Una batalla de seis años terminó favorablemente para una familia cubana cuya hija nacida en Sudáfrica era considerada "apátrida", debido a que ni La Habana ni Pretoria le reconocían nacionalidad.
La semana pasada el Tribunal Supremo de Sudáfrica reconoció a la niña de seis años como ciudadana sudafricana. La corte halló que el Departamento del Interior había violado la ley al no inscribirla.
La familia residente en Ciudad del Cabo apeló a la máxima instancia judicial con la ayuda de la organización sin fines de lucro Abogados por los Derechos Humanos, después de que ninguno de los dos gobiernos otorgara ciudadanía a su hija.
Después de su venida al mundo en Ciudad del Cabo en 2008, tres años después de que sus padres se quedaran a trabajar en Sudáfrica, el Departamento del Interior expidió el certificado de nacimiento, pero sin número de identidad, ya que los padres eran extranjeros y no tenían residencia permanente sudafricana en ese momento.
La cancillería de Cuba mientras tanto considera a los padres de la menor “inmigrantes permanentes’, pues dejaron la Isla en el 2005, tres años antes de que naciera la chica, y nunca han regresado.
Una nota informativa del MINREX aducía que, según “la legislación cubana, los cubanos que abandonan el país por más de 11 meses pierden automáticamente su ciudadanía”. La madre es residente permanente en Sudáfrica desde el 2011.
Derechos menoscabados
En los documentos de la corte, la madre, identificada como KG --la menor aparece como DG—denunció que al no tener la niña un número de identificación y la documentación necesaria, se le menoscababan sus derechos a la educación, a abrir cuentas bancarias, tener acceso a servicios sociales y otros derechos que corresponden a un ciudadano sudafricano.
El departamento del Interior alegaba que la niña tenía derecho a un permiso de residencia permanente, pero sus padres insistieron en la ciudadanía.
Aunque los documentos legales no revelan la profesión de los padres, sí recogen que éstos perdieron oportunidades de trabajo en el extranjero, concretamente Brasil, debido al limbo legal en que se encontraba de su hija.
En su decisión la semana pasada en Pretoria, el Tribunal Supremo ordenó al departamento del Interior asentar el nombre de la niña en el Registro Nacional de Población, volver a expedir su certificado de nacimiento con un número de identidad, y entregarle un documento de identidad de Sudáfrica.
Además, ordenó incorporar una regulación bajo la Ley de Ciudadanía para evitar que la situación se repita.
La mujer presentó la demanda a nombre de todos los demás niños apátridas que no pueden acudir a los tribunales.