El costo real del Puerto del Mariel, ejecutado por la constructora Odebrecht y en gran parte financiado por Brasil, es el principal enigma por resolver cuando se busca transparencia en los negocios realizados entre la constructora y el régimen cubano.
El blindaje de los pactos para sacar adelante ese proyecto pareciera resistir al tiempo. Sin embargo, a medida que la investigación Lava Jato destapa la megatrama de corrupción internacional protagonizada por el gigante de la construcción brasileña, más elementos dejan entrever que las cifras oficiales esconden más de lo que dicen.
La clave para descubrir si hubo sobreprecio en la obra, desvíos de recursos o mal uso del préstamo estatal brasileño se esconde en la caja negra de las exportaciones realizadas por Odebrecht para la terminal cubana.
El contrato de financiación del Mariel establecía un acuerdo tripartita entre el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), Odebrecht y la República de Cuba, el cual funcionó de la siguiente forma: el banco abrió cinco créditos, hasta un total de $682 millones de dólares, destinados a comprar en Brasil todo lo necesario para el puerto; Cuba, a través de la estatal Zona de Desarrollo Integral Mariel S.A. (ZDIM) -controlada por el Grupo de Administración Empresarial SA (GAESA/MINFAR)- aprobaba las importaciones a la isla, que eran realizadas por Odebrecht.
Posteriormente, Cuba emitía cartas de crédito a nombre de la constructora –que serían descontadas del crédito abierto por el banco- y Odebrecht recibía los valores directamente del BNDES, en reales brasileños, después de presuntamente comprobarle al banco haber prestado servicios o embarcado mercaderías a Cuba.
Al final, el Banco Nacional de Cuba asumía la deuda con Brasil.
Esta forma de crédito con transacciones a través de cartas de crédito prácticamente anula el dinero circulante entre los países. El contrato vedaba cualquier transferencia de dinero a Cuba y pagos en el exterior de Odebrecht. “El crédito no podrá ser utilizado para gastos de cualquier naturaleza en la República de Cuba o en terceros países, que impliquen remesas de divisas de Brasil al exterior”, especifica el contrato.
En cumplimiento de ese circuito cerrado, 84% del dinero invertido en el Mariel se habría gastado en importaciones cubanas desde Brasil, incluyendo aquí los servicios prestados por la propia Odebrecht y otros subcontratados. Como es el caso del “diseño conceptual, diseño básico, diseño de detalle y asistencia técnica en el local”, encargado a la empresa brasileña Exe Engenharia, según informes de esa compañía.
En la práctica, es como si Odebrecht hubiese llevado a Cuba más de tres cuartos del puerto, sin incurrir en mayores gastos en el país donde construía la empresa.
Pero, ¿exportó realmente Odebrecht $802 millones de dólares para el puerto cubano? ¿Qué fue llevado por la compañía a Cuba y a qué precio? ¿Cuánto cobró la constructora por sus servicios? ¿Eran realmente para el Mariel todos los encargos cubanos?
Bajo el amparo de la ley brasileña de acceso a la información, Martí Noticias solicitó al BNDES documentos que comprobasen las exportaciones financiadas para el Puerto del Mariel, pero el banco se negó a entregarlos.
“Nos corresponde informar que los documentos solicitados contienen informaciones privadas, de carácter comercial y estratégico del exportador y el deudor [Odebrecht y Cuba], que fueron suministradas en carácter sigiloso y no pueden, por lo tanto, estar disponibles”, respondió la entidad financiera.
Exportaciones fantasmas
Para este reportaje se analizaron datos abiertos disponibles en Brasil sobre todas las exportaciones a Cuba en el período que comprende la construcción de la terminal de contenedores. A partir de esa información se concluyó que el volumen exportado -según los datos del Ministerio de Comercio Exterior- se queda muy por debajo de lo declarado por Odebrecht.
