En Guantánamo y Cienfuegos las salas de infectados y sospechosos siguen llenas, pero la prensa sólo da el santo, no la seña.
Atrás quedó el mes de septiembre, “el período crítico del año para el dengue en el hemisferio norte”. La cita es de una entrevista que le hicimos durante el verano para martinoticias al especialista colombiano Freddy Alexander Díaz-Quijano.
El experto de la Organización Latinoamericana para el Fomento de la Investigación en la Salud nos explicó entonces que el número de casos de dengue aumenta en septiembre porque éstos aparecen dos o tres meses después de un período de fuertes lluvias.
Por lo que registraron los pluviómetros, 2012 ha sido un año literalmente torrencial. Rebasamos el período crítico, pero a estas alturas del año los hospitales cubanos siguen repletos de pacientes de dengue, y en algunos lugares las autoridades de salud continúan habilitando locales adicionales para internar a los que no caben.
Este mismo jueves, el miembro de la opositora Alianza Democrática Oriental Jorge Corrales, aquejado de fiebre alta, diarreas y vómitos, se decidió a acudir al cuerpo de guardia del hospital provincial “Agostinho Neto”, en la ciudad de Guantánamo. No es una decisión fácil para ningún opositor cubano, desde que hace un año la fundadora de las Damas de Blanco, Laura Pollán, falleciera una semana después de ser ingresada en el “Calixto García” de La Habana por una afección respiratoria.
Corrales no regresó a su casa: el médico que lo vio lo dejó ingresado. Desde allí contó a martinoticias.com que hay salas enteras del hospital dedicadas a quienes llegan con los síntomas que él presenta, sospechosos de alguna enfermedad diarreica aguda aún no identificada. El brote de cólera registrado en junio en Manzanillo, que el gobierno dio por terminado a fines de agosto, ha reaparecido después en localidades de por lo menos cuatro provincias del país: Bahía Honda (Artemisa), Regla (Ciudad de La Habana), Ciego de Avila (en la provincia homónima) y San Luis (Santiago de Cuba).
Pero a diferencia del cólera, el dengue prácticamente no ha respetado ninguna de las provincias del país. El disidente guantanamero cuenta que en la cuadra al doblar de su casa se descubrió esta semana un foco del agente transmisor, por lo que iban a empezar a fumigar con camiones; y que en la ciudad hay barrios enteros declarados en alerta por el dengue.
Refiere que en otras salas del “Agostinho Neto” están concentrados quienes llegaron o fueron remitidos con los síntomas de esa enfemedad tropical. Una vez allí, la atención que reciben consiste en mantenerlos en cama bajo mosquiteros, proveerles abundantes líquidos, y darles alguna pastila para bajarles la fiebre y aliviarles los fuertes dolores característicos en la cabeza, la espalda y las articulaciones.
Según Corrales, ahora son frecuentes los pesquisajes realizados en barrios de Guantánamo por trabajadores de la salud, que tienen órdenes de remitir al hospital a quienes detecten con fiebre o con diarreas. Pero muchos de los ingresados, incluido él mismo, preferirían recibir el tratamiento en sus casas, lejos de las deplorables condiciones higiénico-sanitarias del hospital.
El problema parece ser común a demasiados centros hospitalarios de la isla. En agosto, el periodista independiente Augusto César San Martín describió en Cubanet la pésima higiene del hospital "Freyre de Andrade", antiguo Emergencias, de La Habana, uno de los asignados para recibir enfermos o casos sospechosos de dengue.
Decía San Martín: “Un señor pugnaba por llevarse a casa a su esposa enferma y le recordaba al médico de guardia que, desde que su señora ingresó, no le habían proporcionado sábanas. El hombre se refirió a la contaminación de los alimentos y a la cantidad de cucarachas que hay en la sala”.
La bloguera Rebeca Monzó plasmó en su bitácora “Por el ojo de la aguja” una situación similar en la antigua Quinta Covadonga, de la barriada de El Cerro: “Más que una unidad sanitaria, según cuentan algunos de los pacientes diagnosticados que han logrado escaparse, aquello parece un almacén de enfermos, con precarias condiciones higiénicas y sin ningún tipo de comodidad (…) hay que llevarlo todo: desde sábanas, almohada, ventilador, pomos con agua, toalla, en fin, todo. El hospital sólo te asegura el mosquitero”.
Eso era en agosto. A mediados de octubre, en algunos lugares del país el número de casos de dengue en lugar de disminuir está aumentando. Desde Cienfuegos, en la costa sur de la isla, el periodista independiente Alejandro Tur Valladares reportó esta semana que “el aumento en los ingresos hospitalarios de personas confirmadas o sospechosas de estar contagiadas con el virus del dengue, ha obligado a las autoridades sanitarias locales a destinar dos salas del hospital provincial “Gustavo Aldereguía Lima” para ingresar a pacientes, más una sección de la Universidad Pedagógica “Conrado Benítez García”.
