Al final, todo era un espejismo.
Hablando en términos boxísticos, la selección cubana no aguantó ni un golpe en el primer round frente a Estados Unidos y, ante cada batazo de sus rivales, sólo les quedaba rezar para que la paliza terminara de una buena vez.
Cuba se despide del Clásico Mundial de Béisbol con la errada sensación de ser uno de los cuatro grandes del torneo cuando, en realidad, tuvo un papel común y corriente ante rivales de segunda línea dentro del concierto peloteril internacional.
El llamado #TeamAsere se va con un balance mediocre de 3-3 en el certamen, en el que venció a Panamá, Taiwán y Australia, pero cayó frente a Países Bajos, Italia y Estados Unidos.
En el grupo clasificatorio A, todos terminaron con récord de 2-2 y sólo el diferencial de carreras le dio a Cuba el primer lugar, lo cual le permitió evitar al poderoso Japón en cuartos de final y chocar contra los australianos, a quienes derrotaron con apuro, con cerrado margen de 4-3.
A la única potencia beisbolera que enfrentó la selección cubana fue a Estados Unidos y el resultado de 14-2 fue un contundente golpe que esfumó la nube de excesivo optimismo en la que se montaron tanto los fanáticos de la isla, como los dirigentes políticos del régimen, incluido el gobernante Miguel Díaz Canel, en medio de una campaña para mostrar una supuesta unidad en torno al #TeamAsere.
Los estadounidenses, campeones de la edición anterior del WBC en el 2017, quedaron listos para tratar de refrendar su corona ante el ganador de la segunda semifinal, que disputan este lunes los japoneses y los mexicanos.
El zurdo Patrick Sandoval, quien juega en las Mayores para los Angelinos de Los Angeles, fue la designación del manager Benji Gil para abrir el crucial encuentro por la selección azteca.
Sandoval, de 26 años, lleva cuatro temporadas en el mejor béisbol del mundo, donde exhibe foja de diez triunfos, 24 derrotas, y efectividad de 3.70 en 63 partidos, 56 de ellos como iniciador.
México ganó el grupo C, que se disputó en Phoenix, Arizona, al terminar con récord de 3-1, mientras que el cuartos de final eliminó a Puerto Rico en gran partido que terminó con score de 5-4.
Por su parte, el derecho Roki Sasaki, de 21 años, subirá a la lomita por los nipones. Ostenta la marca del pitcheo más veloz hecho por cualquier lanzador japonés, con 102.4 millas por hora y podría convertirse en breve en la próxima estrella de su país en llegar a las Ligas Mayores de Estados Unidos.
En abril del año pasado, con su equipo Chiba Lotte Mariners, Sasaki lanzó un juego perfecto, en el que propinó 19 ponches.
Pero más allá de Sandoval y Sasaki, los ojos estarán puestos sobre Randy Arozarena y Shohei Ohtani, quienes han sido, junto al campocorto estadounidense Trea Turner, los jugadores más sobresalientes de este WBC.
Arozarena, el Charro de Vueltabajo, suma ocho hits en 17 turnos (.471), con cinco dobletes, un jonrón y nueve carreras impulsadas, además de ser el autor de la que viene siendo la jugada defensiva del torneo.
Ohtani ha estado inmenso, tanto con el madero, como desde el montículo.
Al bate, lleva de 16-7 (.438), tres biangulares, un cuadrangular y ocho remolcadas, mientras que como pitcher, en dos aperturas ostenta marca de 2-0, con diez ponches en 8.2 entradas de actuación.
Japón, campeón de las primeras dos ediciones del WBC, en 2006 y 2009, sale como favorito para vencer a México y avanzar a la final del martes frente a Estados Unidos.