Pedir que levanten el embargo y que le den permiso a los americanos a turistear en la isla es un engaña bobo.
La secuencia siempre es la misma. A los pocos días de la visita de artistas de Hollywood o de América Latina a Cuba, comienzan a salir artículos exigiendo que se levante el embargo estadounidense. Después vienen los que demandan que los americanos puedan viajar a la isla sin restricciones. Dicen que esto beneficiaría al pueblo cubano.
No hay peros que valgan. Hablan con la verdad en la mano, tal como lo hacen muchos en el exilio con posiciones diametralmente opuestas. El centro está vacío y es ahí donde posiblemente se pueda encontrar la solución para libra a Cuba del gobierno de los hermanos Castro.
Las dos partes exageran para probar sus verdades.
Los que piden que se levante el embargo olvidan las razones por las que fue impuesto. En los primeros años de la revolución el gobierno confiscó propiedades a diestra y siniestra. Por supuesto no pagaron por dichas propiedades y el gobierno de Estados Unidos reclama que se le paguen por las cientos de propiedades estadounidenses confiscadas.
Creo que sería apropiado que por lo menos se le pagara a los Estados Unidos por las propiedades confiscada. Eso sí diría en forma clara que Cuba está abierta a una negociación seria y que los cambios en la isla son reales y no espejismos.
Los viajes a la isla han aumentado exponencialmente en años recientes. Los cubanos-americanos pueden ir a ver a sus familiares. Y ya el gobierno del presidente Barack Obama dijo que podían hacerlo cuantas veces quisieran hacerlo. Eso si los periodistas cubanos-americanos no estamos incluidos. A nosotros se nos prohíbe ir a Cuba a ver si en realidad los cambios en Cuba son de verdad o mentirita.
A mí me dieron permiso para ir a Cuba dos veces en agosto y septiembre de 1978. Le convenía al gobierno probar que de verdad iban a liberar a más de 3,600 presos políticos. Ya han pasado 35 años de esos viajes que me permitieron ver los desastres que han hecho con mi patria. Por años pedí visa religiosamente como periodista. Nunca me dijeron que no. Pero nunca me dieron el permiso.
Los exiliados tienen opiniones cruzadas sobre esos viajes de ahora a ver a sus familiares. Los que han llegado recientemente quieren ver a los que dejaron atrás. Yo no los culpo. No critico a los que quieres ver a sus madres o a los que quieren ayudar a su familia en la isla. El núcleo familiar es muy fuerte entre los cubanos.
Los que vivimos en tierra al norte del Estrecho de la Florida entendemos que los que viven en Cuba hoy son diferentes a nosotros. Para mí, ni mejores ni peores, pero sí
diferentes. La política le importa poco. Lo importante es resolver.
La mayor oportunidad que tenemos para promover un cambio en la isla es ayudar a los disidentes, Debemos ayudar a la blogera Yoani Sánchez a Berta Soler, líder de las Damas de Blanco y a muchos otros disidentes.
Ese cambio que tanto añoramos viene de adentro de la isla. Las visitas de las estrellas de Hollywood son irrelevantes. Eso es puro "show". Raúl Castro dice que Cuba tiene que cambiar pero que los cambios nunca llegarían a eliminar el socialismo. Cuba quiere seguir el modelo de China. Se olvida que Cuba no es tan grande como China ni tiene la misma capacidad económica.
Si Raúl impone reformas en serio y permite crecer a los pequeños empresarios, las cosas van a cambiar. El capitalismo funciona. El comunismo es un fracaso probado. En igualdad de condiciones el capitalismo se va a imponer con facilidad.
Eso no ocurre, sin embargo, si el gobierno sigue presionando a instituciones como la Iglesia Católica, cuya cúpula obedece las orientaciones del régimen. El padre José Conrado, uno de los pocos sacerdotes que ha osado protestar violaciones del gobierno ha sido asignado a una nueva parroquia para que tenga tiempo para escribir un libro sobre la Virgen de la Caridad del Cobre. Nadie los admite, pero eso fue una claudicación de la iglesia ante presiones de los hermanos Castro.
Cuba cambia, pero no tan rápido como quisiéramos los cubanos dentro y fuera de la isla. Pedir que levanten el embargo y que le den permiso a los Americanos a turistear en la isla es un engaña bobo. Lo único que ocurriría es que el gobierno se llenaría los bolsillos de dólares que la nueva clase pudiente de los que mandan puedan jugar golf y comprarse lujosos autos europeos.