Agrega el comunicador que en las salas 10-b y 11-b del referido hospital, “decenas de personas recluidas deben permanecer día y noche bajo un mosquitero amarrado a las esquinas de la cama, mientras reciben tratamiento. Similar situación se observa en la sede universitaria”.
Uno de los afortunados que han recibido el alta, Roberto Mora Santisteban, le describió a Tur Valladares las condiciones de las salas: “Hay charcos de agua en el suelo, por filtraciones desde el techo; los colchones están manchados de sangre; los portasueros, corroídos por el óxido; los baños, sucios; la comida, mal elaborada”. Mora reconoció que, en cambio, la atención de médicos y enfermeras es excelente.
Por toda la ciudad, “camiones de fumigación emiten espesas nubes de plaguicida y ha aumentado el número de inspectores que visitan casa por casa, velando que estén libres del temido insecto”. José, operador de una motomochila de fumigación, dijo al comunicador que las zonas de la llamada Perla del Sur donde se reporta mayor presencia del aedes aegypti son Juanita 1 y 2, y Tulipán. Mientras tanto, el municipio de Cienfuegos posee el mayor número de contagios confirmados en la provincia, seguido de Cruces y Aguada de Pasajeros.
En programas televisivos y radiales se alerta a la población sobre la necesidad de mantener la higiene en la ciudad y de velar –mencionando el santo, pero no la seña-- por que no prolifere el mosquito transmisor de la enfermedad.
“El gobierno evita mencionar directamente la existencia de la enfermedad. Antes prefiere referirse a la presencia del mosquito y llamar a combatirlo. No se conoce de muertes recientes, pues nadie habla de eso. A los galenos se les advierte que no deben comentar”, dijo al reportero de la agencia independiente Jagua Press un estudiante de quinto año de medicina, que se identificó como Andrés.
Cuando lo entrevistamos en agosto, el doctor Díaz-Quijano nos llamó la atención acerca de que Cuba no reportó casos de dengue a la Organización Panamericana de la Salud ni en 2010 ni en 2011. En cambio, fuentes independientes han informado de brotes prácticamente en todo el país. Y Calixto Martínez, un periodista alternativo que reportó miles de casos y dos muertes por dengue hemorrágico en Camagüey, está en prisión y esperando juicio por supuesto "desacato".
Mientras el año entra en su recta final, el gobierno sigue alertando en los medios sobre el mosquito, pero sin mencionar la palabra tabú: dengue. Sería escandaloso que tampoco informara a los organismos internacionales sobre la epidemia –una de ellas-- que a lo largo de 2012 mantuvo en vilo a once millones de cubanos.
El experto de la Organización Latinoamericana para el Fomento de la Investigación en la Salud nos explicó entonces que el número de casos de dengue aumenta en septiembre porque éstos aparecen dos o tres meses después de un período de fuertes lluvias.
Por lo que registraron los pluviómetros, 2012 ha sido un año literalmente torrencial. Rebasamos el período crítico, pero a estas alturas del año los hospitales cubanos siguen repletos de pacientes de dengue, y en algunos lugares las autoridades de salud continúan habilitando locales adicionales para internar a los que no caben.
Este mismo jueves, el miembro de la opositora Alianza Democrática Oriental Jorge Corrales, aquejado de fiebre alta, diarreas y vómitos, se decidió a acudir al cuerpo de guardia del hospital provincial “Agostinho Neto”, en la ciudad de Guantánamo. No es una decisión fácil para ningún opositor cubano, desde que hace un año la fundadora de las Damas de Blanco, Laura Pollán, falleciera una semana después de ser ingresada en el “Calixto García” de La Habana por una afección respiratoria.
Corrales no regresó a su casa: el médico que lo vio lo dejó ingresado. Desde allí contó a martinoticias.com que hay salas enteras del hospital dedicadas a quienes llegan con los síntomas que él presenta, sospechosos de alguna enfermedad diarreica aguda aún no identificada. El brote de cólera registrado en junio en Manzanillo, que el gobierno dio por terminado a fines de agosto, ha reaparecido después en localidades de por lo menos cuatro provincias del país: Bahía Honda (Artemisa), Regla (Ciudad de La Habana), Ciego de Avila (en la provincia homónima) y San Luis (Santiago de Cuba).
Pero a diferencia del cólera, el dengue prácticamente no ha respetado ninguna de las provincias del país. El disidente guantanamero cuenta que en la cuadra al doblar de su casa se descubrió esta semana un foco del agente transmisor, por lo que iban a empezar a fumigar con camiones; y que en la ciudad hay barrios enteros declarados en alerta por el dengue.
Refiere que en otras salas del “Agostinho Neto” están concentrados quienes llegaron o fueron remitidos con los síntomas de esa enfemedad tropical. Una vez allí, la atención que reciben consiste en mantenerlos en cama bajo mosquiteros, proveerles abundantes líquidos, y darles alguna pastila para bajarles la fiebre y aliviarles los fuertes dolores característicos en la cabeza, la espalda y las articulaciones.
