La deuda de Cuba con el Club de París era de 4,620 millones de dólares al cierre de 2023, la segunda mayor de toda América Latina y el Caribe, según un informe publicado por ese grupo.
"Esta condición de Cuba de ser incapaz de pagar esa deuda los pone en un escenario donde no hay ninguna alternativa real para financiar la crisis que se vive hoy en el país", dijo este lunes el economista Miguel Alejandro Hayes a la revista informativa Martí Noticias AM.
Para Hayes, “lo primero sería mirar la realidad de la deuda, hay mucha nebulosa en el discurso que ofrece el régimen cubano”.
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El experto opina que “sin apoyo internacional en materia de financiamiento, es imposible que un país con una crisis tan avanzada pueda materializar una salida”.
Sobre la renegociación de la deuda por parte de Cuba en varias ocasiones, explicó que “se realizó en los momentos de un supuesto máximo esplendor económico, que realmente fue un pequeño boom que coincidió con el auge del turismo y la exportación de servicios de profesionales, algo muy ficticio”.
El economista cubano, que colabora como analista en programas de Radio Martí, dijo que a pesar del discurso oficialista de que la deuda es “impagable”, casi la mayoría se corresponde con una deuda comercial convertida en una deuda de Estado, que no es más que el incumplimiento de pago del Estado cubano en términos como, por ejemplo, contenedores de comidas.
En septiembre de 2023, durante la visita anual que realizaron a Cuba los representantes del Club de París para examinar los cumplimientos de pagos de la deuda, se supo del incumplimiento por cuarto año consecutivo.
El experto explicó, además, que “los ingresos en divisas del régimen cubano también han tenido un descenso, porque el sistema ha centrado las fuentes de ingreso a partir de dinámicas políticas, y no a partir de la inserción competitiva en el mercado internacional, obteniendo este capital, fundamentalmente, de la extracción de la remesa de la diáspora cubana y de alianzas políticas”.
Enfatizó en que a esta situación económica hay que sumar el decrecimiento poblacional de la isla y las limitaciones que está enfrentando el incipiente sector privado, que dejan a Cuba en un presente y un futuro totalmente desalentador.