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Cuba insiste en que se derogue Ley de Ajuste


Foto de archivo.
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Estados Unidos y Cuba tuvieron en Washington otra ronda del diálogo migratorio con el fin de combatir la migración ilegal y facilitar el flujo regular...

Pronunciamiento de la congresista Ileana Ros-Lehtinen

(WASHINGTON) – La congresista Ileana Ros-Lehtinen (R-FL), Presidenta del Subcomité del Medio Oriente y África del Norte, hizo la siguiente declaración sobre las conversaciones migratorias entre los Estados Unidos y el tiránico régimen castrista. Dijo Ros-Lehtinen:

“Conducir otra ronda de conversaciones migratorias mientras Alan Gross sigue injustamente encarcelado en una prisión de Castro y el pueblo cubano sigue oprimido es una gestión inútil. Pensar que el régimen castrista cumplirá con cualquier acuerdo migratorio es una locura y sólo servirá para legitimar al régimen que arresta a incontables defensores de derechos humanos en la isla. En vez de sentarse con los emisarios del régimen, la Administración de Obama debería unirse en solidaridad con el pueblo cubano y parar de dar concesiones al régimen castrista como este ejercicio sin valor que no ayuda a la causa de la libertad y democracia en Cuba.”

El Departamento de Estado de Estados Unidos informó que funcionarios estadounidenses y cubanos se reunieron este miércoles en Washington para verificar el cumplimiento de los acuerdos migratorios suscritos entre ambos países en 1994. La delegación cubana estuvo encabezada por Josefina Vidal, alta funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y la estadounidense por el subsecretario de Estado
adjunto para Latinoamérica en funciones, Alex Lee.

"El foco de estas conversaciones está centrado en temas técnicos relacionados con los temas migratorios, pero en nuestra interacción con los cubanos, Estados Unidos también plantea regularmente sus preocupaciones por la prolongada detención de Alan Gross, el deficiente estado de los derechos humanos en Cuba y los casos de fugitivos de la justicia estadounidense que están en la isla", manifestó el vocero del Departamento de Estado, Peter Velasco.

La nota señala que "continuar garantizando una migración segura, legal y ordenada entre Cuba y Estados Unidos es consistente con nuestro interés en promover una mayor libertad y respeto por los derechos humanos en Cuba".

También indica que "la programación de estas conversaciones no representa ningún cambio en la política de Estados Unidos hacia Cuba".

Este tipo de encuentro tiene lugar cada seis meses, en Washington y La Habana; el último se celebró en la capital cubana en enero pasado.

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La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, señaló que se trataron las prioridades en materia migratoria entre ambos países y ciertas áreas donde la cooperación es de interés nacional para EE.UU., incluida la seguridad de la aviación, de búsqueda y rescate en el mar, y la tramitación de visados".

En este sentido, la delegación de Cuba expresó su satisfacción por que ambos gobiernos acordaran a inicios del mes de julio la puesta en vigor de los "Procedimientos Técnicos Operacionales sobre Búsqueda y Salvamento".

Esta medida "permitirá a las autoridades de los dos países cooperar en los esfuerzos por salvar vidas de personas que pudieran encontrarse en peligro", señaló la delegación cubana en una nota.

Por su parte, Cuba reiteró su petición de que Washington ponga fin a su política de "pies secos-pies mojados" y la Ley de Ajuste vigente desde 1966, que establece que los cubanos que llegan a suelo estadounidense pueden quedarse, mientras que los interceptados en el mar son devueltos a la isla.

La delegación cubana señaló que estas leyes "alientan" la entrada
irregular de inmigrantes a Estados Unidos.

"El tráfico de inmigrantes y la emigración ilegal no se podrán erradicar, ni se podrá lograr una emigración legal, segura y ordenada entre los dos países mientras sigan vigentes", indicó la representación de La Habana.

Por otra parte, enfatizó su "profunda preocupación" por el impacto de la interrupción de los servicios bancarios debida al embargo que mantiene EE.UU. sobre la isla y la "infundada inclusión" de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.'

La parte cubana ofreció una actualización sobre los resultados de la reforma migratoria que comenzó en enero de 2013, que suprimió restricciones que limitaban las salidas de los cubanos al exterior.

Esta es la tercera ronda del diálogo bianual que se celebra de forma ininterrumpida, después de las sesiones celebradas en enero pasado en La Habana y en julio de 2013 en Washington, que habían quedado interrumpidas abruptamente dos años antes.

La base del diálogo migratorio bilateral radica en los acuerdos de 1994 y 1995, por los que EE.UU. y Cuba se comprometieron a mantener una inmigración "segura, legal y ordenada" y a revisar regularmente la implementación de esos pactos.

Se calcula que de los dos millones de cubanos que viven en el extranjero, 1,5 millones reside Estados Unidos.

El principal destino de los cubanos que salieron al exterior el pasado año fue Estados Unidos, que recibió al 27,4 % de los más de 226.800 viajeros reportados oficialmente en la isla.

En 1994, EE.UU. y Cuba llegaron a un acuerdo migratorio tras registrarse una oleada de balseros en la que las patrulleras estadounidenses interceptaron en el mar a más de 30.000 cubanos que huyeron de su país en frágiles embarcaciones con destino a EE.UU.

Washington y La Habana confirmaron en mayo de 1995 esos acuerdos destinados a frenar la emigración clandestina, y en los que se preveía que ambas partes se reunirían cada seis meses, de manera alterna en Cuba y EE.UU., para repasar su aplicación y los aspectos técnicos de los mismos.

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