Durante la crisis de los misiles de 1962 las fuerzas armadas de los Estados Unidos elaboraron planes para ocupar Cuba y establecer un gobierno temporal encabezado por un "comandante y gobernador militar" estadounidense, indican documentos recién publicados por la entidad privada Archivo de Seguridad Nacional (NSA) de la Universidad George Washington.
¿Por qué la invasión?
La medida se contempló en presencia de la construcción en la isla, fotografiada el 15 de octubre por un avión de reconocimiento norteamericano U-2, de 36 posiciones de lanzamiento de misiles nucleares soviéticos SS-4 (R-12) y SS-5 (R-14). Los primeros, de alcance medio y hasta un megatón de potencia, podían alcanzar ciudades de los Estados Unidos como Dallas, Atlanta Washington Cincinatti; los segundos, de alcance intermedio y hasta dos megatones, podían destruir Nueva York, Chicago, Los Angeles y San Francisco.
Las posiciones de lanzamiento estaban ubicadas cerca de la Sierra del Esperón y poblaciones como Guanajay, Los Palacios y San Cristóbal, en Pinar del Río, y cerca de Remedios, Encrucijada y Cifuentes en la entonces provincia de Las Villas.
El emplazamiento fue el resultado de una solicitud de Fidel Castro durante una reunión secreta con el líder soviético, Nikita Jruschov en julio de 1962. A fines del verano comenzó la construcción de las instalaciones de lanzamiento.
Los cohetes nucleares estratégicos estaban respaldados por una fuerza militar soviética de 41.900 hombres que fue llegando a Cuba para hacerse cargo de los misiles estratégicos, misiles antiaéreos, bombarderos IL-28, helicópteros, lanchas lanzacohetes e incluso cohetes tácticos con capacidad nuclear para usar en el territorio cubano en caso de una invasión estadounidense, entre otros medios de guerra.
El presidente John F. Kennedy anunció el 22 de octubre a la nación la presencia de los misiles en Cuba.
Invasión era inminente
Ante esa amenaza, si un bloqueo naval de Cuba no resultaba, Estados Unidos se vería forzado a bombardear la isla e invadirla y ocuparla por un tiempo. El 27 de octubre, víspera de que se anunciara que Moscú retiraría los misiles, el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, general Maxwell Taylor, envió un memorandum al presidente Kennedy y el secretario de Defensa McNamara proponiendo los golpes aéreos y la invasión.
La "Proclama No. 1 del Gobierno Militar" recién publicada por NSA, que la solución negociada de la crisis dejó inédita, aconsejaba a todos los cubanos a obedecer “de inmediato y sin cuestionamientos todas las promulgaciones y órdenes del gobierno militar", advirtiendo que "la resistencia a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos será eliminada por la fuerza, y los responsables de quebrantamientos graves serán tratados con severidad".
“Mientras usted permanezca en calma y cumpla con mis órdenes, no estará sujeto a mayores interferencias que las demandadas por las exigencias militares", agregaba la proclama del gobernador militar.
Una vez que el "régimen agresivo de Castro haya sido completamente destruido " y que Estados Unidos instale un nuevo gobierno “receptivo a las necesidades del pueblo de Cuba", las fuerzas armadas de los Estados Unidos "se retirarán” y "la tradicional amistad entre Estados Unidos y el gobierno de Cuba estará una vez más asegurada", concluía el documento,
Con vista a preparar a la población cubana para la invasión, el ejército de EE. UU. planeaba asimismo lanzar miles de volantes sobre las ciudades y el campo cubanos. "En los próximos días", indicaban las octavillas, "las fuerzas armadas de los Estados Unidos se harán cargo temporalmente de su país". Se advertía a los cubanos que "se queden en su casa" porque "todo lo que se mueva es un objetivo".
Los preparativos finales para la invasión y ocupación estadounidense de Cuba fueron descontinuados el 28 de octubre de 1962, cuando el presidente Kennedy anunció que Jruschov había accedido a retirar los cohetes nucleares de la isla. La decisión fue el resultado de un acuerdo negociado a través de un canal secreto para sacar los misiles soviéticos de Cuba a cambio del compromiso no revelado por Kennedy de retirar los misiles estadounidenses Júpiter ubicados en Turquía.
Fue entonces que Castro se enteró de la negociación a sus espaldas, después de haber escrito días antes una carta a Jruschov sugiriendo que debería ser la URSS quien lanzara el primer golpe nuclear contra Estados Unidos: “la Unión Soviética no debe nunca permitir circunstancia alguna en que los imperialistas puedan ser los primeros en lanzar un ataque nuclear contra ella”, escribió Castro el 25 de octubre de 1962. Obviamente, el sentido común prevaleció.