El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, concluye este viernes la agenda de su visita oficial a Cuba, la primera de un jefe de gobierno español en 32 años, encabezando un foro empresarial bilateral, paseando por La Habana con el historiador Eusebio Leal y asistiendo a una recepción en la residencia del embajador, a la que están invitados miembros de la colonia española en la isla y de la sociedad cubana
Fuentes del gobierno español confirmaron el miércoles que Sánchez no se reunirá con miembros de los grupos de oposición cubanos, aunque el diario La Razón y la agencia Reuters anticipan que conversará en la recepción de esta noche con periodistas independientes y cuentapropistas.
Se desconoce si el mandatario visitante habrá atendido los llamados del Senado español y de Amnistía Internacional para que mediara a favor de la libertad del coordinador del Movimiento Cristiano Liberación, Dr. Eduardo Cardet, condenado a tres años de prisión después que hablara con la radio española en torno a la muerte de Fidel Castro.
En materia de derechos humanos en Cuba lo único que ha trascendido de la visita es que el tema formaría parte de un diálogo político anual acordado entre Sánchez y el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, siguiendo el modelo del diálogo establecido hace un año entre Cuba y la Unión Europea.
Los dos gobernantes se reunieron el jueves en el Palacio de la Revolución y acordaron profundizar los lazos bilaterales. Según despachos internacionales, hablaron también de la situación en América Latina, de la presencia de empresas españolas en la isla, de cooperación en diversos ámbitos y de la posible visita de Estado de los Reyes de España a Cuba, probablemente a fines de 2019, en el marco del aniversario 500 de la fundación de La Habana
Fuentes de Moncloa han comentado que lo eficaz no es "hacerse la foto" con los disidentes sino trabajar discretamente para que avancen los derechos humanos en Cuba.
Críticas en casa
Sin embargo, incluso antes de aterrizar en La Habana, Sánchez fue criticado con relación al tema por dirigentes de la oposición española.
El líder del Partido Popular, Pablo Casado, escribió en Twitter que Sánchez viajó a Cuba "a agasajar a dictadores en vez de pedir libertad y democracia allí", .Casado le reprochó en una entrevista radiofónica que "esté visitando a un dictador" y lo consideró un "cinismo" del actual Gobierno, que se ha ensañado con la memoria del caudillo Francisco Franco.
Por su parte el líder del partido Ciudadanos, Albert Rivera, opinó en declaraciones en el Congreso que un presidente debe cumplir con sus obligaciones diplomáticas, pero también las democráticas. Agregó que si España quiere tener credibilidad, Sánchez tiene que verse con los opositores porque no está bien "pasar por alto una dictadura de sesenta años y la violación de derechos humanos", incluyendo las muertes de presos políticos en la cárcel.
Negocios primero
En el ámbito económico la visita de Sánchez podría dejar este viernes una importante cantidad de cartas de intención para invertir en Cuba, en un momento difícil para el gobierno de Díaz-Canel.
La Moncloa suministró una lista de las 24 empresas que forman parte de la comitiva presidencial, y que incluye a varias grandes compañas como Telefónica, Iberia e Iberostar. Para el foro de negocios de hoy en el flamante hotel Gran Packard se inscribieron 192 firmas.
Cuba pasa por un momento en el que la crisis venezolana se traduce en menos suministros de petróleo e ingresos por servicios profesionales, y en el que los cambios en la política cubana del presidente estadounidense Donald Trump han hecho menguar el interés en invertir en la isla que se manifestó durante el deshielo con el gobierno de Barack Obama.
Pero también hay disuasivos: Cuba, que había renegociado la mayor parte de sus deudas, ha recaido por falta de liquidez en impagos a sus proveedores internacionales, incluidos los españoles. Díaz-Canel le aseguró a Sánchez el jueves que La Habana pagaría esas deudas.
España es el tercer socio comercial de Cuba, solo por detrás de China y Venezuela. Sus inversiones se concentran en el turismo, donde las cadenas hoteleras ibéricas gestionan y comercializan hoteles que aunque llevan sus marcas, son propiedad del Estado cubano,en muchos casos de empresas controladas por los militares.
(Redactado por Rolando Cartaya con información de EFE, Reuters y ABC)