“Este triunfo consolida un movimiento político, ideológico, programático antiimperialista, anticapitalista.
Los resultados de las elecciones en Venezuela significan el triunfo del despotismo y la autocracia sobre la libertad y la democracia más allá del ámbito venezolano, porque el modelo de gobierno que promueve el presidente Hugo Chávez, favorece la creación de un eje en el que el caciquismo es el denominador común.
La legitimidad primaria de los mandatarios de este socialismo, que tiene los mismos fines que los del desparecido socialismo real se corrompen, porque después del primer mandato establecen reglas muy particulares para su provecho.
Imponen una dictadura institucional. Eliminan la separación de poderes. Corrompen la empresa privada hasta crear condiciones para iniciar un proceso de expropiación. Confiscan los medios de prensa o los asfixian con regulaciones y multas, la vez que estructura con los aliados foráneos un sistema de ayuda mutua muy difícil de alterar.
Un resultado electoral diferente, si las elecciones fueron transparentes y justas como afirma el propio Enrique Capriles Radonski, habría terminado con el populismo aberrante del chavismo, pero también con la capacidad de sus aliados extranjeros de seguir en el poder, por lo que la decisión de la mayoría del pueblo de Venezuela de ratificar al presidente en el gobierno, nos afecta a todos.
Muchos países dependen de la riqueza de Venezuela, tal vez Cuba y Nicaragua sean los estados más dependientes en el orden material, pero hay otras naciones como Bolivia, Ecuador y hasta el mismo gobierno que preside Cristina Fernández, Argentina, a los que el éxito del denominado Socialismo del Siglo XXI les favorece en extremo.
Después de esta cuarta victoria electoral, el chavismo, con la visión hegemónica que le caracteriza apoyado en las cuantiosas riquezas de la nación, podrá incrementar su influencia en más países, aumentar la clientela política internacional y auspiciar nuevos agentes desestabilizadores que trabajaran contra aquellos gobiernos que no se cuenten entre sus aliados.
Por otra parte estará en condiciones de incrementar su influencia en los organismos internacionales, en particular los regionales como la Unión de Naciones del Sur, UNASUR, donde ha impuesto su voluntad como ocurrió con la reciente crisis de Paraguay.
La Organización de Estados Americanos, OEA, ha sido otro escenario en el que Chávez ha impuesto la aplanadora de su voluntad como consecuencia de la diplomacia petrolera.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, es un aguijón clavado en la columna vertebral de todos los autócratas, por lo que es de esperar que enfaticen los esfuerzos para destruirla, o al menos restarle independencia operativa, a una entidad que ha velado por los derechos de los ciudadanos del continente.
Por otra parte el instrumento político mas apreciado de los autócratas del siglo XXI, la Alianza Bolivariana de Las América, ALBA, aumentara su influencia y capacidad operativa en el hemisferio. Tratara de sumar más miembros, e impondrá condiciones políticas más severas a los que la integren.
También es de esperar que el último proyecto expansionista, el de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, se fortalezca, porque es un instrumento que al aislar a Estados Unidos y Canadá, le permite a las autocracias de las urnas presentarse como bloque en los organismos mundiales, algo parecido a la función que en su momento cumplió la organización de los Países No Alineados.
Hugo Chávez y los gobiernos asociados con su proyecto fortalecerán las relaciones con dictaduras de otros continentes, lo que se confirma en qué a dos días de haber sido reelecto declaró que continuaría apoyando el gobierno “legitimo” de Bashar al Assad en Siria, una dictadura dinástica que tiene varias décadas en el poder.
Tal vez quienes mejor han expresado lo que significa esta nueva victoria del mandatario venezolano para los lideres populistas fueron, el presidente Evo Morales, Bolivia, quien dijo “Este triunfo consolida un movimiento político, ideológico, programático antiimperialista, anticapitalista”; Raúl Castro, Cuba, declaró “Tu decisiva victoria asegura la continuidad de la lucha por la genuina integración de Nuestra América”, pero la expresión máxima que permite apreciar el peligro que corre el hemisferio proviene de Cristina Fernández, Argentina, “ Tu victoria también es la nuestra, la de América del Sur y el Caribe”.
Chávez ha prometido que Venezuela no regresará al neoliberalismo. Seguir la ruta que conduce al socialismo democrático y bolivariano del Siglo XXI. Aseguró que echaría un poderoso cerrojo que conduzca al país al socialismo sin retorno, lo que permite considerar nuevos ajustes constitucionales que le otorguen más poderes, restándoles derechos a los mismos venezolanos que lo eligieron con su voto.
