Fray Jaime Oscar Valdés, fusilado por los comunistas españoles durante la Guerra Civil, sería el tercer beato cubano.
La Iglesia Católica de Cuba contará con tres beatos desde octubre próximo, cuando el cubano Fray Jaime Oscar Valdés, de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, sea beatificado junto con otros 525 mártires del siglo XX en España.
Valdés, nacido en La Habana en 1891, fue un niño expósito de la Casa de Beneficencia, que fue criado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
En 1913 entró al noviciado de la Orden de San Juan de Dios en Carabanchel Alto, España. Profesó en 1920 y fue asignado a la Casa central de la Orden en Bogotá, Colombia, donde ocupó el cargo de Prior de 1928 a 1931.
En 1934 regresó a España para trabajar como simple hermano en la Casa de Valencia. El 7 de agosto de 1936, cuando se encontraba en la comunidad del asilo-hospital de Malvarrosa, izquierdistas republicanos armados allanaron violentamente el hospital infantil y detuvieron a todos los frailes que atendían a los niños discapacitados.
A Valdés lo tuvieron por sospechoso por ser extranjero y porque le ocuparon un equipo para medir la presión arterial que los milicianos creyeron se trataba de un misterioso radiotransmisor.
Los religiosos hospitalarios, entre ellos Fray Jaime Oscar Valdés, fueron fusilados en los Oliveretes, cerca de los muros del cementerio y junto a la vía del ferrocarril. Los ametrallaron mientras gritaban "¡Viva Cristo Rey!".
Los otros dos cubanos a quienes la Iglesia ha beatificado son Fray José López Piteira, también fusilado por los comunistas españoles, y Fray José Olallo Valdés, también miembro de la Orden de San Juan de Dios.
Un beato (del latín beatus: feliz, bienaventurado) es un difunto cuyas virtudes han sido previamente certificadas por el Papa, y puede ser honrado con culto. Es el grado más alto antes de la canonización o proclamación de santidad.
Valdés, nacido en La Habana en 1891, fue un niño expósito de la Casa de Beneficencia, que fue criado por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
En 1934 regresó a España para trabajar como simple hermano en la Casa de Valencia. El 7 de agosto de 1936, cuando se encontraba en la comunidad del asilo-hospital de Malvarrosa, izquierdistas republicanos armados allanaron violentamente el hospital infantil y detuvieron a todos los frailes que atendían a los niños discapacitados.
A Valdés lo tuvieron por sospechoso por ser extranjero y porque le ocuparon un equipo para medir la presión arterial que los milicianos creyeron se trataba de un misterioso radiotransmisor.
Los religiosos hospitalarios, entre ellos Fray Jaime Oscar Valdés, fueron fusilados en los Oliveretes, cerca de los muros del cementerio y junto a la vía del ferrocarril. Los ametrallaron mientras gritaban "¡Viva Cristo Rey!".
Los otros dos cubanos a quienes la Iglesia ha beatificado son Fray José López Piteira, también fusilado por los comunistas españoles, y Fray José Olallo Valdés, también miembro de la Orden de San Juan de Dios.
Un beato (del latín beatus: feliz, bienaventurado) es un difunto cuyas virtudes han sido previamente certificadas por el Papa, y puede ser honrado con culto. Es el grado más alto antes de la canonización o proclamación de santidad.
Un proceso de beatificación puede realizarse por causa de virtudes heroicas, si el fiel vivió las virtudes cristianas en grado heroico, o de martirio, si sufrió martirio por su fe.
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