El gobierno de una de las provincias cubanas con más pérdidas económicas, agravadas por el azote de los huracanes, tienen en planes graduar 15000 universitarios y diseminar el "fitomejoramiento participativo".
Los dirigentes de la provincia cubana de Pinar del Río enfrentan un dilema sin solución aparente. Los planes de futuro que proyectan sus empresas estatales , no se corresponden con la visión de futuro que vislumbran sus centros universitarios. Hay discrepancias en los recursos del capital humano y serios contrastes con las necesidades del pinareño común, que en nada se diferencia del resto de sus compatriotas.
Guerrillero, órgano oficial de los comunistas pinareños, nos cuenta que por estos días el Consejo de la Administración Provincial (CAP) evalúa la demanda de fuerza de trabajo calificada, hasta el año 2021.
A su presidente, Ernesto Barreto Castillo, no le cuadran los números elaborados por las empresas de la provincia porque, según dijo, “no se concibe que se soliciten más de 15,000 universitarios y solo 994 obreros calificados”.
“Lo mismo ocurre con los técnicos medio, que se demanda un equivalente a casi la tercera parte de los universitarios, y la realidad de la provincia es hacia el incremento de obras de la construcción, mejoramiento del sistema de transporte, del comercio, la gastronomía y otros, que reclamarán muchos brazos para la producción y los servicios”, afirma Guerrillero.
El periodista Ramón Brizuela Roque, autor del reportaje no explica en qué sectores serían empleados ese gigantesco número de universitarios y se limita a decir que “lógicamente, no se desdeña la formación de universitarios, máxime cuando casi el 46 por ciento de ellos está por encima de los 50 años de edad”.
Sin dudas ése sí es un dato relevante, porque pocas universidades del mundo cuentan con una matrícula donde el 46 por ciento de sus estudiantes es mayor de 50 años.
Hablando de universidades, Guerrillero elogió en otro artículo “el perfeccionamiento del sector agrario” en Pinar del Río, coordinado por la Universidad Hermanos Saíz, con ayuda de instituciones extranjeras y organismos internacionales.
En ese sentido la vicerrectora de esa Universidad, María Elena Fernández, habló de “la diseminación del fitomejoramiento participativo”, una prometedora iniciativa local que consiste en crear “nuevas variedades o híbridos de especies vegetales… con altos rendimientos, resistencia a plagas y enfermedades, capacidad de adaptación a diferentes condiciones de clima y suelo, mayor contenido nutricional y excelente presentación”.
La catedrática no dijo si se había obtenido ya alguna variedad en concreto con tan excelentes cualidades, de esa “innovación local” financiada por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.
Otro proyecto con dinero de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es “ la fundación de una plataforma digital desde Cuba para Centroamérica y el Caribe, para enriquecer la información sobre el ámbito forestal”.
Además, con la colaboración del Real Jardín Botánico de Kew, del Reino Unido, se está creando en Soroa “un gran banco para conservar las semillas de orquídeas amenazadas por efectos naturales y antrópicos” y en esas instalaciones “pueden permanecer cientos de años, garantía para incrementar las poblaciones, luego de catástrofes como el azote de los huracanes, muy frecuentes en la zona”.
“Paralelamente la universidad Hermanos Saíz, amplía la cooperación con instituciones académicas europeas como La Sapienza, de Roma y homólogas españolas, con el propósito de promover el intercambio de datos y la investigación conjunta”, aseveró Fernández.
Por el momento, los pinareños tienen un problema más inmediato que data de huracanes pasados, los más recientes hace cuatro años: La falta de viviendas y el incumplimiento de los planes para construirlas.
Un informe de la Dirección Provincial de la Vivienda, citado por el Guerrillero asegura que en este primer semestre del año sólo se construirá el 81 por ciento de las 603 casas previstas en toda la provincial pinareña.
La falta de mano de obra, la baja productividad de los constructores y la escasa participación de las familias necesitadas, fueron las causas del incumplimiento citadas por el Guerrillero.