Para este análisis se tuvieron en cuenta todas las exportaciones de 2010 -a pesar de que la ejecución arrancó en diciembre de ese año- y las de los años siguientes hasta enero de 2014, cuando se concluyó la primera etapa de las obras.
Se sacaron de este cómputo apenas aquellos productos que no tendrían ninguna relación con el sector de la construcción, tales como alimentos y bebidas alcohólicas, implementos agrícolas, preparaciones capilares, gomas para automóviles de pasajeros, material de sutura, artículos de higiene, pienso, cubiertos, muebles de madera para cuartos...
Después de la depuración, el total comprado por Cuba a Brasil en el período se queda en $419 millones de dólares. Aun considerando que absolutamente todas las importaciones cubanas del sector constructivo tuvieran como destinatario al Mariel, la diferencia con el monto que Odebrecht sostiene haber exportado es de $383 millones.
Servicios fantasmas
Una investigación en Brasil le sigue el rastro a lo que podría ser una falsa subcontratación de servicios reportados como “exportaciones”. En 2003, Odebrecht contrató por cerca de $1.6 millón de dólares a la empresa Noronha Engenharia SA para el control de calidad de las estructuras de la terminal de contenedores.
Los fiscales encontraron que un año antes, ya con las obras del Mariel a todo tren, Odebrecht concedió un presunto préstamo a Noronha Engenharia SA, por valor similar, para aliviar los problemas financieros que enfrentaba. Las sospechas aumentan tras la divulgación por el sitio de noticias Congresso em Foco de un e-mail atribuido al departamento financiero de la constructora, reclamando la devolución de un millón de dólares.
Odebrecht no reconoce la autenticidad del correo y Noronha Engenharia SA niega haber hecho devoluciones de pagos relacionados a los trabajos en el Mariel, pero se ampara en el secreto comercial para esconder los contratos firmados con Odebrecht y mucho menos presenta pruebas de la ejecución de los trabajos en Cuba.
Más disonancia
Las declaraciones encontradas de portavoces claves del negocio acerca del precio del puerto y el uso del crédito brasileño también reafirman las sospechas de malversación.
De acuerdo con Odebrecht, la primera etapa de ampliación y modernización del puerto cubano costó $957 millones de dólares, una cifra que la expresidenta brasileña Dilma Rousseff y el gobernante Raúl Castro prefirieron silenciar durante la inauguración de las obras.
Después de cortar la cinta del Puerto de Mariel, el 27 de enero de 2014, Rousseff prefirió ceñirse en su discurso al monto financiado por el BNDES, la entidad estatal de fomento del país sudamericano. “En esta primera fase, nosotros financiamos, a través del BNDES, $802 millones de dólares estadounidenses en bienes y servicios”, afirmó la mandataria en su discurso.
A pesar de haber exaltado el préstamo, la presidenta patinó en el valor.
El crédito brasileño alcanzó los $682 millones, de acuerdo con el BNDES, y la cifra expuesta por la exmandataria refleja el volumen total, no todo financiado, que Odebrecht asegura haber exportado a Cuba para la ejecución de las obras.
El general-presidente también se mantuvo alejado de los números, ateniéndose a proclamar esfuerzo, dedicación y solidaridad, aunque resaltó el apoyo crediticio del gobierno brasileño “en condiciones ventajosas”.
A raíz de la inauguración del Mariel, Mauro Hueb, director-superintendente de la Compañía de Obras e Infraestructura (COI), la sucursal de Odebrecht en Cuba, desglosó los aportes financieros para el puerto con más cifras inexactas.
“El valor total llegó a $957 millones de dólares, separados de la siguiente forma: $157 millones en gastos locales, aportados por el gobierno cubano, $200 millones aportados al financiamiento también por el gobierno cubano y $600 millones aportados por el gobierno brasileño”, explicó en entrevista para Blog do Planalto, sitio oficial de noticias de la presidencia.
