Daymé Arocena es una destacada cantante de jazz afrocubana. Formó parte de varias agrupaciones hasta que decidió lanzar su carrera en solitario.
A finales de 2015, su debut “Nueva Era” fue señalado por la National Public Radio de Estados Unidos (NPR) como uno de los mejores 50 álbumes del año.
Por estos días, luego de dejar Canadá, donde residía, ha encontrado en Puerto Rico esa Cuba que perdió. Dice estar enamorada de sus calles, de su ritmo, de la arquitectura tan parecida a la isleña.
En ese remanso de paz ha lanzado su nuevo tema “Para mover los pies”, una mezcla de plena puertorriqueña y cubanía, cantándole al exilio, la libertad y contra la represión en Cuba.
Arocena denuncia a través de sus redes sociales la situación cubana. El 11J del 2021 salió a las calles de Toronto, Canadá, a gritar su descontento con el régimen cubano.
A raíz de la protesta de hace unos días en Caimanera, en la provincia de Guantánamo, escribió en su cuenta de Instagram: "Lo que sucedió ayer fue un acto de valentía, coraje y rebeldía. A pesar de la represión que sufrieron los caimaneros ayer yo no puedo dejar de sentir esperanza. En ella deposito mis cantos y mis canciones…".
Daymé Arocena conversó con Radio Martí sobre su música, la lejanía y Cuba.
En ti confluyen la cubanía, lo latino; te has impuesto en el panorama musical con tu talento y porque sí, a pesar de los obstáculos. ¿Cómo ha sido este camino?
Este ha sido un camino lindo, puedo decirlo así, intenso, labrado de mucho esfuerzo, pero cuando uno trabaja y uno se esfuerza, pues cada logro uno lo recibe como una gran cosecha. Sigo trabajando, construyendo el camino.
Has dicho que sueñas mucho, ¿cuánto influye esto en tu música?
Pues sí, mis canciones, la mayoría, han llegado a través de mis sueños. No soy vidente, pero veo en ellos cosas que después me han pasado. Sueño canciones. Hace como unos 9 0 10 años comencé a percibir esto. Así nacieron temas como “Para el amor cantar”, “La rumba me llamo yo”, “Negra Caridad” que son canciones con las cuales la audiencia me identifica bastante.
La religión forma parte de la vida de Daymé. Cuéntanos un poco de este tema.
La religión santoral cubana es criolla, mestiza y llega a mí a través de la música y a través del arte. Yo creo que la religión es una consecuencia de nuestra cubanía; practicarlo ya es una elección personal. Es bueno que haya una diversidad religiosa. Desde que me enamoré de los tambores batá, como desde los 17 años, que comencé a escribir música inspirada en la música folclórica cubana, comencé a percibir cuan conectados estamos a la religión santoral. Usamos términos populares que vienen de ahí y no lo sabemos. La música es el puente que me llevó hasta la práctica religiosa como una orgullosa hija de Yemayá.
Sales de Cuba, llegas a Canadá. ¿Cómo fue este período en tu vida?
Fue duro. No teníamos la decisión de emigrar. La cosa se puso tensa para el periodismo independiente en Cuba a partir del 11 de mayo, con la marcha de la comunidad LGBTIQ. El círculo de amistades de mi esposo, que era fotorreportero de varios medios independientes, comenzaron a reportar agresiones, amenazas y detenciones. Dejamos todo atrás y nos quedamos en Canadá. Pasó tiempo para solicitar un refugio político. Tiempos muy difíciles, donde aprendimos a sobrevivir.
Se impone hablar de Cuba. Cantas con Pavel Urquiza el tema “Todo por ti”, dedicado a los cubanos que se manifestaron el 11J, una canción desgarradora. ¿Cuánto impactó en ti la fecha e interpretar este tema?
Sinceramente, yo no era tan consciente de la situación de Cuba hasta que pasó el 11 de Julio. Es como una avalancha, yo entendía, pero no era igual. A mí se me cayó la careta completa cuando el 27N, cuando la protesta de los artistas frente a la UNEAC.
Cuando Pavel me envió la canción, nosotros llevábamos días protestando por la represión del 11J, pidiendo al gobierno de Canadá que apoyara a los manifestantes cubanos. Estaba ronca, no tenía voz, pero no podía decir que no. Hice reposo y tuve que aguantar las lágrimas porque era como dijiste: la canción es desgarradora, donde se sumaron muchos sentimientos. Uno no sabía que iba a pasar en Cuba con los detenidos, si esa añorada libertad iba llegar.
Con todo lo que ha pasado durante estos días, pienso que es una canción que quedará para la historia. Cuando llegue lo que todos anhelamos, la gente va a recordarla como un canto de amor sincero para con la Isla.
¿Cómo vive Daymé Arocena la distancia, la falta del abrazo familiar?
La distancia se sobrelleva como se puede. Hace pocos meses logramos reunirnos con parte de la familia. Me he convertido en una mujer más fuerte, más tajante. Tengo menos violines para la gente.
Cambias de rumbo, ahora Puerto Rico es el puerto para ti y para tu esposo, incluso has lanzado un nuevo tema...
A Puerto Rico llego de casualidad, tras la pandemia, que fue muy terrible en Canadá. Necesitaba el abrazo, el cariño, el sol, a pesar de vivir en una zona de lagos. Entonces me invita Eduardo Cabras a hacer una canción, que forma parte del nuevo disco que se lanzará este año, y cuando llegué, descubrí la Isla, una Isla que nos han prohibido también. Me impresionó mucho. Viajé 25 países y nunca sentí lo que siento acá. Después de cuatro años de salir de Cuba fue muy fuerte lo que sentí.
Las casas de los años 50 de Cuba, es un golpe muy fuerte. Te sientes en Santiago de Cuba, en La Habana, escuchar el canto de los gallos. A mí me hace falta Cuba y he luchado contra eso porque no he regresado más, y cuando llegué acá fue un impacto total.
Ha sido una migración siempre sin pensarla, y empezando de nuevo constantemente.
“Para mover los pies” es una de las canciones que simboliza exactamente lo que sentimos cuando pisas tierras puertorriqueñas. Encontramos un pedacito de Cuba, un país maravilloso sin las garras del comunismo. En la canción hablo de Cuba, de la dictadura, de las faltas de libertades y de la lucha por alcanzarlas.
Un mensaje para las mujeres, para las madres cubanas.
Las madres cubanas son mi mayor inspiración. Crecí en una casa de mujeres, una pequeña casa, dos cuartos y un baño, viviendo con catorce personas. Siempre lo digo con orgullo, porque crecí viendo mujeres luchando mucho. Son mi gran inspiración, y cada vez que me veo en una situación difícil pienso en ese background y como sobreviví a todo. Así que, mujeres cubanas, sigan guerreando y no se callen, suelten ese dolor, porque eso libera, y ustedes son el horcón de la casa, son el Alma Mater por encima de cualquier universidad del mundo. Ustedes son la educación de las generaciones futuras cubanas, así que yo confío y deposito mis esperanzas en ustedes.