Las ventas de los carretilleros y otros puntos privados de productos del agro se dispararon en el último año, pisando los talones al mercado agropecuario estatal pese al control y la persecución que padecen en un país que no acaba de liberar sus fuerzas productivas.
Un reciente informe de la estatal Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), -que abarca entre enero y diciembre del 2016-, indicó que las ventas de los mercados agropecuarios estatales alcanzaron un 113 % de incremento.
Le siguieron los puntos de ventas particulares con un 111% de crecimiento y los carretilleros con un 93%.
Las cifras divulgadas incluyen además a los mercados agropecuarios de oferta y demanda (75 % de crecimiento), los mercados agropecuarios arrendados (70,5%) y a las cooperativas no agropecuarias conocidas como “mercados agropecuarios”, cuyas ventas alcanzaron un 89,9 %.
“Tengo una explicación económica y objetiva para eso”, dijo el economista Elías Amor, al programa ‘Cuba al día’, de Radio Martí: “El carretillero lo que hace es lo que no se ha hecho en Cuba en los últimos 57 años, básicamente es atender las necesidades de los cubanos, procurando dar un servicio competitivo en precios"
“Esos carretilleros son el origen de una economía de libre mercado en Cuba”, agregó.
En su blog, Amor aludió incluso al comportamiento en los últimos cinco años, período en el que los carretilleros lideraron la venta de alimentos del agro, incluso por encima del mercado agropecuario estatal.
Amor explicó que en el 2012 los mercados estatales representaban el 51 % de las ventas totales de alimentos en Cuba, un porcentaje que ha disminuido casi 8 puntos porcentuales en el total de la distribución, hasta un 42, 8 por ciento.
"Los cubanos han dado la espalda al estado y su red de tiendas a la hora de comprar los alimentos", dijo Amor.
El emprendedor Yoel Espinosa, que gestiona una cafetería arrendada en Santa Clara, lo explicó en sus términos.
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“Juegan un rol importante porque son los que llegan y te traen los alimentos desde el campo hasta la casa con la mejor calidad”, dijo. “El Estado tendría que darle más apertura y no poner tanto impedimento debido a que son los que de verdad están llegando a las puertas de los necesitados”.
Espinosa dijo que el éxito de estos emprendedores se debe en parte al sentido que le dan al trabajo. “Tienen sentido de pertenencia, no trabajan por un sueldo sino por las ganancias que van a generar según su gestión”, expresó.
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Carretilleros siempre en la mirilla
Un reporte de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba aludió en marzo a cómo están siendo acosados los cuentapropistas en la isla, un elemento que catalogó "como un retroceso al sector más dinámico".
El texto, realizado por Roberto Alvarez Quiñones, reconoce a los vendedores ambulantes, -junto a los taxistas privados y bicitaxis-, entre las cuentapropistas más afectados por las medidas restrictivas implementadas por el Gobierno comunista.
El tope de precios, las confiscaciones de mercancías y equipos, son algunas de las medidas a que son objeto a menudo los carretilleros. A muchos incluso se les prohíbe permanecer en determinadas áreas urbanas.
"Las medidas de control acabarán quedando en nada", dijo Elías Amor.
Explicó que el éxito de los carretilleros radica en que a diferencia del sector estatal, los privados sí tienen incentivos para dar el servicio.
"El carretillero lo que hace es buscarse la vida, va buscando ahí donde encuentra el producto, lo carga, lo lleva después a los cubanos (...) El carretillero sabe a quién hacerle la competencia, y el cubano sabe a quién tiene que comprar el producto para poder llevarse algo a la boca", expresó Amor a Radio Martí.
Espinosa dijo que en provincias como Santa Clara, donde él reside, los carretilleros son tolerados aunque a menudo asediados y multados por inspectores estatales y policías.
El dueño de la cafetería de Santa Clara comparó el ambiente de trabajo en el que se desarrollan los carretilleros con el de un escenario de guerra: "Están subsistiendo bajo los tiros, bajo las balas".