La Habana recibió en 2016 el título de “Ciudad Maravilla”, elegida por miles de personas entre las siete ciudades a visitar, y entre las razones que figuraron para la elección estaban su atractivo mítico, lo cálido y acogedor de su ambiente, y el carisma y jovialidad de sus habitantes, pero la capital cubana no está lista para la invasión de turistas que propició el restablecimiento de relaciones con EEUU.
En el pasado año los particulares arrendaron a los turistas unas14.000 habitaciones, sobre todo en La Habana, según un reporte del medio alemán Deutsche Welle, que considera la idea de "ir a Cuba antes de que cambie" como la razon fundamental para los turistas.
Los visitantes por lo general prefieren hospedarse en casas particulares. Los precios de los hoteles son más altos, y el turista prefiere el sector privado, porque se sienten en un entorno más familiar en el que pueden establecer relación con el propietario y el vecindario, dijo a Martí Noticias el ingeniero Steve Maikel Pardo, que trabajó en el proyecto de Restauración de La Habana Vieja de la Oficina del Historiador.
Prefieren las áreas de La Habana Vieja y Centro Habana por la "magia" del lugar que promociona el gobierno, destaca el ingeniero.
"Eso pudiera ser una fuente de ingresos para los que convierten su casa en un negocio privado, pero no todo es color de rosa para el que quiere hacerlo, pues tiene que enfrentar inconvenientes legales y la negativa del estado", precisó.
Por lo general, las autoridades no permiten abrir negocios por cuenta propia ni rentar sus casas o apartamentos en la zona por el mal estado constructivo de algunas áreas cercanas al casco histórico.
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La falta de agua, y el mal estado de las construcciones figuran entre las razones por las que el gobierno no les extiende permisos a los que buscan una fuente de empleo con la renta de habitaciones, explicó el ingeniero.
Es un hecho que en Cuba las ciudades están mal preparadas para la apertura económica y el arribo de una gran cantidad de turistas, un reto que exige cambios inevitables, añade.
A criterio del ingeniero “es muy complejo” lo que ocurre, sobre todo en La Habana Vieja y Centro Habana, donde “ves” un edificio en ruinas en el mismo entorno donde hay un negocio privado floreciente, u hoteles de lujo del gobierno.
Lugares como el Gran Manzana, que acaba de abrir sus puertas y al que solo puede entrar en que tiene dinero, es el ejemplo más típico de los útimos meses.
En esos barrios la gente no tiene dinero para reconstruir sus casas, tampoco el gobierno les facilita los materiales, y muchos de ellos tienen que sucumbir ante la pobreza que va en ascenso.
Pardo califica de “deprimente” los interiores de muchos apartamentos en los viejos edificios, donde viven decenas de familias hacinadas y “pasando penurias”.
El reportero ve ampliarse cada vez más la brecha entre ricos y pobres, al mismo tiempo que aumenta el turismo.
Para un cubano consultado por DW “la vieja Habana ha muerto”. Según dijo, “en el día los cubanos sirven de extras para ofrecer el diario espectáculo a los turistas, y después de las 10 de la noche, las calles quedan vacías”.
¿Y en el futuro?
En Cuba, los extranjeros no pueden comprar legalmente propiedades, por eso “lo hacen a través de testaferros cubanos”, recordó el reportero, que conoce de muchas personas que se han prestado para ese trámite.
El casco histórico, el Vedado, Nuevo Vedado, áreas cercanas al Hospital Hermanos Ameijeira y las playas de La Habana del Este están en la mira de los “que tienen el dinero para adquirir por la vía del testaferro las propiedades, y “ya lo están haciendo”.
Pardo dice que, en los casos que ya compraron, "se sabe" que detrás está el dinero del extranjero, y a su juicio "están asegurándose" para el futuro.
Todos sabemos que buscan "tener presencia en el país, tener su pedacito” en el momento en que ocurran cambios hacia la democracia en la isla, concluye.