Alemania rechaza demanda de Grecia de un nuevo rescate

  • Agencias

EL EUROGRUPO ESPERA NUEVAS PROPUESTAS DE GRECIA DE CARA A SU REUNIÓN MAÑANA

Alexis Tsipras, "ha roto los últimos puentes" con Europa, afirmaba el ministro de Economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, al conocer el resultado del referéndum.

Alemania rechazó este lunes las demandas de Grecia de negociar otro paquete de ayuda financiera para evitar su salida de la eurozona tras el masivo "No" de los griegos a la austeridad que exigen los acreedores. El sacrifico del ministro griego de Finanzas Yanis Varoufakis, que el lunes dimitió para facilitar las negociaciones con los acreedores internacionales, no ha cambiado nada.

Para Berlín, "no se trata de personas, sino de posiciones", dijo Steffen Seibert, portavoz de la canciller alemana, Angela Merkel. En los cinco meses de gobierno de Alexis Tsipras, Varoufakis ha sido posiblemente el ministro más amado y odiado a la vez por su estilo desenfadado, su verbo directo y abrasivo y sus aceradas críticas a la austeridad. El sábado acusó a sus acreedores de "terrorismo".

Para el gobierno alemán, uno de los más duros con Grecia, simplemente "no se dan las condiciones para negociar un nuevo programa de ayuda", "habida cuenta de la decisión de ayer de los ciudadanos griegos" contra la austeridad. Berlín también cree que "no hay motivo" para negociar una reestructuración de la enorme deuda pública de Grecia (casi 180% de su PIB), algo que pide el gobierno de Atenas.

Merkel y el presidente francés, François Hollande, cenarán este lunes en París para analizar los resultados del referéndum del domingo en el que el "No" a las propuestas europeas ganó con más del 61% de los votos.

Tras las multitudinarias celebraciones por la victoria del "No" en las calles de Atenas en la noche del domingo, los griegos saben que el futuro es incierto.
"Tenemos muchos problemas, y ni el 'sí' ni el 'no' nos representan. Estamos preocupados por nuestras vidas, y queremos seguir en Europa", explica a la AFP Antonis, de 60 años.

El principal temor es que los bancos se queden sin dinero y se mantenga el corralito decretado hace una semana, que permite sólo sacar 60 euros por día y por persona. Si no recibe liquidez y préstamos pronto de las instituciones europeas, Grecia podría verse forzada a recurrir a los pagarés o volver al dracma como moneda nacional para que su economía siga funcionando.

Todas las miradas se centran en el Banco Central Europeo (BCE), considerado como la única institución capaz de calmar a los mercados y de impedir el derrumbe de la economía griega. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker debía mantener una videoconferencia el lunes con el presidente del BCE, Mario Draghi, el del Consejo de Europa, Donald Tusk y el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem. El martes habrá una reunión de los ministros de Finanzas del Eurogrupo seguida de una cumbre de la eurozona.

Igualmente había programadas reuniones de los ministros de Finanzas alemán y francés en Varsovia y de responsables de Hacienda del grupo de trabajo del Eurogrupo en Bruselas. El euro, que perdió el 1,6% de su valor inmediatamente después de que los griegos dieran su rotundo "No" a la austeridad, se recuperaba tras la decisión de Varoufakis. Sin embargo, las principales Bolsas europeas operaban en rojo a media jornada.

La firme reacción de Berlín contrasta con el tono más conciliador de países como Francia, Italia y España. Los ministros de Finanzas insisten en que Grecia debe presentar una nueva propuesta. Atenas "tiene todo el derecho a pedir un tercer programa de rescate", dijo el ministro de Economía español, Luis de Guindos, quien aseguró que desde el punto de vista de los mercados, "es absolutamente necesario".

Para el ministro francés Michel Sapin "la votación en sí misma no soluciona nada" y agregó que el margen de diálogo con Grecia es "muy estrecho". El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, estimó por su parte que el resultado del referéndum "no acerca (a Europa) a una solución con Atenas". El rechazo de las propuestas por Atenas, "complica una solución".

Alexis Tsipras, "ha roto los últimos puentes" con Europa, afirmaba el ministro de Economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, poco después de conocerse el resultado del referéndum.

Más de dos tercios de los griegos quieren seguir en la eurozona, según los sondeos. Pero los analistas creen que las posibilidades de un Grexit son "muy altas". "¿Tsipras celebró un pírrico "No"?" se pregunta Carsten Brzeski, economista jefe del banco ING-DiBa. "Los bancos griegos están cerrados y Grecia no tiene un programa de rescate", recordó.

Holger Schmieding, analista del Banco Berenberg, también alertó de que un cambio de ministro de Finanzas puede ser "más simbólico que sustancial" ya que Varoufakis no lideraba las negociaciones desde abril. "Grecia está en un limbo hasta nuevo aviso, deslizándose hacia el Grexit al menos que Atenas cambie de rumbo", dijo.

Según Tsipras, los acreedores deberán plantearse finalmente la reestructuración de la gigantesca deuda griega, de 240.000 millones de euros (267.000 millones de dólares). El pasado martes, el país no logró reembolsar un préstamo de 1.500 millones al FMI y el viernes el país fue declarado en suspensión de pagos por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.