"Cuba sigue siendo, año tras año, el peor país para la libertad de prensa en América Latina", subraya la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) en su informe 2022, en el que sitúa a la isla en el ranking 173, de 180 países.
En esta ocasión, Cuba obtuvo solo 27.32 puntos de 100, una calificación más baja que en 2021, cuando alcanzó 36.06 y se situó en el lugar 171.
Según RSF, en todo el continente los periodistas continúan trabajando en un entorno crítico, que calificó de "nocivo" y "tóxico".
"Desconfianza hacia la prensa, alimentada por la retórica antimediática y la banalización del discurso estigmatizador de los políticos, especialmente en Brasil (puesto 110 en el Índice), Cuba (173), Venezuela (159), Nicaragua (160) y El Salvador (112)– ha ganado terreno. Cada vez más visibles y virulentos, estos ataques públicos debilitan la profesión y fomentan acciones legales abusivas, campañas de difamación e intimidación, especialmente contra las mujeres, y acoso en línea de periodistas críticos", subraya la organización.
En medio de este contexto, el régimen de La Habana retrasó el lunes la aprobación en la Asamblea Nacional del Poder Popular de una Ley de Comunicación Social que establece que, en Cuba, los medios de prensa son propiedad del Estado, y continúa relegando a la ilegalidad a los independientes.
El presidente de la Asamblea, Esteban Lazo Hernández, dijo que la propuesta de retrasar la aprobación de la ley vino del Consejo de Estado, por la "complejidad" de la medida y el desconocimiento de los diputados de los cambios a los que ha sido sometida.
La nueva ley será presentada en el órgano legislativo en febrero o marzo de 2023, tras recabar una mayor cantidad de opiniones de especialistas y ciudadanos, añadió Lazo Hernández.
Entretanto, periodistas independientes temen que su labor será aún más difícil con la entrada en vigor, el 1 de diciembre, de un nuevo Código Penal en Cuba que la criminaliza en varios aspectos, especialmente en lo referido al financiamiento proveniente de fuentes extranjeras, han alertado a Radio Televisión Martí comunicadores desde la isla.
Dos periodistas encarcelados
En general, el barómetro de abusos contra la prensa en 2022 de Reporteros Sin Fronteras señala que 532 comunicadores permanecen encarcelados en el mundo y 57 perdieron la vida a causa de su labor.
En el caso de Cuba, siguen en prisión los periodistas independientes Lázaro Yuri Valle Roca y Jorge Bello Domínguez.
Valle Roca fue condenado en julio de este año a cinco años de cárcel, acusado de presuntos delitos de propaganda enemiga de carácter continuado y resistencia. El comunicador independiente fue detenido en junio de 2021 por filmar a activistas que lanzaban octavillas en La Habana Vieja, en las que se exigían reformas democráticas para Cuba.
Lee también Valle Roca sufre pérdida de visión; sigue a la espera de atención médica especializadaBello Domínguez fue detenido durante las protestas populares del 11 de julio de 2021 en Güira de Melena, provincia de Artemisa. El comunicador fue acusado de los presuntos delitos de sabotaje con carácter continuado, robo con fuerza, desacato y desórdenes públicos, y condenado a 15 años de cárcel.
Desde la prisión de máxima seguridad Combinado del Este, en La Habana, donde cumple sentencia, el periodista independiente y activista ha denunciado en varias ocasiones las pésimas condiciones y los maltratos a los que ha sido sometido desde su encarcelamiento.
Lee también Castigan a periodista independiente preso del 11J por denuncias desde la cárcelAmbos comunicadores han visto afectada su salud de forma preocupante en la cárcel, donde no reciben ni medicamentos, ni atención médica adecuada, han denunciado sus familiares.
Otros muchos se han visto forzados a abandonar Cuba, tras el hostigamiento constante de las autoridades, que los ve como "delincuentes", y los trata como tales, al decir del periodista cubano Abraham Jiménez Enoa en noviembre pasado, cuando en Nueva York el Premio Internacional a la Libertad de Prensa que otorga el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).
El cofundador de la revista digital El Estornudo y columnista del diario The Washington Post dijo que nació en un país “donde todos los canales de televisión, todas las emisoras de radio, todos los periódicos, todas las revistas, están por ley dirigidas por el Partido Comunista”, y donde reportar sobre la realidad que te rodea “significa violar la ley”.