Como parte del proyecto “La Revolución de los aplausos”, la publicación digital Periodismo de Barrio ha entrevistado a Anamely Ramos, miembro del Movimiento San Isidro y que, junto con los del grupo, se mantuvo entre las desgastadas paredes del 955 de la Calle Damas, atrincherados por la libertad de uno de los suyos, el rapero Denis Solís.
“Me niego a vivir en un país así. Me niego a que pasen por encima de mí así”, dice esta curadora de arte y exprofesora del Instituto Superior de Arte (ISA) expulsada administrativamente.
“Tenemos que creer que nosotros podemos construir un país mejor […] para que ya no nos tengamos que ir para vivir. Podemos vivir aquí y podemos hacerlo bien, pero tenemos que creérnoslo”, enfatiza.
Conoce la agonía de vivir en un país que no lo es, un país adulterado por fórmulas tóxicas. “Todos esos atropellos que conocemos de siempre en este país hay que decirlos y eso, no lo podemos hacer solo nosotros. Eso tiene que ir haciéndolo cada persona, aprender a luchar o gritar lo que te pasa individualmente”.
Anamely Ramos, desde su juventud indómita advierte a sus compatriotas, a los sobrevivientes de una ya casi anciana dictadura que “Si seguimos así, vamos a malvivir para siempre. Estamos condenados a malvivir para siempre porque no nos creemos que tenemos el poder de cambiar este país”.