La legitimidad primaria de los mandatarios de este socialismo, que tiene los mismos fines que los del desparecido socialismo real se corrompen, porque después del primer mandato establecen reglas muy particulares para su provecho.
Imponen una dictadura institucional. Eliminan la separación de poderes. Corrompen la empresa privada hasta crear condiciones para iniciar un proceso de expropiación. Confiscan los medios de prensa o los asfixian con regulaciones y multas, la vez que estructura con los aliados foráneos un sistema de ayuda mutua muy difícil de alterar.
Un resultado electoral diferente, si las elecciones fueron transparentes y justas como afirma el propio Enrique Capriles Radonski, habría terminado con el populismo aberrante del chavismo, pero también con la capacidad de sus aliados extranjeros de seguir en el poder, por lo que la decisión de la mayoría del pueblo de Venezuela de ratificar al presidente en el gobierno, nos afecta a todos.
Muchos países dependen de la riqueza de Venezuela, tal vez Cuba y Nicaragua sean los estados más dependientes en el orden material, pero hay otras naciones como Bolivia, Ecuador y hasta el mismo gobierno que preside Cristina Fernández, Argentina, a los que el éxito del denominado Socialismo del Siglo XXI les favorece en extremo.
Después de esta cuarta victoria electoral, el chavismo, con la visión hegemónica que le caracteriza apoyado en las cuantiosas riquezas de la nación, podrá incrementar su influencia en más países, aumentar la clientela política internacional y auspiciar nuevos agentes desestabilizadores que trabajaran contra aquellos gobiernos que no se cuenten entre sus aliados.
Por otra parte estará en condiciones de incrementar su influencia en los organismos internacionales, en particular los regionales como la Unión de Naciones del Sur, UNASUR, donde ha impuesto su voluntad como ocurrió con la reciente crisis de Paraguay.
La Organización de Estados Americanos, OEA, ha sido otro escenario en el que Chávez ha impuesto la aplanadora de su voluntad como consecuencia de la diplomacia petrolera.
La Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, es un aguijón clavado en la columna vertebral de todos los autócratas, por lo que es de esperar que enfaticen los esfuerzos para destruirla, o al menos restarle independencia operativa, a una entidad que ha velado por los derechos de los ciudadanos del continente.
Por otra parte el instrumento político mas apreciado de los autócratas del siglo XXI, la Alianza Bolivariana de Las América, ALBA, aumentara su influencia y capacidad operativa en el hemisferio. Tratara de sumar más miembros, e impondrá condiciones políticas más severas a los que la integren.
También es de esperar que el último proyecto expansionista, el de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, se fortalezca, porque es un instrumento que al aislar a Estados Unidos y Canadá, le permite a las autocracias de las urnas presentarse como bloque en los organismos mundiales, algo parecido a la función que en su momento cumplió la organización de los Países No Alineados.
Hugo Chávez y los gobiernos asociados con su proyecto fortalecerán las relaciones con dictaduras de otros continentes, lo que se confirma en qué a dos días de haber sido reelecto declaró que continuaría apoyando el gobierno “legitimo” de Bashar al Assad en Siria, una dictadura dinástica que tiene varias décadas en el poder.
Tal vez quienes mejor han expresado lo que significa esta nueva victoria del mandatario venezolano para los lideres populistas fueron, el presidente Evo Morales, Bolivia, quien dijo “Este triunfo consolida un movimiento político, ideológico, programático antiimperialista, anticapitalista”; Raúl Castro, Cuba, declaró “Tu decisiva victoria asegura la continuidad de la lucha por la genuina integración de Nuestra América”, pero la expresión máxima que permite apreciar el peligro que corre el hemisferio proviene de Cristina Fernández, Argentina, “ Tu victoria también es la nuestra, la de América del Sur y el Caribe”.
Chávez ha prometido que Venezuela no regresará al neoliberalismo. Seguir la ruta que conduce al socialismo democrático y bolivariano del Siglo XXI. Aseguró que echaría un poderoso cerrojo que conduzca al país al socialismo sin retorno, lo que permite considerar nuevos ajustes constitucionales que le otorguen más poderes, restándoles derechos a los mismos venezolanos que lo eligieron con su voto.