“Se señalan aún limitaciones financieras por parte de la Vivienda para el pago de los aseguramientos al programa, y entre los problemas materiales que afectan la conservación y rehabilitación se incluyen la falta de manta, arena en la zona occidental y de brochas para la pintura”, dijo el periódico.
Guerrillero, órgano oficial de los comunistas pinareños, nos cuenta que por estos días el Consejo de la Administración Provincial (CAP) evalúa la demanda de fuerza de trabajo calificada, hasta el año 2021.
A su presidente, Ernesto Barreto Castillo, no le cuadran los números elaborados por las empresas de la provincia porque, según dijo, “no se concibe que se soliciten más de 15,000 universitarios y solo 994 obreros calificados”.
“Lo mismo ocurre con los técnicos medio, que se demanda un equivalente a casi la tercera parte de los universitarios, y la realidad de la provincia es hacia el incremento de obras de la construcción, mejoramiento del sistema de transporte, del comercio, la gastronomía y otros, que reclamarán muchos brazos para la producción y los servicios”, afirma Guerrillero.
El periodista Ramón Brizuela Roque, autor del reportaje no explica en qué sectores serían empleados ese gigantesco número de universitarios y se limita a decir que “lógicamente, no se desdeña la formación de universitarios, máxime cuando casi el 46 por ciento de ellos está por encima de los 50 años de edad”.
Sin dudas ése sí es un dato relevante, porque pocas universidades del mundo cuentan con una matrícula donde el 46 por ciento de sus estudiantes es mayor de 50 años.
Hablando de universidades, Guerrillero elogió en otro artículo “el perfeccionamiento del sector agrario” en Pinar del Río, coordinado por la Universidad Hermanos Saíz, con ayuda de instituciones extranjeras y organismos internacionales.
En ese sentido la vicerrectora de esa Universidad, María Elena Fernández, habló de “la diseminación del fitomejoramiento participativo”, una prometedora iniciativa local que consiste en crear “nuevas variedades o híbridos de especies vegetales… con altos rendimientos, resistencia a plagas y enfermedades, capacidad de adaptación a diferentes condiciones de clima y suelo, mayor contenido nutricional y excelente presentación”.
La catedrática no dijo si se había obtenido ya alguna variedad en concreto con tan excelentes cualidades, de esa “innovación local” financiada por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.
Otro proyecto con dinero de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es “ la fundación de una plataforma digital desde Cuba para Centroamérica y el Caribe, para enriquecer la información sobre el ámbito forestal”.
Además, con la colaboración del Real Jardín Botánico de Kew, del Reino Unido, se está creando en Soroa “un gran banco para conservar las semillas de orquídeas amenazadas por efectos naturales y antrópicos” y en esas instalaciones “pueden permanecer cientos de años, garantía para incrementar las poblaciones, luego de catástrofes como el azote de los huracanes, muy frecuentes en la zona”.
“Paralelamente la universidad Hermanos Saíz, amplía la cooperación con instituciones académicas europeas como La Sapienza, de Roma y homólogas españolas, con el propósito de promover el intercambio de datos y la investigación conjunta”, aseveró Fernández.
Por el momento, los pinareños tienen un problema más inmediato que data de huracanes pasados, los más recientes hace cuatro años: La falta de viviendas y el incumplimiento de los planes para construirlas.
Un informe de la Dirección Provincial de la Vivienda, citado por el Guerrillero asegura que en este primer semestre del año sólo se construirá el 81 por ciento de las 603 casas previstas en toda la provincial pinareña.
La falta de mano de obra, la baja productividad de los constructores y la escasa participación de las familias necesitadas, fueron las causas del incumplimiento citadas por el Guerrillero.
“Se señalan aún limitaciones financieras por parte de la Vivienda para el pago de los aseguramientos al programa, y entre los problemas materiales que afectan la conservación y rehabilitación se incluyen la falta de manta, arena en la zona occidental y de brochas para la pintura”, dijo el periódico.