La bahía de La Habana, de 5,2 kilómetros cuadrados y una profundidad media de nueve metros, estaba considerada por años como una de las más contaminadas de la región del Caribe a causa de los desechos industriales y comunitarios que arrastran a sus aguas varios ríos y sus afluentes de la ciudad.
En 1998 comenzó un programa de saneamiento de las aguas de la bahía y del puerto que ella abriga, a cargo del Grupo de Trabajo Estatal de la Bahía de La Habana (GTE-BH), que se ocupa de la "caracterización" de las aguas residuales provenientes de las 99 fuentes que vierten sus desechos y provocan daños en ese entorno.
Las labores de recuperación emprendidas por el GTE-BH determinaron que 124 industrias consideradas "agresivas" para el medioambiente establecieran planes para disminuir sus vertidos, mientras que 53 industrias se catalogaron como "altamente contaminantes".
Entre las fuentes contaminantes de la bahía habanera cita a la refinería de petróleo Ñico López, que tiene una gran chimenea de la que emerge permanentemente una columna de humo negro, visible desde buena parte de la ciudad.
En ese sentido, indica que el gobierno cubano planea trasladar esa industria y la actividad mercante al puerto de Mariel, situado a unos 50 kilómetros al oeste de La Habana, donde se construye la Zona Especial de Desarrollo Económico, un megaproyecto que aspira a ser la principal puerta de entrada y salida del comercio exterior de la isla y es la más importante inversión que se ejecuta actualmente en el país caribeño.
De acuerdo con esos planes, el puerto de La Habana quedará entonces reservado para la visita de cruceros y yates de turismo, la segunda actividad económica de la isla después de la venta de servicios profesionales.
El regreso de los peces y las aves marinas a la bahía de La Habana es un indicio de que se ha logrado reducir la contaminación ambiental entre un 50 y 60 % en los últimos diez años, sostuvieron hoy expertos de la isla.
Los pelícanos y las gaviotas han vuelto a comenzaron a sobrevolar la bahía, un síntoma de que las aguas han recuperado oxígeno y se ha reanimado la flora y fauna del fondo marino, recogen medios oficiales.