Desde su debut como deporte oficial en los Juegos de Barcelona´92, el andar del béisbol por los terrenos del olimpismo ha estado lleno de altibajos, como una verdadera montaña rusa.
La pelota blanca con 108 costuras no estará en la próxima edición de París´2024, pero ya se anunció que regresará al calendario en la versión de Los Angeles´2028, junto con el flag football, una modalidad menos brutal, casi infantil, del football americano.
El deporte de las bolas y los strikes ha enfrentado históricamente la resistencia de muchos jerarcas del Comité Olímpico Internacional (COI), en su mayoría europeos, que no soportan estar tres horas sentados para ver un partido cuyas complejidades ni entienden.
De hecho, hubo varios torneos de exhibición antes de Barcelona´92, desde St. Louis´1904, hasta Los Angeles´84 y Seúl´88, antes de que el COI finalmente votara, no por muy amplio margen, por cierto, su oficialización en la lid catalana.
Lee también Texas pone al campeón contra las cuerdasLos estatutos del COI establecen que cada ciudad organizadora tiene la potestad de incluir o excluir, según su conveniencia, ciertas disciplinas, por lo que al béisbol le ha tocado muchas veces “bailar con la más fea”.
La pelota estuvo presente desde 1992 hasta Beijing´2008, pero, ni en Londres´2012, ni en Río de Janeiro´2016 se programó este deporte, que reapareció en Tokio´2020 (en realidad 2021).
Los opositores a regularizar el béisbol alegan que el llamado gigantismo, el crecimiento desmedido en el número de deportes y atletas, hace cada vez más complejo organizar un evento de esta magnitud.
Entonces citan el ejemplo de que el béisbol requiere espacio para al menos 30 personas por cada uno de los ocho equipos que clasifican, en un evento para el cual, muchos países se ven obligados a construir un estadio que nunca más usarán, después que se apague el fuego olímpico.
El caso es que la pelota, a juzgar por las últimas ediciones olímpicas, sólo tiene chance de ser programada cuando los organizadores son países beisboleros, que ya tienen de antemano construidas las instalaciones y garantizado un público para esa competencia.
Por eso regresó en la pasada edición en Japón, donde es el deporte más popular, además de hacerlo en el 2032, en Estados Unidos, la cuna del béisbol.
La buena noticia es que, al parecer, la bola pica y se extenderá hasta el 2032, pues la sede de esos Juegos Olímpicos ya fue otorgada a la ciudad australiana de Brisbane.
Australia es un país donde la pasión por el béisbol crece por día, con varios jugadores en MLB e incluso hay una liga profesional.
De hecho, cuando los Juegos Olímpicos se celebraron en Melbourne en 1956, se realizó un torneo de exhibición y se registró, en un juego entre australianos y estadounidenses, una concurrencia de 114 mil fanáticos, récord Guinness de asistencia para un partido internacional de béisbol.
Ya para 2036, será una incógnita lo que le depare el futuro al béisbol olímpico.
De momento, hay diez candidatos a albergar esos Juegos, aunque la decisión no se conocerá al menos hasta 2026 o 2027.