Unas 100 personas oraron el jueves en una parroquia en Bejucal para que los gobernantes cubanos admitan sus responsabilidades y ofrezcan oportunidades a los jóvenes cubanos, quienes arriesgan sus vidas para intentar llegar a Estados Unidos en busca de una vida major.
La Parroquia de los Santos San Felipe y Santiago del Bejucal, -el pueblo donde vivían la mayoría de las víctimas más recientes-, abrió sus puertas a familiares y amigos de 20 migrantes cubanos desaparecidos en el mar, después del naufragio de la embarcación en que salieron de Cuba el 20 de septiembre en busca del sueño americano.
El lamentable desenlace se conoció esta semana, cuando fueron hallados tres migrantes en una isla cercana a Big Pine Key. Los sobrevivientes narraron a medios locales que la embarcación en que viajaban 23 personas zozobró el 21 de septiembre.
Las autoridades cubanas culpan a la Ley de Ajuste Cubano y a la política de Pies Secos/Pies Mojados de incentivar la salida ilegal del país en precarias embarcaciones, pero muchos alegan que la falta de libertad y oportunidades es lo que los obliga a estas personas a emprender la aciaga travesía.
“Nosotros pedimos que Dios ilumine a los gobernantes para que hagan de verdad lo que tienen que hacer para que los jóvenes vean un futuro para Cuba y que no tengan que buscar una fuga del país”, dijo a Martí Noticias Juan Ricardo, Diácono de la Iglesia donde se celebró la Oración Madres por sus Hijos en la mañana de este jueves.
“La mayor parte de los jóvenes lo único que sueñan es con irse a Estados Unidos (…) muchos quieren irse a la Yuma porque no ven futuro, no ven progresos para que ellos puedan construir sus vidas”, agregó.
Está prevista una misa para el próximo domingo.
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En entrevistas con los periodistas Tomás Cardoso y Cary Roque para el programa "Cuba al Día", testigos explicaron que el pueblo de Bejucal está consternado por la tragedia, de la que poco se sabe porque no han recibido información alguna ni de las autoridades ni de los medios oficiales.
“Hay una inmensa tristeza en el pueblo, el pueblo se siente enlutado, caminas por las calles y sientes el silencio, no hay nadie escuchando música”, explicó Eduardo Quintana, abogado y misionero de Bejucal, al periodista Tomás Cardoso.
En entrevista con Martí Noticias, Quintana explicó también que no es un hecho aislado, porque hay otros jóvenes desaparecidos pero sus familiares aún tienen esperanzas de recibir señales de que han sobrevivido al riesgoso intento de emigrar por el mar.
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Comentó, no obstante, que “esta cantidad” no había sucedido antes.
“Son muchos muchachos del mismo lugar, del mismo pueblo e inclusive parejas, matrimonios que están en este momento desaparecidos”, comentó.
Quintana dijo que en su labor como misionero se ha acercado a familias que se sienten involucrados en la tragedia y aseguró que “hay mucha confusión”.
“Tienen la esperanza de que su familiar no esté en ese grupo aunque saben que salieron en ese grupo. Es muy difícil, no hay ninguna información official en la prensa, nadie ha dicho nada. Lo que se sabe es de los que pueden recibir información de internet, de Radio Martí”, dijo.
La culpa
La tragedia es parte de la crisis migratoria cubana que se avivó tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana después de más de medio siglo de hostilidades.
Expertos opinan que el temor a que sean eliminados los beneficios migratorios excepcionales que ofrece Estados Unidos a los cubanos cuando tocan su suelo es el motivo de la creciente avalancha.
Washington ha reiterado por su lado que esta ley no entra en la negociación.
El caso de los desaparecidos de Bejucal salió a flote después que fueron hallados tres migrantes cubanos en una isla cercana a Big Pine Key, quienes declararon que venían en una embarcación que naufragó y en la que viajaban 23 cubanos.
El hallazgo llevó a la Guardia Costera de Estados Unidos a iniciar labores de búsqueda que luego fueron suspendidas en la noche del martes.
Un comunicado de la entidad informó del hallazgo de tres cadávers el sábado pasado a unas 23 millas al sureste de Islamorada.
Otro cuerpo, encontrado el lunes cerca de Big Island Munson, fue identificado como el de una mujer que formaba parte del grupo de balseros.
Además la Oficina del Sheriff del Condado Monroe recuperó el cuerpo de un hombre el sábado en Ramrod Key, pero no era claro si el hombre es víctima del naufragio de los 23 cubanos.
El dolor no cesa
El trágico caso recuerda a otro ocurrido en el 2014, cuando estuvo de luto el pueblo de Manzanillo, en la provincia de Granma, tras la muerte de 17 jóvenes por la avería del motor que dejó a la tripulación de 31 a la deriva en alta mar durante tres semanas.
La tragedia fue catalogada como el peor desastre de una embarcación cubana en dos décadas.
El suceso señaló entonces a Manzanillo como uno de los sitios donde emigrar por el mar era parte de la rutina.
Vecinos calculaban que cuatro o cinco botes con hasta 30 pasajeros partían de ese estrecho infestado de tiburones en las semanas en las que el clima era favorable, según reportaron agencias de noticias extranjeras que cubrieron el triste incidente en el que la Iglesia Católica les sirvió de consuelo.
“Las personas y los jóvenes huyen de la falta de libertades, de la falta de futuro, de la falta de economía, de no ver luz ni esperanzas”, dijo Quintana, el misionero que sigue de cerca la tragedia que hoy enluta a Bejucal.
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