En una reciente entrevista con Martí Noticias, pacientes infectados con VIH en Cuba compartieron sus testimonios sobre la irregularidad en el suministro de medicamentos antirretrovirales, un problema que persiste desde hace años.
Desde La Habana, Orlando Ramírez relató cómo la falta de una estabilidad en su tratamiento lo llevó a ser hospitalizado en múltiples ocasiones, debido a los cambios en las terapias antirretrovirales.
“Me cambiaron, tuve ingreso, urgencias… nos vimos al borde de la muerte porque al faltarnos el medicamento y tener los CD4 en cero, es como que no tenemos defensa en el cuerpo, un catarro nos elimina”, explicó Ramírez.
La situación ha obligado al enfermo y su esposa a pasar de una terapia menos invasiva a una más agresiva, que, según él, afecta negativamente su calidad de vida. “En el mes te pasas cuatro y cinco días con descomposición en el estómago, con temblores, con dolores de cabeza, calambres”, dijo, describiendo así los efectos adversos de esta terapia más agresiva.
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En conversación con el programa Arcoíris, de Radio Martí, el Dr. Nelson Gandulla, un médico cubano exiliado en España, destacó las irregularidades que enfrentan los pacientes VIH positivos para recibir sus tratamientos y criticó la falta de campañas efectivas contra el VIH y otras infecciones de transmisión sexual (ITS), señalando que muchas de estas enfermedades no reciben la atención necesaria por parte de las autoridades de la isla.
Desde la capital cubana, Michel Herrera, un opositor que también vive con VIH, compartió su experiencia sobre las dificultades que enfrenta para poder acceder a tratamientos adecuados. Herrera mencionó haber probado un medicamento de la India por un corto período, pero tuvo que dejarlo debido a sus efectos secundarios severos.
“De repente llegas a la farmacia y quien te atiende te cambia el tratamiento”, lamentó Herrera, resaltando la falta de consistencia en el suministro de estos medicamentos.
Señaló, además, la importancia de que los fármacos antirretrovirales sean compatibles con el organismo de cada paciente, lo cual requiere pruebas de resistencia específicas.
Sin embargo, Herrera destacó que acceder a estas pruebas es un desafío, ya que solo se le ha realizado una vez desde 2013, a pesar de haber experimentado más de 12 cambios en su tratamiento.