El semanario Christian Science Monitor y el diario The New York Times analizan las implicaciones respecto a Cuba del deceso del presidente venezolano Hugo Chávez.
Tal vez ningún aliado de Venezuela es tan vulnerable por la muerte de Hugo Chávez como lo es Cuba, según destaca un artículo del Christian Science Monitor que pone de relieve que el deceso del presidente venezolano ocurre en un momento en el que las reformas económicas en la isla son hasta ahora “lentas y en gran medida infectivas”.
El artículo señala que no por sorpresa muchos dentro y fuera de Cuba se preguntan si la pérdida de Chávez es la sentencia de muerte de la revolución de los Castro o si “a última hora podría inyectar urgente ímpetu a la agenda reformadora de Raúl Castro”.
Tras resaltar que Cuba es uno de los países amigos de Venezuela a los que Chávez ofreció “dadivosa ayuda y beneficios comerciales”, el Monitor señala que a pesar de todo “de cierta manera, la pérdida de Chávez, por lo que se dice tan devastadora, podría realmente ser una buena cosa para la isla”.
Según la publicación, con Nicolas Maduro de favorito para ganar las elecciones presidenciales especiales que se realizarán antes de un mes, “Cuba probablemente retenga significativa influencia” en Venezuela. Sin embargo, apunta, Maduro no es Chávez, y “tendrá que enfocarse en construir su propio capital político, sin el beneficio del carisma de Chávez”.
Maduro tiene también que dar respuesta a crecientes presiones económicas en Venezuela, agrega, y esa posibilidad como la de que la oposición “pudiera recuperar poder bien ahora o a mediano plazo, debe llevar a los líderes cubanos a acelerar y profundizar las tenues reformas económicas en la isla”.
Mientras tanto, un comentario que publica el diario The New York Times dice que la muerte de Chávez ofrece una oportunidad a Washington de restaurar lazos en el hemisferio con potenciales aliados que comparten el propósito de prosperidad de EE.UU.
El Times relaciona directamente esa posibilidad con el levantamiento del embargo a Cuba, lo que a su juicio “enviaría una poderosa señal a toda Latinoamérica de que EE.UU. quiere una relación nueva y más cálida con las fuerzas democráticas que buscan el cambio social”, en la región.
De acuerdo con el autor del comentario, Robert White, exembajador en El Salvador, “Chávez fue un experto en manipular el antagonismo de EE.UU. con Fidel Castro como garrote retórico con el cual atacar a Washington como un imperialista agresor, un enemigo del cambio progresista, interesado mayormente en tratar a Latinoamérica como un vasallo”.
Al igual que sus predecesores, añade, el gobierno del presidente Barack Obama ha dado pocas indicaciones de que ha captado la magnitud de eso o se ha preocupado acerca de sus consecuencias.
El artículo subraya que el mensaje que debe enviar EE.UU. a la región es simple: “el Presidente está preparado a mostrar alguna flexibilidad con Cuba y les pide su ayuda”.
Si por lo contrario “nuestra actual parálisis política continúa—concluye—, pronto veremos el surgimiento de dos campos rivales, Estados Unidos contra Latinoamérica”.
El artículo señala que no por sorpresa muchos dentro y fuera de Cuba se preguntan si la pérdida de Chávez es la sentencia de muerte de la revolución de los Castro o si “a última hora podría inyectar urgente ímpetu a la agenda reformadora de Raúl Castro”.
Tras resaltar que Cuba es uno de los países amigos de Venezuela a los que Chávez ofreció “dadivosa ayuda y beneficios comerciales”, el Monitor señala que a pesar de todo “de cierta manera, la pérdida de Chávez, por lo que se dice tan devastadora, podría realmente ser una buena cosa para la isla”.
Según la publicación, con Nicolas Maduro de favorito para ganar las elecciones presidenciales especiales que se realizarán antes de un mes, “Cuba probablemente retenga significativa influencia” en Venezuela. Sin embargo, apunta, Maduro no es Chávez, y “tendrá que enfocarse en construir su propio capital político, sin el beneficio del carisma de Chávez”.
Maduro tiene también que dar respuesta a crecientes presiones económicas en Venezuela, agrega, y esa posibilidad como la de que la oposición “pudiera recuperar poder bien ahora o a mediano plazo, debe llevar a los líderes cubanos a acelerar y profundizar las tenues reformas económicas en la isla”.
Mientras tanto, un comentario que publica el diario The New York Times dice que la muerte de Chávez ofrece una oportunidad a Washington de restaurar lazos en el hemisferio con potenciales aliados que comparten el propósito de prosperidad de EE.UU.
El Times relaciona directamente esa posibilidad con el levantamiento del embargo a Cuba, lo que a su juicio “enviaría una poderosa señal a toda Latinoamérica de que EE.UU. quiere una relación nueva y más cálida con las fuerzas democráticas que buscan el cambio social”, en la región.
De acuerdo con el autor del comentario, Robert White, exembajador en El Salvador, “Chávez fue un experto en manipular el antagonismo de EE.UU. con Fidel Castro como garrote retórico con el cual atacar a Washington como un imperialista agresor, un enemigo del cambio progresista, interesado mayormente en tratar a Latinoamérica como un vasallo”.
Al igual que sus predecesores, añade, el gobierno del presidente Barack Obama ha dado pocas indicaciones de que ha captado la magnitud de eso o se ha preocupado acerca de sus consecuencias.
El artículo subraya que el mensaje que debe enviar EE.UU. a la región es simple: “el Presidente está preparado a mostrar alguna flexibilidad con Cuba y les pide su ayuda”.
Si por lo contrario “nuestra actual parálisis política continúa—concluye—, pronto veremos el surgimiento de dos campos rivales, Estados Unidos contra Latinoamérica”.