En Santa Clara las aguas de sus principales ríos y afluentes, que antaño fueron cristalinas, hoy son focos contaminantes que no permiten mitigar el calor veraniego.
Santa Clara, la capital de la central provincia de Villa Clara, a unos 270 kilómetros de La Habana, tiene dos ríos, el Bélico y el Cubanicay, que atraviesan la ciudad de sur a norte. Sus aguas contaminadas están apestosas y mugrientas.
Por la carencia de recogedores de basuras, en sus márgenes botan desperdicios y hasta animales muertos.
Allí se encuentran con frecuencia focos del mosquito Aedes aegypti. Los salideros del alcantarillado también contaminan las aguas.
La solución no aparece. Entre los ficticios planes gubernamentales del territorio se prevé inversiones de gran envergadura para el año 2016. De momento sólo se avizora vivir entre desgracias y contaminaciones frecuentes.
En tiempos de crecidas de los dos ríos, debido a las lluvias, muchos vecinos, a pesar de conocer de las pésimas calidades de las aguas, acuden a las orillas, con pita de nailon y anzuelo en mano, para capturar alguna claria, un pez de aspecto horrible, codiciado como alimento del cubano de escasos ingresos monetarios.
Nativos de la ciudad que hoy peinan canas dicen que las aguas de esos ríos, décadas atrás, mitigaban el calor veraniego de los santaclareños. En diferentes puntos de los márgenes de esos ríos existían recintos que funcionaron como lavaderos, mandados a construir por Marta Abreu, la Benefactora de Santa Clara.
Las famosas Pozas del Borrotico o Los Manguitos pasaron a la historia. Las bondades de los ríos desaparecieron. Los bañistas, en medio del calor infernal, tienen que ir a algunas piscinas estatales. La mayoría, con luz verde solo para la nomenclatura y dirigentes.
Santa Clara es un municipio sin costas. La playa más cercana está a unos 50 kilómetros. Viajar hasta allí es una verdadera odisea debido a la falta de transporte.
En Santa Clara hay algo más de 800 000 habitantes, sin contar los visitantes. 24 son las piscinas existentes. Sólo 16 funcionan con discreta capacidad para beneficiados por el dinero convertible o las ofertas de planes vacacionales. Cinco tienen entradas libres para la población
Otras seis presentan daños en los equipos de purificación y bombeo de agua. Son meros estanques vacíos, como aquella natural del Arco Iris. Todas llevan años en estado deplorable por la negligencia de los organismos que las atienden. Allí el mosquito Aedes aegypti encuentra refugio.
La enseñanza de la natación se ha convertido en una utopía. Piscinas punteras en este deporte pasaron al recuerdo. Las enclavadas en los centros educacionales Yabú 1 y Yabú 2, están perdidas entre los arbustos. Las existentes en el centro deportivo "Giraldo Córdova Cardín", en el reparto Dovarganes, y otras dos en el Palacio de los Pioneros necesitan remodelación capital.
A la élite gubernamental y partidista no les afecta en igual medida el intenso calor veraniego. Ellos cuentan con piscinas exclusivas como las existentes en la Escuela del Partido Comunista, las casas de visitas del MININT o las FAR, la casona del Azucarero y los campismos Minerva y Arco Iris.
Algunos particulares en Santa Clara, con dinero suficiente y un filón atrayente, construyeron piscinas en sus casas. Las alquilan a precios menores que aquellos lugares en los cuales hay que llevar divisas. Ellos, a la vez que obtienen ganancias, dan un servicio y se incluyen dentro de una iniciativa individual que amortigua el calor del verano.
En los hoteles Los Caneyes, La Granjita, América o Rivierita, hay que llevar un saco de pesos convertibles para pagar la entrada y los alimentos. Es inalcanzable para el cubano de a pie.
Lo cierto es que en la capital provincial de Villa Clara las aguas de sus principales ríos y afluentes, que antaño fueron cristalinas, hoy son focos contaminantes que no permiten mitigar el calor veraniego.
Por la carencia de recogedores de basuras, en sus márgenes botan desperdicios y hasta animales muertos.
Allí se encuentran con frecuencia focos del mosquito Aedes aegypti. Los salideros del alcantarillado también contaminan las aguas.
La solución no aparece. Entre los ficticios planes gubernamentales del territorio se prevé inversiones de gran envergadura para el año 2016. De momento sólo se avizora vivir entre desgracias y contaminaciones frecuentes.
En tiempos de crecidas de los dos ríos, debido a las lluvias, muchos vecinos, a pesar de conocer de las pésimas calidades de las aguas, acuden a las orillas, con pita de nailon y anzuelo en mano, para capturar alguna claria, un pez de aspecto horrible, codiciado como alimento del cubano de escasos ingresos monetarios.
Nativos de la ciudad que hoy peinan canas dicen que las aguas de esos ríos, décadas atrás, mitigaban el calor veraniego de los santaclareños. En diferentes puntos de los márgenes de esos ríos existían recintos que funcionaron como lavaderos, mandados a construir por Marta Abreu, la Benefactora de Santa Clara.
Las famosas Pozas del Borrotico o Los Manguitos pasaron a la historia. Las bondades de los ríos desaparecieron. Los bañistas, en medio del calor infernal, tienen que ir a algunas piscinas estatales. La mayoría, con luz verde solo para la nomenclatura y dirigentes.
Santa Clara es un municipio sin costas. La playa más cercana está a unos 50 kilómetros. Viajar hasta allí es una verdadera odisea debido a la falta de transporte.
En Santa Clara hay algo más de 800 000 habitantes, sin contar los visitantes. 24 son las piscinas existentes. Sólo 16 funcionan con discreta capacidad para beneficiados por el dinero convertible o las ofertas de planes vacacionales. Cinco tienen entradas libres para la población
Otras seis presentan daños en los equipos de purificación y bombeo de agua. Son meros estanques vacíos, como aquella natural del Arco Iris. Todas llevan años en estado deplorable por la negligencia de los organismos que las atienden. Allí el mosquito Aedes aegypti encuentra refugio.
La enseñanza de la natación se ha convertido en una utopía. Piscinas punteras en este deporte pasaron al recuerdo. Las enclavadas en los centros educacionales Yabú 1 y Yabú 2, están perdidas entre los arbustos. Las existentes en el centro deportivo "Giraldo Córdova Cardín", en el reparto Dovarganes, y otras dos en el Palacio de los Pioneros necesitan remodelación capital.
Algunos particulares en Santa Clara, con dinero suficiente y un filón atrayente, construyeron piscinas en sus casas. Las alquilan a precios menores que aquellos lugares en los cuales hay que llevar divisas. Ellos, a la vez que obtienen ganancias, dan un servicio y se incluyen dentro de una iniciativa individual que amortigua el calor del verano.
En los hoteles Los Caneyes, La Granjita, América o Rivierita, hay que llevar un saco de pesos convertibles para pagar la entrada y los alimentos. Es inalcanzable para el cubano de a pie.
Lo cierto es que en la capital provincial de Villa Clara las aguas de sus principales ríos y afluentes, que antaño fueron cristalinas, hoy son focos contaminantes que no permiten mitigar el calor veraniego.