Las libertades no se mendigan, se exigen. Caer en la trampa de tratar de comprar las libertades en Cuba no funciona y es inaceptable.
No hay peros que valgan. Hablan con la verdad en la mano, tal como lo hacen muchos en el exilio con posiciones diametralmente opuestas. El centro está vacío y es ahí donde posiblemente se pueda encontrar la solución para libra a Cuba del gobierno de los hermanos Castro.
Las dos partes exageran para probar sus verdades.
Los que piden que se levante el embargo olvidan las razones por las que fue impuesto. En los primeros años de la revolución el gobierno confiscó propiedades a diestra y siniestra. Por supuesto no pagaron por dichas propiedades y el gobierno de Estados Unidos reclama que se le paguen por las cientos de propiedades estadounidenses confiscadas.
Creo que sería apropiado que por lo menos se le pagara a los Estados Unidos por las propiedades confiscada. Eso sí diría en forma clara que Cuba está abierta a una negociación seria y que los cambios en la isla son reales y no espejismos.
Los viajes a la isla han aumentado exponencialmente en años recientes. Los cubanos-americanos pueden ir a ver a sus familiares. Y ya el gobierno del presidente Barack Obama dijo que podían hacerlo cuantas veces quisieran hacerlo. Eso si los periodistas cubanos-americanos no estamos incluidos. A nosotros se nos prohíbe ir a Cuba a ver si en realidad los cambios en Cuba son de verdad o mentirita.
A mí me dieron permiso para ir a Cuba dos veces en agosto y septiembre de 1978. Le convenía al gobierno probar que de verdad iban a liberar a más de 3,600 presos políticos. Ya han pasado 35 años de esos viajes que me permitieron ver los desastres que han hecho con mi patria. Por años pedí visa religiosamente como periodista. Nunca me dijeron que no. Pero nunca me dieron el permiso.
Los exiliados tienen opiniones cruzadas sobre esos viajes de ahora a ver a sus familiares. Los que han llegado recientemente quieren ver a los que dejaron atrás. Yo no los culpo. No critico a los que quieres ver a sus madres o a los que quieren ayudar a su familia en la isla. El núcleo familiar es muy fuerte entre los cubanos.
Los que vivimos en tierra al norte del Estrecho de la Florida entendemos que los que viven en Cuba hoy son diferentes a nosotros. Para mí, ni mejores ni peores, pero sí
diferentes. La política le importa poco. Lo importante es resolver.
La mayor oportunidad que tenemos para promover un cambio en la isla es ayudar a los disidentes, Debemos ayudar a la blogera Yoani Sánchez a Berta Soler, líder de las Damas de Blanco y a muchos otros disidentes.
Ese cambio que tanto añoramos viene de adentro de la isla. Las visitas de las estrellas de Hollywood son irrelevantes. Eso es puro "show". Raúl Castro dice que Cuba tiene que cambiar pero que los cambios nunca llegarían a eliminar el socialismo. Cuba quiere seguir el modelo de China. Se olvida que Cuba no es tan grande como China ni tiene la misma capacidad económica.
Si Raúl impone reformas en serio y permite crecer a los pequeños empresarios, las cosas van a cambiar. El capitalismo funciona. El comunismo es un fracaso probado. En igualdad de condiciones el capitalismo se va a imponer con facilidad.
Eso no ocurre, sin embargo, si el gobierno sigue presionando a instituciones como la Iglesia Católica, cuya cúpula obedece las orientaciones del régimen. El padre José Conrado, uno de los pocos sacerdotes que ha osado protestar violaciones del gobierno ha sido asignado a una nueva parroquia para que tenga tiempo para escribir un libro sobre la Virgen de la Caridad del Cobre. Nadie los admite, pero eso fue una claudicación de la iglesia ante presiones de los hermanos Castro.
Cuba cambia, pero no tan rápido como quisiéramos los cubanos dentro y fuera de la isla. Pedir que levanten el embargo y que le den permiso a los Americanos a turistear en la isla es un engaña bobo. Lo único que ocurriría es que el gobierno se llenaría los bolsillos de dólares que la nueva clase pudiente de los que mandan puedan jugar golf y comprarse lujosos autos europeos.
Las libertades no se mendigan, se exigen. Caer en la trampa de tratar de comprar las libertades en Cuba no funciona y es inaceptable.