Según Corrales, ahora son frecuentes los pesquisajes realizados en barrios de Guantánamo por trabajadores de la salud, que tienen órdenes de remitir al hospital a quienes detecten con fiebre o con diarreas. Pero muchos de los ingresados, incluido él mismo, preferirían recibir el tratamiento en sus casas, lejos de las deplorables condiciones higiénico-sanitarias del hospital.
El problema parece ser común a demasiados centros hospitalarios de la isla. En agosto, el periodista independiente Augusto César San Martín describió en Cubanet la pésima higiene del hospital "Freyre de Andrade", antiguo Emergencias, de La Habana, uno de los asignados para recibir enfermos o casos sospechosos de dengue.
Decía San Martín: “Un señor pugnaba por llevarse a casa a su esposa enferma y le recordaba al médico de guardia que, desde que su señora ingresó, no le habían proporcionado sábanas. El hombre se refirió a la contaminación de los alimentos y a la cantidad de cucarachas que hay en la sala”.
La bloguera Rebeca Monzó plasmó en su bitácora “Por el ojo de la aguja” una situación similar en la antigua Quinta Covadonga, de la barriada de El Cerro: “Más que una unidad sanitaria, según cuentan algunos de los pacientes diagnosticados que han logrado escaparse, aquello parece un almacén de enfermos, con precarias condiciones higiénicas y sin ningún tipo de comodidad (…) hay que llevarlo todo: desde sábanas, almohada, ventilador, pomos con agua, toalla, en fin, todo. El hospital sólo te asegura el mosquitero”.
Eso era en agosto. A mediados de octubre, en algunos lugares del país el número de casos de dengue en lugar de disminuir está aumentando. Desde Cienfuegos, en la costa sur de la isla, el periodista independiente Alejandro Tur Valladares reportó esta semana que “el aumento en los ingresos hospitalarios de personas confirmadas o sospechosas de estar contagiadas con el virus del dengue, ha obligado a las autoridades sanitarias locales a destinar dos salas del hospital provincial “Gustavo Aldereguía Lima” para ingresar a pacientes, más una sección de la Universidad Pedagógica “Conrado Benítez García”.
Agrega el comunicador que en las salas 10-b y 11-b del referido hospital, “decenas de personas recluidas deben permanecer día y noche bajo un mosquitero amarrado a las esquinas de la cama, mientras reciben tratamiento. Similar situación se observa en la sede universitaria”.
Uno de los afortunados que han recibido el alta, Roberto Mora Santisteban, le describió a Tur Valladares las condiciones de las salas: “Hay charcos de agua en el suelo, por filtraciones desde el techo; los colchones están manchados de sangre; los portasueros, corroídos por el óxido; los baños, sucios; la comida, mal elaborada”. Mora reconoció que, en cambio, la atención de médicos y enfermeras es excelente.
Por toda la ciudad, “camiones de fumigación emiten espesas nubes de plaguicida y ha aumentado el número de inspectores que visitan casa por casa, velando que estén libres del temido insecto”. José, operador de una motomochila de fumigación, dijo al comunicador que las zonas de la llamada Perla del Sur donde se reporta mayor presencia del aedes aegypti son Juanita 1 y 2, y Tulipán. Mientras tanto, el municipio de Cienfuegos posee el mayor número de contagios confirmados en la provincia, seguido de Cruces y Aguada de Pasajeros.
En programas televisivos y radiales se alerta a la población sobre la necesidad de mantener la higiene en la ciudad y de velar –mencionando el santo, pero no la seña-- por que no prolifere el mosquito transmisor de la enfermedad.
“El gobierno evita mencionar directamente la existencia de la enfermedad. Antes prefiere referirse a la presencia del mosquito y llamar a combatirlo. No se conoce de muertes recientes, pues nadie habla de eso. A los galenos se les advierte que no deben comentar”, dijo al reportero de la agencia independiente Jagua Press un estudiante de quinto año de medicina, que se identificó como Andrés.
Cuando lo entrevistamos en agosto, el doctor Díaz-Quijano nos llamó la atención acerca de que Cuba no reportó casos de dengue a la Organización Panamericana de la Salud ni en 2010 ni en 2011. En cambio, fuentes independientes han informado de brotes prácticamente en todo el país. Y Calixto Martínez, un periodista alternativo que reportó miles de casos y dos muertes por dengue hemorrágico en Camagüey, está en prisión y esperando juicio por supuesto "desacato".
Mientras el año entra en su recta final, el gobierno sigue alertando en los medios sobre el mosquito, pero sin mencionar la palabra tabú: dengue. Sería escandaloso que tampoco informara a los organismos internacionales sobre la epidemia –una de ellas-- que a lo largo de 2012 mantuvo en vilo a once millones de cubanos.