(Las declaraciones de Hueb pueden escucharse al partir del minuto 1:15 de este video)
El préstamo declarado por el ejecutivo al frente del negocio en Cuba difiere otra vez de los $682 millones de dólares entregados a su compañía por el banco de fomento. A su vez, los $200 millones que se indican como aporte cubano al financiamiento, serían la cuota de 15%, en efectivo que Cuba debía pagar a cada compra en Brasil. Así lo establecía una cláusula del préstamo que limitaba el valor financiado al 85% del precio de las exportaciones, mientras que Cuba debía desembolsar el resto, en metálico, en una cuenta brasileña. De haberse cumplido esta norma, el aporte cubano habría sido de $120 millones de dólares y no de 200 como asegura el directivo.
Otro dato disonante acerca del costo de la terminal portuaria lo aporta el documental producido por la Televisión Cubana, Mariel, una puerta abierta al mundo. El material, dirigido por la periodista Gladys Rubio y con asesoría de la Dirección Integrada de Proyectos Mariel (DIP Mariel), asegura que la primera etapa de la terminal de contenedores del Mariel se concluyó “con un costo aproximado de $450 millones de dólares”. Esa cantidad es mucho menos de la mitad del precio final anunciado por Odebrecht y muy por debajo de la deuda cubana contraída con Brasil.
En el mismo documental, el ingeniero Alain González, director adjunto de AEI Mariel Quality-COI, la empresa mixta cubano-brasileña creada para la ejecución de la obra portuaria, consolida el dato aportado por la periodista Rubio.
“Para Cuba es una obra trascendental, 22 objetos de obra se han ejecutado al unísono, que valen cada una más de $20 millones de dólares”, apunta el directivo cubano.
¿Alcanzó a Cuba el mayor caso de sobornos internacionales de la historia? ¿Extendió Odebrecht su modelo ilícito a los negocios en la isla? ¿Cuánto costó el Puerto del Mariel ejecutado por el gigante de la construcción brasileña? La serie de reportajes “Los oscuros negocios de Odebrecht en Cuba” que comienza a publicar Martí Noticias, busca respuestas a estas y otras interrogantes siguiéndole los pasos a la compañía desde que arribó al país, entre 2007 y 2008, conducida por Hugo Chávez y Lula da Silva. Para reconstruir esa trayectoria, la investigación periodística revisó centenas de páginas de documentos sacados a la luz a raíz de la operación Lava Jato, que investiga la megatrama de corrupción destapada en Brasil y extendida a al menos 12 países de la mano de Odebrecht. Tras el examen de acusaciones de la fiscalía brasileña, auditorías del Tribunal de Cuentas de la Unión, pericias de correspondencia capturada por la policía, demandas en tribunales, videos de las delaciones premiadas de ejecutivos de Odebrecht y políticos brasileños y cables diplomáticos desclasificados relacionados a Cuba, Odebrecht y las operaciones de crédito para el Mariel, además de decenas de reportajes de la prensa brasileña, la serie consolida un retrato actual y revelador de todo lo que se sabe hasta la fecha de los obscuros negocios de Odebrecht en Cuba. De acuerdo al director de Transparency International en Brasil, Bruno Brandão, los pilares para la expansión internacional de la corrupción de Odebrecht fueron: privilegios concedidos a la empresa en Brasil, la diplomacia del ex presidente Lula da Silva para facilitar su actuación en el exterior y la concesión de créditos del banco de fomento brasileño para obras internacionales. La pesquisa periodística muestra cómo todas esas condiciones se dieron en el caso cubano. El cuadro se agrava cuando se tiene en cuenta que Odebrecht fue nombrada por el gobierno cubano para ejecutar el Mariel sin pasar por licitaciones, sumado a la inexistencia en Cuba de órganos independientes de fiscalización del estado y un factor no menos importante: dirigieron los negocios en Cuba los mismos ejecutivos que admiten hoy haber pagado sobornos en República Dominicana, Angola, Perú y otros países de América Latina y África, como parte del modus operandi de expansión de la compañía. |