Los carros de la década del 50 perduran en La Habana. Los llaman almendrones y la mayoría funcionan como taxis.
Sus choferes son trabajadores por cuenta propia que ofrecen sus servicios en diversas zonas de la ciudad. Algunas personas se quejan de la falta de confort y el peligro que les ha ocasionado montarse en estos carros llamados popularmente boteros.
Rosario, quien afirma que toma en días alternos estos carros para llegar a su trabajo, manifestó: "A mí me ha pasado de todo en los boteros, se me ha roto el pantalón debido a un muelle salido del asiento que el chofer no arregla, la ropa se me ha ensuciado. ¡Y qué decirte cuando llueve! En algunos no se puede ni subir la ventanilla. La verdad, cojo este tipo de carros porque no me queda más remedio".
Las quejas son muchas. Algunos carros están oxidados por dentro y ni siquiera se puede apoyar el brazo en las puertas. La música de reguetón que utilizan los choferes es un martirio. Algunas personas temen que el motor o los frenos, no estén en óptimas condiciones.
Alain, quien trabaja en el Vedado y para llegar a tiempo monta en carros de alquiler, dijo a Primavera Digital: "Es verdad que no nos queda más remedio que subirnos en un botero, antes de enfrentar dos horas en un parada para que la guagua llegue y no podamos subir, pero yo trato de tomar taxis que sean más modernos. Hay personas que botean en carros como Ladas o Moscovich y esos son los que yo prefiero".
El transporte urbano en la ciudad está cada vez peor y todo el que puede, opta por los carros de alquiler para poder llegar a tiempo a los lugares. Pero, ¡cuidado¡ Fíjese siempre donde se sienta o quien lleva al lado. Los boteros pueden ser su salvación o su desgracia.
Publicado en Primavera Digital el 12 de febrero del 2013
Rosario, quien afirma que toma en días alternos estos carros para llegar a su trabajo, manifestó: "A mí me ha pasado de todo en los boteros, se me ha roto el pantalón debido a un muelle salido del asiento que el chofer no arregla, la ropa se me ha ensuciado. ¡Y qué decirte cuando llueve! En algunos no se puede ni subir la ventanilla. La verdad, cojo este tipo de carros porque no me queda más remedio".
Las quejas son muchas. Algunos carros están oxidados por dentro y ni siquiera se puede apoyar el brazo en las puertas. La música de reguetón que utilizan los choferes es un martirio. Algunas personas temen que el motor o los frenos, no estén en óptimas condiciones.
Alain, quien trabaja en el Vedado y para llegar a tiempo monta en carros de alquiler, dijo a Primavera Digital: "Es verdad que no nos queda más remedio que subirnos en un botero, antes de enfrentar dos horas en un parada para que la guagua llegue y no podamos subir, pero yo trato de tomar taxis que sean más modernos. Hay personas que botean en carros como Ladas o Moscovich y esos son los que yo prefiero".
El transporte urbano en la ciudad está cada vez peor y todo el que puede, opta por los carros de alquiler para poder llegar a tiempo a los lugares. Pero, ¡cuidado¡ Fíjese siempre donde se sienta o quien lleva al lado. Los boteros pueden ser su salvación o su desgracia.
Publicado en Primavera Digital el 12 de febrero del 2013