Los Juegos Olímpicos en México, que celebraron la XIX Olimpiada de la era moderna, fueron los primeros Juegos que tuvieron lugar en un país del llamado tercer mundo.
El 12 de octubre de 1968 se iniciaron los Juegos Olímpicos con sede en Ciudad México. Es de notar que se haya escogido la fecha del descubrimiento de América por el país de nuestro continente que más se lamenta por la ocurrencia de ese hecho histórico. En México el primer pasatiempo de la nación no es el fútbol, sino mantener viva la memoria de los horrores de la conquista europea. Los Juegos duraron hasta el 27 de octubre.
En la celebración de los Juegos de México ocurrieron por primera vez muchos hechos, aunque mayormente en el ámbito deportivo, también en lo político y social.
Primero que todo, en esos Juegos se rompieron 23 records olímpicos.
En México fue la primera vez que una mujer encendió el pebetero del estadio olímpico para señalar el comienzo de los Juegos. El honor perteneció a la corredora mexicana Enriqueta Basilio. En las otras 18 celebraciones de las olimpiadas modernas siempre fueron hombres los que encendieron la llama. En los juegos originales no había pebetero, eso es parte de los inventos modernos, como es el caso de la antorcha y su carrera de relevo, que fue creada por los Nazis en sus juegos de 1936.
Estos juegos fueron los primeros en transmitirse internacionalmente por televisión a color, y se comenzó a usar el control antidopaje. Solamente un atleta sueco arrojó positivo en aquel incipiente sistema de control.
También fueron los primeros en contar con una pista de atletismo de material sintético. El nuevo material sintético fue el desarrollado por la compañía 3M para pistas de carreras de caballo, conocido como Tartán, y usado por primera vez en los hipódromos de Miami, Calder y Tropical Park.
Y hablando de Tartán, cuando 3M decidió no seguir mercadeando el producto directamente, mi compañía obtuvo la representación del mismo para hacer pistas en nuestras instalaciones, y los estuvimos usando hasta que desarrollamos nuestro propio producto y marca. Con el tiempo, mi empresa obtuvo el contrato de rediseñar el viejo hipódromo de Tropical Park y convertirlo en un estadio de atletismo, y sustituimos la histórica pista de Tartán para caballos por una nueva de atletismo de las nuestras.
Tuvo este evento su significancia política cuando se planteó un boicot general si se le permitía a África del Sur participar cuando aún imperaba el apartheid en ese país. Pero el hecho más significativo en este ámbito fue la protesta de los atletas negros afromericanos protagonizada por John Carlos y Tommie Smith desde el podio en la premiación de los 200 metros planos. Esto no tenía precedentes, e inició la costumbre de usar los escenarios de los grandes espectáculos para hacer demostraciones promoviendo la lucha contra el racismo y otras causas.
Entre los 23 nuevos records de estos juegos hubo muchos notables como el impuesto por el norteamericano James Hines, que corrió los 100 metros planos en 9.95 segundos, siendo el primer humano que en unos Juegos Olímpicos que venció la distancia en menos de 10 segundos.
Pero el récord de más impacto deportivo, el que aún perdura después de medio siglo, fue el de salto largo impuesto por el norteamericano Bob Beamon, de 8.90 metros. En ese momento fue récord olímpico y mundial. El récord mundial fue roto por su compatriota Mike Powell en el año 1991 con un salto de 8.95 metros, pero el récord olímpico de Beamon todavía está vigente.
Tengo que reconocer que hay un elemento de simpatía personal en cuanto a Bob Beamon. Bob y yo hemos sido muy amigos por más de 40 años. Aprecio grandemente a Bob como atleta, como persona y como inspiración para los jóvenes atletas. Bob quizás sea el más popular entre los “viejos” olímpicos y le da brillo y alegría a todos los eventos y actividades en que participa.
Bob Beamon es miembro del Salón de la Fama de Campo y Pista de EEUU y del Salón de la Fama del Comité Olímpico de EEUU.
En 2010, la organización Arte de los Olímpicos abrió el Museo de Arte de los Olímpicos en Fort Myers, aquí en Florida. En el museo se exhiben obras de arte realizadas por atletas y dirigentes olímpicos. Yo fui una de las personas consultadas cuando estaban buscando a alguien para dirigir el museo. Yo escribí una carta a la organización recomendando a Bob para el cargo, y les decía “no solamente es un gran artista gráfico sino que, es Bob Beamon”. Bob fue nombrado en el cargo, y dirigió el museo hasta mediados del 2013, cuando no tenía más tiempo para ello y renunció.
Según los Juegos Olímpicos de 1936 fueron los juegos de Jessy Owens, los de 1968 fueron los de Bob Beamon.