cursos de capacitación como en el pasado.
“Tengo contacto casi a diario con el sector privado, con la sociedad civil, con periodistas y demás, tenemos servicios de Internet en la embajada. Sé que por cinco años hubo mucha posibilidad, pero estamos reanudando todas esas actividades y esperamos continuar con una plantilla completa y un edificio reparado”, apuntó.
Cuenta que observa el Malecón, disfruta el viaje desde su residencia hasta El Vedado por la 5ta avenida y ve a muchas personas. A ellos, precisamente, envió este mensaje:
“EEUU está comprometido con Cuba, con los cubanos. Queremos que todos puedan vivir en un país libre, democrático y próspero. Nuestros esfuerzos están dirigidos totalmente hacia el pueblo cubano, pero hay que recalcar que el futuro de Cuba va a ser de los cubanos”, concluyó.