Tres periodistas cubanas denunciaron que han sido víctimas del acoso cibernético en el ejercicio de su profesión.
“He tenido acoso de perfiles falsos o de blogs de la Seguridad del Estado que difaman en contra mía y de otros opositores. Han divulgado fotos privadas que estaban en el ordenador que se llevaron en el allanamiento de mi casa en enero de este año, intentando desacreditarme”, afirmó a Radio Televisión Martí, Iliana Hernández, influencer y reportera del medio digital Cibercuba.
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“Son enviados de la policía política. He recibido amenazas de distintos tipos. Un individuo me amenazó de muerte, me aseguró que iba a amanecer un día con hormigas en la boca en un basurero”, señaló Hernández.
El ciberacoso usa la tecnología para amenazar, denigrar o intimidar a otra persona. Así le ha sucedido a la corresponsal de Cubanet, Camila Acosta.
“Me han texteado por Messenger, criticándome por mi postura política. También un periodista independiente de la Isla de la Juventud me atacó: sacó, en Facebook, una foto mía y de Ángel Santiesteban, mi pareja, en la que yo estaba sentada arriba de él. Esa imagen la había tomado la Seguridad del Estado de un teléfono que me quitó en el mes de marzo. Y entonces este sujeto empieza a hacer comentarios de que yo había venido a La Habana a jinetear, a prostituirme”.
“Me atacan con injurias, sobre todo cuando hago las transmisiones en vivo y en mis posts. Me doy cuenta de son los ‘cibercombatientes’, creados por el Gobierno cubano, por el discurso de siempre de que somos mercenarios, que yo no soy periodista, que soy pagada por el imperialismo”, apuntó Acosta.
Por su parte, María Matienzo, quien trabaja para la misma publicación, considera que la violencia cibernética puede causar serios trastornos.
“Claro que he sufrido acoso cibernético. Por ejemplo, un día le ‘hackearon’ la cuenta a una colega colombiana y se hicieron pasar por ella. Supuestamente, me pidió que le colaborara en algo porque venía para Cuba y me di cuenta de que no era ella justo cuando empezó a hablarme de asuntos personales que nunca le había compartido. Recientemente en una directa del artista Luis Manuel Otero Alcántara, alguien, evidentemente de una de esas identidades que arman en la UCI [Universidad de Ciencias Informáticas], empezó a ofenderme, e inmediatamente me llegó un mensaje con una grosería de marca mayor que no puedo repetir por esta vía”, indicó Matienzo y añadió:
“La violencia cibernética a veces es terrible: llamadas raras de números raros, sobretodo en fechas claves [en que hay una convocatoria de opositores, o una actividad]. En una ocasión una mujer me ofreció dinero y al negarme, terminó siendo muy ofensiva”.
“Hace dos noches un cubano, aparentemente residente en España, me cuestionó por hechos de los que yo ni siquiera tenía conocimiento, pero como si yo fuera la protagonista de ellos”, dijo.
“Otro, que dice vive en Portugal, me escribió que me iba a coger en la calle. Ni siquiera le pregunté qué era lo que me iba a hacer porque inmediatamente lo bloqueé”, expuso Matienzo.
Las comunicadoras coinciden en que el hostigamiento en internet contra ellas, traducido en insultos o menosprecio laboral, amenazas de muerte, persecución online o suplantación de identidad, viene, casi en su totalidad, de las fuerzas de la Seguridad del Estado o de gente a su servicio.
Iliana Hernández, Camila Acosta y María Matienzo fueron incluidas este año en el reconocimiento “Women Journolist Heroes” de la Fundación Internacional para las Mujeres en los Medios (IWMF), con sede en Washington, que destaca a las informadoras que laboran en difíciles circunstancias.