Exiliados cubanos protestaron este martes en las afueras del Vaticano por la visita de Miguel Díaz-Canel, con fuertes críticas al gobernante, pero también al Papa Francisco, que lo recibió en audiencia privada.
Los manifestantes rechazaron la presencia de la comitiva de Díaz-Canel, entre cuyos miembros estaba su esposa, Lis Cuesta, y la responsable directa de la represión religiosa en Cuba, Caridad Diego, mientras enarbolaban banderas cubanas, fotos de presos políticos y gritaban consignas a favor de su liberación.
También pidieron fe de vida del opositor José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).
“Ahora vamos a pasar por la vía del Vaticano. Nos van a tener que oír sí o sí”, dijo en la directa la activista Amor de Grecia Rodríguez. En un principio, según dijeron, no se les permitió el acceso, pero luego pudieron marchar con banderas cubanas, música, y gritos contra la dictadura.
En opinión de Carlos Payá, representante en España del Movimiento Cristiano Liberación, la visita de Díaz-Canel al Vaticano “había suscitado algún tipo de esperanza con respecto a algunos temas, por ejemplo, la liberación de los presos”.
“Al ver la nota que ha emitido la Secretaría de Estado, vemos que es puramente de cortesía diplomática. No se ve ningún avance e interés por el tema de concreto de los derechos humanos dentro de Cuba”, valoró el activista desde Madrid.
Payá recordó que el régimen cubano tiene 11 millones de rehenes y pidió, una vez más, que el régimen cubano sea tratado como a la Sudáfrica del Apartheid, “es decir, sin contemplaciones con esa tiranía”.
Elena Larrinaga, presidenta del Partido Demócrata Cristiano de Cuba, dijo que su organización estará “atenta a lo que vaya sucediendo” por si, tras la reunión, “ocurren los cambios que el país necesita, por ejemplo, la liberación inmediata y sin destierro de los presos políticos, y el cese de la represión”.
“Estos encuentros deben de ser analizados en clave de resultados. Nos preocupan también las dificultades que viven los cubanos en materia de libertad religiosa. No perdemos la esperanza de que esta reunión haya sido para bien”, concluyó la líder de los democristianos.