Cuando tomé la decisión de hacer frente a las falsas acusaciones en mi contra, sabía perfectamente lo que me esperaba, asegura el líder opositor en una carta publicada en un medio español.
El líder opositor venezolano Leopoldo López, encarcelado en la prisión de Ramo Verde, reiteró su inocencia y confianza en un cambio político en Venezuela, a través de una carta abierta publicada por el diario español El País.
López destacó lo acertado del camino de la lucha por el futuro de sus hijos, de la niñez y juventud venezolana y resalta que su presencia en la prisión de Ramo Verde es el resultado de una larga persecución por parte de un régimen intolerante, represivo y corrupto.
Reitera que la escasez, la inflación, la falta de libertad y respeto a los derechos humanos afectan a todos por igual.
El activista preso venezolano finaliza aclarando que ya han pasado quince años y que no se puede esperar más, que Venezuela necesita un cambio.
A continuación fragmentos de la publicación:
Leopoldo Santiago, mi hijo de un año de edad, dio sus primeros pasos en la cárcel militar de Ramo Verde; el contexto hizo que el que comúnmente sería uno de los momentos más felices para un padre, fuera para mí, uno de los más duros; un momento para reflexionar, para cuestionarme y al final… confirmar lo acertado del camino que he tomado, el camino de la lucha por el futuro de mis hijos, de la niñez y juventud venezolana, de un pueblo asfixiado y humillado que merece libertad, que merece paz, que merece justicia y la oportunidad de progresar.
Tengo muy claro que mi presencia en Ramo Verde no es consecuencia de lo sucedido el 12-F, sino el resultado de una larga persecución por parte de la sinrazón, de un régimen intolerante, represivo y corrupto. Desde enero de 2013, el presidente Maduro me amenazó con meterme en prisión y fue muy reiterativo en ello durante todo el año. También es importante recordar que el Gobierno del presidente Chávez me inhabilitó para participar en las elecciones del 2008 para la Alcaldía Mayor, con un 70% de aprobación; y en 2012 la Corte Interamericana de Derechos Humanos sentenció a mi favor.
Mi estancia aquí y lo sucedido en la fiscalía no son más que el claro reflejo de que estábamos en lo correcto, de que era necesaria esa chispa que encendiera en los venezolanos ese deseo tan latente de lograr un cambio social y político. Que mi encarcelamiento esté contribuyendo en alguna medida al despertar de los venezolanos, vale la pena… Saber que más allá de estas rejas, cada día miles de venezolanos exigen en las calles un cambio pronto, pacífico y constitucional, vale la pena…
Tras más de 30 días de aislamiento, alejado de la población carcelaria, mi mente y mi espíritu se mantienen fuertes. Se me quedó grabada la frase de una pancarta que leí el 12-F [inicio de las protestas]: “Nos han quitado tanto, que nos quitaron hasta el miedo…”. A pesar de la incertidumbre que representa estar en manos de un verdugo que tiene preso a todo el pueblo venezolano, que ha expropiado el futuro de los jóvenes y pisado su presente, no tengo miedo… tengo la compañía de mi inocencia y la certeza de haber hecho lo correcto, enfatiza el líder opositor.
Desde esta celda, me lastima más que nunca lo que mi familia y todas las familias venezolanas están padeciendo; me lastiman todos los compatriotas —sin exclusión— que han perdido la vida; me lastima el secuestro de nuestra libertad...
La escasez, la inflación, la crisis hospitalaria, la inseguridad, la falta de libertad y respeto a los derechos humanos limitando la libertad de expresión, nos afectan a todos por igual… Nuestra lucha es la lucha de todos los venezolanos; una lucha para que los padres puedan ver a sus hijos dar sus primeros pasos en una Venezuela libre, segura y en paz.
Han pasado ya 15 años, no podemos esperar más, Venezuela necesita un cambio. Fuerza y fe, concluye el líder opositor venezolano Leopoldo López.
López destacó lo acertado del camino de la lucha por el futuro de sus hijos, de la niñez y juventud venezolana y resalta que su presencia en la prisión de Ramo Verde es el resultado de una larga persecución por parte de un régimen intolerante, represivo y corrupto.
Reitera que la escasez, la inflación, la falta de libertad y respeto a los derechos humanos afectan a todos por igual.
El activista preso venezolano finaliza aclarando que ya han pasado quince años y que no se puede esperar más, que Venezuela necesita un cambio.
A continuación fragmentos de la publicación:
Leopoldo Santiago, mi hijo de un año de edad, dio sus primeros pasos en la cárcel militar de Ramo Verde; el contexto hizo que el que comúnmente sería uno de los momentos más felices para un padre, fuera para mí, uno de los más duros; un momento para reflexionar, para cuestionarme y al final… confirmar lo acertado del camino que he tomado, el camino de la lucha por el futuro de mis hijos, de la niñez y juventud venezolana, de un pueblo asfixiado y humillado que merece libertad, que merece paz, que merece justicia y la oportunidad de progresar.
Tengo muy claro que mi presencia en Ramo Verde no es consecuencia de lo sucedido el 12-F, sino el resultado de una larga persecución por parte de la sinrazón, de un régimen intolerante, represivo y corrupto. Desde enero de 2013, el presidente Maduro me amenazó con meterme en prisión y fue muy reiterativo en ello durante todo el año. También es importante recordar que el Gobierno del presidente Chávez me inhabilitó para participar en las elecciones del 2008 para la Alcaldía Mayor, con un 70% de aprobación; y en 2012 la Corte Interamericana de Derechos Humanos sentenció a mi favor.
Mi estancia aquí y lo sucedido en la fiscalía no son más que el claro reflejo de que estábamos en lo correcto, de que era necesaria esa chispa que encendiera en los venezolanos ese deseo tan latente de lograr un cambio social y político. Que mi encarcelamiento esté contribuyendo en alguna medida al despertar de los venezolanos, vale la pena… Saber que más allá de estas rejas, cada día miles de venezolanos exigen en las calles un cambio pronto, pacífico y constitucional, vale la pena…
Tras más de 30 días de aislamiento, alejado de la población carcelaria, mi mente y mi espíritu se mantienen fuertes. Se me quedó grabada la frase de una pancarta que leí el 12-F [inicio de las protestas]: “Nos han quitado tanto, que nos quitaron hasta el miedo…”. A pesar de la incertidumbre que representa estar en manos de un verdugo que tiene preso a todo el pueblo venezolano, que ha expropiado el futuro de los jóvenes y pisado su presente, no tengo miedo… tengo la compañía de mi inocencia y la certeza de haber hecho lo correcto, enfatiza el líder opositor.
Desde esta celda, me lastima más que nunca lo que mi familia y todas las familias venezolanas están padeciendo; me lastiman todos los compatriotas —sin exclusión— que han perdido la vida; me lastima el secuestro de nuestra libertad...
La escasez, la inflación, la crisis hospitalaria, la inseguridad, la falta de libertad y respeto a los derechos humanos limitando la libertad de expresión, nos afectan a todos por igual… Nuestra lucha es la lucha de todos los venezolanos; una lucha para que los padres puedan ver a sus hijos dar sus primeros pasos en una Venezuela libre, segura y en paz.
Han pasado ya 15 años, no podemos esperar más, Venezuela necesita un cambio. Fuerza y fe, concluye el líder opositor venezolano Leopoldo López.