Nadie sabe si los cambios económicos adoptados en la isla van con buen rumbo o son un capitalismo restringido para unos pocos y un socialismo de subsistencia para los demás.
Tras las reformas económicas adoptadas por el gobierno cubano lo que existe ahora en la isla es un capitalismo con esposas, mercados competitivos altamente regulados para negocios familiares y poco calificados, según un comentario publicado en la página de opiniones del diario The New York Times.
El artículo contrasta los anuncios que ofrecen servicios privados hoy en día visibles en las calles con el hecho de que el país “ha sido dominado durante décadas—dice—por una ideología anticapitalista en la que sólo se promovía tres cosas en vallas, radio y televisión: socialismo, nacionalismo, Fidel y Raúl Castro”.
La publicidad que ha empezado a aparecer, agrega, es una clara señal de que los nuevos empresarios legalizados por el gobierno en un” desesperado intento” por salvar la economía de la isla”, se adaptan a la lógica de la competencia y del capitalismo. “Tienen que competir. Esa es la dinámica”, dijo Arturo López Levy, exanalista del gobierno y hoy profesor en la Universidad de Denver.
Los cambios han sido a la vez excepcionales y extremadamente limitados de acuerdo con el diario, que se hace eco de la afirmación hecha en marzo pasado por la revista The Economist de que nadie sabe si en verdad la isla se halla en ruta al capitalismo o hacia una variante restringida de éste para unos pocos y socialismo de subsistencia para los demás.
“El debate es complicado –dice- porque los mismos líderes que rechazaron el capitalismo por tanto tiempo son ahora los que tratan de alentar a la gente a que pruebe (…) por otro lado, Raúl Castro ha dicho que nunca permitiría el retorno del sistema capitalista”.
El Times preguntó a Ted Henken, un experto sobre Cuba de la Universidad Baruch, quien apuntó que “ellos (el gobierno cubano) dicen que están cambiando, pero están enfocando el asunto como si fuera un regalo y no derechos” que tiene la sociedad.
Tras señalar que las reformas están acompañadas de grandes limitaciones porque los negocios particulares no pueden contratar a más de 20 empleados y no tienen acceso a préstamos de bancos privados, el diario resalta que el gobierno ha mostrado estar poco inclinado a permitir que los nuevos empresarios tengan éxito a gran escala.
Es fácil encontrar escépticos, dice el Times, que cita al senador estadounidense de origen cubano Robert Menéndez, quien indicó que “en cada sitio del mundo donde ha habido un cambio real se ha producido porque el propio régimen ha permitido algunas aperturas significativas y la puerta ha sido bien abierta. Eso no es lo que está pasando aquí”.
El diario también dice que la mentalidad está cambiando incluso entre los burócratas en la isla y que hay quien cree que el capitalismo será inevitable. Y para sustentar esta hipótesis cita al economista cubano Oscar Espinosa Chepe, quien dijo que “el gobierno ha perdido la batalla ideológica. La batalla por las ideas, que era la más importante, la han perdido”.
El artículo contrasta los anuncios que ofrecen servicios privados hoy en día visibles en las calles con el hecho de que el país “ha sido dominado durante décadas—dice—por una ideología anticapitalista en la que sólo se promovía tres cosas en vallas, radio y televisión: socialismo, nacionalismo, Fidel y Raúl Castro”.
La publicidad que ha empezado a aparecer, agrega, es una clara señal de que los nuevos empresarios legalizados por el gobierno en un” desesperado intento” por salvar la economía de la isla”, se adaptan a la lógica de la competencia y del capitalismo. “Tienen que competir. Esa es la dinámica”, dijo Arturo López Levy, exanalista del gobierno y hoy profesor en la Universidad de Denver.
Los cambios han sido a la vez excepcionales y extremadamente limitados de acuerdo con el diario, que se hace eco de la afirmación hecha en marzo pasado por la revista The Economist de que nadie sabe si en verdad la isla se halla en ruta al capitalismo o hacia una variante restringida de éste para unos pocos y socialismo de subsistencia para los demás.
“El debate es complicado –dice- porque los mismos líderes que rechazaron el capitalismo por tanto tiempo son ahora los que tratan de alentar a la gente a que pruebe (…) por otro lado, Raúl Castro ha dicho que nunca permitiría el retorno del sistema capitalista”.
El Times preguntó a Ted Henken, un experto sobre Cuba de la Universidad Baruch, quien apuntó que “ellos (el gobierno cubano) dicen que están cambiando, pero están enfocando el asunto como si fuera un regalo y no derechos” que tiene la sociedad.
Tras señalar que las reformas están acompañadas de grandes limitaciones porque los negocios particulares no pueden contratar a más de 20 empleados y no tienen acceso a préstamos de bancos privados, el diario resalta que el gobierno ha mostrado estar poco inclinado a permitir que los nuevos empresarios tengan éxito a gran escala.
Es fácil encontrar escépticos, dice el Times, que cita al senador estadounidense de origen cubano Robert Menéndez, quien indicó que “en cada sitio del mundo donde ha habido un cambio real se ha producido porque el propio régimen ha permitido algunas aperturas significativas y la puerta ha sido bien abierta. Eso no es lo que está pasando aquí”.
El diario también dice que la mentalidad está cambiando incluso entre los burócratas en la isla y que hay quien cree que el capitalismo será inevitable. Y para sustentar esta hipótesis cita al economista cubano Oscar Espinosa Chepe, quien dijo que “el gobierno ha perdido la batalla ideológica. La batalla por las ideas, que era la más importante, la han perdido”.