En un día cualquiera, llegar a la residencia de la agregada de Prensa y Cultura de Estados Unidos en Cuba, en 7ma. y 24, Miramar, no debe demorar más de 20 minutos en un taxi desde el centro de la ciudad.
Pero con la visita de Obama, la capital es un caos. Decenas de calles cerradas y controles policiales en zonas aledañas por donde debía pasar La Bestia y su comitiva.
Pasada las nueve y media de la mañana, cuatro periodistas independientes cubanos, Yoani Sánchez, Augusto César San Martín, Ignacio González y yo, llegamos a la casa de la funcionaria. Luego de algunos consejos, nos condujeron hasta la Embajada estadounidense, a tiro de piedra del Malecón.
Por los alrededores de la Embajada, grupos de personas con la bandera de las barras y estrellas, esperaban ver pasar al Cadillac One y, por su cuenta, ofrecían declaraciones a la prensa extranjera.
Cuando arribó el Presidente al interior de la sede diplomática, un enjambre de periodistas buscaba situarse en una posición estratégica. Durante cinco minutos, se autorizó a los reporteros tomar videos y fotos, antes del encuentro de Obama con varios opositores.
Los cuatros periodistas independientes pasamos a una estancia color marfil con un cuadro del Capitolio en Washington. En cada silla había un pomo de agua mineral y el nombre del periodista.
Ben Rhodes llegó a los 20 minutos. Vestía camisa blanca a rayas, corbata roja y un saco negro. Se notaba cansado. Respondió dos preguntas a cada periodista luego de una breve introducción.
Yoani Sánchez, directora de 14yMedio, le preguntó por el tema de internet y la importancia del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, a efectuarse el mes próximo, y que pudiera despejar el futuro horizonte político en la isla.
Rhodes hizo un repaso de las opciones que diferentes empresas líderes de internet le han ofrecido a su contraparte cubana.
"El Gobierno de Cuba probablemente sienta desconfianza. Pero tras los paquetes del presidente Obama las empresas estadounidenses, como Google y otras, pueden invertir en la isla. Y sí, la Casa Blanca seguirá con interés lo que suceda en el congreso del Partido Comunista", matizó.
Augusto César San Martín, de Cubanet, comentó que más de 40.000 cubanos, a pesar de las tímidas reformas económicas emprendidas por el general Raúl Castro, habían abandonado el país, preocupados por la derogación de la Ley de Ajuste.
El asesor insistió en que la Administración de Obama no pensaba derogarlas, "aunque es posible que un futuro el Congreso le haga modificaciones", expresó.
"De buenas intenciones está empedrado el camino hacia el Cielo. Tras un año y tres meses, la gente de a pie se siente decepcionada por los escasos avances. Hay más titulares de prensa y volutas de humos que hechos concretos", expresé a nombre de Martí Noticias.
Rhodes dijo sentirse optimista. "Las transformaciones económicas de calado y de corte político van a llegar. Esta nueva política va en la línea de empoderar al pueblo cubano. No será un camino fácil. Son políticas que no se verán en corto plazo", me respondió.
Ignacio González, productor de audiovisuales, preguntó por el embargo, aunque Rhodes no aportó nada nuevo en esa y otras respuestas. Sus declaraciones se mantienen en la misma línea de sus encuentros celebrados en Miami, con representantes del exilio y la disidencia, y de su reunión con periodistas oficiales en el hotel Parque Central.
Lo más interesante se hablaba en sala situada en el ala norte de la Embajada, donde Obama departió con 13 representantes de la oposición pacífica en la isla: Manuel Cuesta Morúa, Antonio Rodiles, Berta Soler, José Daniel Ferrer, Guillermo Fariñas, Laritza Diversent, Dagoberto Valdés, Miriam Celaya, Elizardo Sánchez, Ángel Yunier Remón, Juana Mora, Nelson Álvarez y Miriam Leiva.
Pasada la una de la tarde, La Bestia partió rauda hacia el estadio del Cerro, donde el presidente Obama presenció los dos primeros innings del juego entre Tampa Bay y un equipo nacional.
En el exterior de la Embajada, vecinos de las inmediaciones preguntaban a las personas que salíamos. Al no ofrecer cobertura la prensa oficial sobre la charla de Obama con disidentes, un señor que dijo llamarse Calixto, quería saber con cuáles se había reunido y de qué habían hablado.
Los papeles se habían invertido. Cubanos de a pie preguntaban a los periodistas, fueran extranjeros o independientes. Estaban ansiosos por tener informaciones, talvez alguna noticia exclusiva.