El Estado cubano paga a estos particulares 8 pesos cubanos --40 centavos de dólar-- por kilogramo de chatarra de latas de aluminio. Luego puede vender en el mercado mundial la tonelada por casi 1.600 dólares.
Datos de la Unión de Empresas de Recuperación de Materias Primas (UERMP) de Cuba indican que, de las 430 toneladas de desechos recicladas anualmente en la isla, el 64 % proviene de las casas de compra a la población, mientras que el sector estatal aporta el 35 %, y el resto corresponde a campañas de los CDR y los pioneros.
La información de los medios oficiales anuncia que próximamente comenzarán a funcionar en la isla 12 nuevas cooperativas para la recogida de materias primas, después de experimentos exitosos en las provincias Artemisa y Mayabeque.
Informes del Ministerio de Economía y Planificación señalan que más de 5.700 cubanos se encuentran vinculados a esta modalidad.
En la recogida de desechos reciclables por parte de la población desempeñan un importante papel los llamados “buzos”, a los que se ve a menudo buscando en depósitos de basura y basureros. Y aunque se ha creado una licencia para trabajar por cuenta propia en esta actividad, muchos se dedican a ella sin obtener el permiso.
El periódico villaclareño Vanguardia llamó el mes pasado a “ponerle coto a la proliferación de los 'buzos'”. Según la publicación, ellos se llevan ilegalmente de los vertederos "sacos repletos de cartón, papel, plástico, latas, hierros y otras materias primas para venderlos a entidades del Gobierno y a trabajadores por cuenta propia”.
El diario recordaba que la Resolución No. 42 de 2013 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social dispuso la labor del recolector vendedor de materias primas entre las nuevas formas del cuentapropismo, pero no especificó nada respecto a la procedencia de los recursos aprovechables.
El periodista independiente Yoel Espinosa Medrano dice en el semanario Primavera Digital que uno de los subdramas de la telenovela brasileña de turno, "Avenida Brasil", se desarrolla en un tiradero o vertedero de basura, donde personas pobres tratan de buscar el sustento diario, y que muchos cubanos que hacen lo mismo para ganarse la vida se ven reflejados en ella.
El comunicador señaló a martinoticias que la actividad de los "buzos" se ve facilitada por las acumulaciones de basura en las calles de las ciudades cubanas.
SANCIONES Y RIESGOS
Los buzos pueden ser amonestados públicamente, multados, y enviados a prisión bajo cargos de poner en peligro la salubridad y propagación de epidemias.
El portal Café Fuerte reportó en septiembre que a comienzos de este año el Tribunal Municipal Popular de Marianao juzgó a una decena de ellos “que comercializaban los más disímiles artículos encontrados dentro de los desechos sólidos del vertedero ubicado en la Calle 100, en La Habana”. Algunos fueron condenados a la sanción máxima de un año de privación de libertad.
El Código Penal cubano, vigente desde 1987, establece sanción de privación de libertad de tres meses a un año, o multa de 100 a 300 pesos para quienes violen las normas de salubridad que pongan en peligro a la comunidad.
Además, si son de otras provincias, los buzos pueden ser deportados. Pero al margen de las sanciones que les pueden aplicar, estas personas se juegan la vida hurgando en la basura.
Un miembro del informal gremio entrevistado por Espinosa Medrano relató que hace dos años un amigo suyo murió a causa de una leptospirosis adquirida en el vertedero de Santa Clara.
Muchos suelen pernoctar en los basureros en espera de los camiones que van a descargar.
NEGOCIO MÁS QUE RENTABLE
No obstante, pese a los peligros sanitarios y los castigos puntuales, el gobierno no ha lanzado una campaña a fondo contra los "buzos". Y la razón podría ser que uno de sus negocios internacionales para ingresar divisas es la venta al exterior de materiales reciclados, principalmente chatarra. Y se trata de uno más que rentable.
Si bien la nota oficial habla de “casas de compra”, muchos recolectores cubanos de materiales reciclables recibían hasta hace poco pagos en especie, como botellas de refresco que después revendían.
