Semana acaba de publicar un retrato del último capítulo de la crisis migratoria cubana en el que se asegura que por Colombia han cruzado entre 40 y 60 mil cubanos desde las fronteras ecuatoriana y venezolana hasta Urabá, en buses, camiones, lanchas, chalupas y hasta a lomo de mula.
En "La increíble y triste historia de los cubanos de Urabá" el columnista Germán Manga asegura que es un fenómeno de los últimos años que involucra a redes de coyotes y transportistas colombianos.
El "vergonzoso rol" de Colombia, afirma el articulista, implica un entramado con "medios de transporte, instalaciones para alojamiento y alimentación. Y una sofisticada y extensa red de cómplices y trabajadores que sobornan en el camino autoridades militares y de policía para que los dejen pasar. Al mismo tiempo muchos de ellos explotan constantemente y sin compasión a sus pasajeros".
El autor critica que el Ministerio de Relaciones Exteriores, Migración Colombia o la Policía Nacional no hayan tomado cartas en el asunto: "Los centenares de cubanos que ahora están varados en nuestro golfo de Urabá, en Sapzurro, Capurganá, Acandí y Turbo, ponen al descubierto el secretismo y esa rara conducta del gobierno y del estado de nuestro país frente a la crisis, pero posiblemente los obligue, como ocurrió en los países centroamericanos, a tomar acciones rápidas para que sigan su travesía".
Al mismo tiempo sugiere un operativo policial y judicial de "envergadura para desarticular las organizaciones criminales que crearon este infame tráfico de personas en gran escala –sin antecedentes en Colombia- y para que reciban el castigo correspondiente a sus delitos".
La causa del éxodo de cubanos es "la paupérrima situación económica de Cuba" apunta.
"Son familias enteras, abuelos, padres, niños, muchos de ellos profesionales, que venden todas sus pertenencias para llegar a Estados Unidos porque saben que en Cuba no tienen oportunidades para progresar y que los beneficios de la nueva relación con Estados Unidos tardarán muchos años en llegar a la población".
"Desde octubre de 2014 comenzaron a salir en avión hacia Ecuador, país que no les exigía visa. Entraban a Colombia, desde Tulcán, atravesando el río Carchi hasta Ipiales. Ahí comenzaban su tortuosa relación con los coyotes: travesías a pie, a caballo, en bus, en camiones cargados también con mercancías, frutas o verduras, evadiendo retenes ycontroles para llegar a Pasto, Cali, Medellín y de ahí Turbo para llegar por el Darién a Panamá.
A partir de enero de 2016 Ecuador restableció la visa lo cual desplazó el tráfico hacia Guyana, otro país que no les exige visa y desde donde comenzaron a migrar este año masivamente hacia Colombia por Venezuela, a través de las mismas rutas por donde huyen desde hace varios años, integrantes de las misiones militares médicas y técnicas al servicio del chavismo".