Aunque no es el primer caso donde un médico cubano abandona repentinamente su misión, la deserción en Brasil del doctor Alejandro Guerrero González, especialista de 1er. grado en Medicina General Integral, y exdirector del hospital clínico quirúrgico Lucía Íñiguez Landín, de la provincia Holguín, es la más significativa de las bajas que ha tenido el MINSAP durante los últimos años.
"Se quedó, es un hecho; pero no podemos dar información pública", dijo una funcionaria del Departamento de Colaboración de la Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de Salud Pública cubano que, sin identificarse, argumentó: “la hija fue allá por un mes, aquí gestionamos su viaje, y ya sabemos que la niña cuando tenía que regresar, formó la perreta, no quiso virar, y pasó lo que pasó. Cosas de lealtad familiar; pero el profesor, por sí solo, nunca hubiese traicionado”.
Las autoridades del partido, el gobierno y la salud intentan, a estas alturas, con estupidez supina, ocultar el tema. Insisten, pero el “abandono de misión” de uno de los principales cuadros de la Dirección Provincial de Salud, junto a su esposa y su hija, desencadenó, a disgusto de las autoridades, una reacción de apoyo en la comunidad médica cubana y de parte de la sociedad holguinera.
Guerrero González es conocido por su minuciosa laboriosidad e insistente acicate en favor de mejorar la calidad de los servicios de salud al pueblo.
Profesor-instructor, originario de Banes, y miembro de la élite médica cubana, el doctor convirtió el Clinico Quirúrgico de la provincia oriental en su campo de batallas, incentivó el desarrollo de la docencia y las especialidades médicas hasta ubicar el nombre de la institución a la cabeza nacional de los trasplantes renales (30 por año), de córnea, de médula ósea, en el uso de la terapéutica con células madres, en la cirugía funcional para el tratamiento del Parkinson, y en las operaciones de implantes protésicos penianos a la población masculina local.
El galeno fue parte de la comitiva que abrió la misión médica cubana en Guatemala y, junto a su esposa, también especialista en Medicina General Integral, colaboraba en Brasil mientras su hija permanecía en la isla, como se quedan los hijos de todos los cooperantes cubanos hasta que, después de mucho pedir, e insistir, se le otorgó un permiso temporal para visitar a sus padres.
“Aquí se habla más de la fuga del médico Alejandro que de los apagones o de los preparativos para esperar el 26. El tipo se fue de misión para tener unos ahorritos y comprarse un refrigerador. Lo vamos a extrañar, la gente aquí lo quiere mucho. Su niña se llama Masiel, yo le descargué las tres temporadas de Violetta, la serie infantil de Disney (Channel)”, dijo un joven trabajador del hospital Lucía Iñiguez de Holguín, que como negocio paralelo a su profesión de enfermero, distribuye en la provincia el Paquete Semanal.