El número de profesionales cubanos de la salud que abandonan las misiones médicas en otros países ha experimentado un aumento desde el restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana.
Estadísticas de la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración de EEUU (USCIS) muestran que el año pasado el gobierno estadounidense había entregado 1.663 visas a médicos cubanos, y en los últimos 10 años procesó 8.000 solicitudes.
Los médicos cubanos se benefician del programa Cuban Medical Professional Parole (CMPP), establecido en 2006, cuando se acogieron al mismo 11 médicos cubanos, cantidad que ha ido aumentando gradualmente, con 779 visas en 2007, 976 en 2013 y 1,259 el año pasado.
“La gente tiene miedo de que después no pueda ir a Estados Unidos, porque se revoque la Ley de Ajuste Cubano”, dijo al periódico El Nuevo Herald Adrián Milia Artiles, un enfermero intensivista que desertó de la misión cubana en Venezuela.
“Yo era parte de la Brigada Henry Reeve y fui a Sierra Leona para combatir el ébola, pero en aquel momento solo pensaba en sobrevivir. Tuve la oportunidad de escapar de Venezuela y lo hice, aunque mi esposa embarazada tuvo que pagar por eso”, señaló.
Actualmente, Milia Artiles forma parte de unos 500 cubanos que pernoctan en un albergue de la localidad de Turbo, en Colombia.
“No entiendo por qué me negaron (la visa), porque presenté el pasaporte rojo de la misión y los papeles que me acreditan como enfermero intensivista, además de mi anterior trabajo en Cuba. Llevaba cuatro meses en Colombia y no podía seguir esperando, ahora trataré de llegar por otra vía”, declaró.
El Gobierno de Cuba, que en 2014 recibió unos $8.200 millones por exportación de servicios de salud, ve el éxodo del personal médico como un gran inconveniente.
Cuba ha afirmado que el Cuban Medical Professional Parole “tiene el perverso objetivo de promover el abandono por parte de profesionales de la medicina cubana de sus misiones en otros países, facilitando activamente su emigración mediante el uso de sus embajadas”.