Actualmente les pagan 8 pesos cubanos (40 centavos de CUC, equivalente al dólar) por cada kilogramo de latas de aluminio, y otras tarifas según el material recolectado. De modo que por una tonelada (mil kilogramos) de chatarra de latas de aluminio el Estado cubano desembolsa unos 400 dólares. Para calcular su ganancia, considere que en el mercado mundial la chatarra de latas de aluminio se cotizó en los últimos 30 días a alrededor de 1.600 dólares la tonelada.
El semanario oficialista Trabajadores informó en 2011 que la industria de la chatarra reportó al país, a través de la Empresa Desmanteladora de Equipos, 50 millones de dólares. La entidad desmantela equipos que producen chatarra ferrosa, pero también procesa chatarras no ferrosas como desechos de aluminio, cobre y bronce, que según Trabajadores son claves en el proceso de exportación.
Como vimos al inicio de este trabajo, en Cuba la recolección de la mayor parte de estos materiales, así como de los también exportables desechos de papel y cartón, corre por cuenta de los particulares. Y no parece importar mucho si lo hacen con licencia o sin licencia.
La información de los medios oficiales anuncia que próximamente comenzarán a funcionar en la isla 12 nuevas cooperativas para la recogida de materias primas, después de experimentos exitosos en las provincias Artemisa y Mayabeque.
Informes del Ministerio de Economía y Planificación señalan que más de 5.700 cubanos se encuentran vinculados a esta modalidad.
El periódico villaclareño Vanguardia llamó el mes pasado a “ponerle coto a la proliferación de los 'buzos'”. Según la publicación, ellos se llevan ilegalmente de los vertederos "sacos repletos de cartón, papel, plástico, latas, hierros y otras materias primas para venderlos a entidades del Gobierno y a trabajadores por cuenta propia”.
El diario recordaba que la Resolución No. 42 de 2013 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social dispuso la labor del recolector vendedor de materias primas entre las nuevas formas del cuentapropismo, pero no especificó nada respecto a la procedencia de los recursos aprovechables.
El comunicador señaló a martinoticias que la actividad de los "buzos" se ve facilitada por las acumulaciones de basura en las calles de las ciudades cubanas.
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SANCIONES Y RIESGOS
Los buzos pueden ser amonestados públicamente, multados, y enviados a prisión bajo cargos de poner en peligro la salubridad y propagación de epidemias.
El portal Café Fuerte reportó en septiembre que a comienzos de este año el Tribunal Municipal Popular de Marianao juzgó a una decena de ellos “que comercializaban los más disímiles artículos encontrados dentro de los desechos sólidos del vertedero ubicado en la Calle 100, en La Habana”. Algunos fueron condenados a la sanción máxima de un año de privación de libertad.
El Código Penal cubano, vigente desde 1987, establece sanción de privación de libertad de tres meses a un año, o multa de 100 a 300 pesos para quienes violen las normas de salubridad que pongan en peligro a la comunidad.
Un miembro del informal gremio entrevistado por Espinosa Medrano relató que hace dos años un amigo suyo murió a causa de una leptospirosis adquirida en el vertedero de Santa Clara.
Muchos suelen pernoctar en los basureros en espera de los camiones que van a descargar.
NEGOCIO MÁS QUE RENTABLE
No obstante, pese a los peligros sanitarios y los castigos puntuales, el gobierno no ha lanzado una campaña a fondo contra los "buzos". Y la razón podría ser que uno de sus negocios internacionales para ingresar divisas es la venta al exterior de materiales reciclados, principalmente chatarra. Y se trata de uno más que rentable.
Si bien la nota oficial habla de “casas de compra”, muchos recolectores cubanos de materiales reciclables recibían hasta hace poco pagos en especie, como botellas de refresco que después revendían.
El semanario oficialista Trabajadores informó en 2011 que la industria de la chatarra reportó al país, a través de la Empresa Desmanteladora de Equipos, 50 millones de dólares. La entidad desmantela equipos que producen chatarra ferrosa, pero también procesa chatarras no ferrosas como desechos de aluminio, cobre y bronce, que según Trabajadores son claves en el proceso de exportación.
Como vimos al inicio de este trabajo, en Cuba la recolección de la mayor parte de estos materiales, así como de los también exportables desechos de papel y cartón, corre por cuenta de los particulares. Y no parece importar mucho si lo hacen con licencia o sin licencia.