Putin impuso su criterio en la Cumbre del G8 en Irlanda del Norte y mantuvo la tensión hasta el último minuto sobre la firma de un documento final de consenso.
Los puntos de vista sobre un mismo conflicto no podían ser más dispares. Rusia apoya a Bashar Al-Assad y los restantes siete países a los rebeldes opuestos al gobierno de Damasco, por lo que la cita del G8 pasó a llamarse del “7+1”. Las contradicciones por Siria entre Moscú y Occidente son irreconciliables y la prensa británica, que en nada agasaja a Putin hablo hasta de una trampa preparada al ruso para aislarlo.
Occidente en los últimos años ha logrado, con fuertes razones monetarias, obtener el apoyo político de Moscú, pero no fue así en esta ocasión. Las variantes de Irak y Libia no se ajustan en este caso, dicen en Moscú, porque al-Asaad, a diferencia de Huseein o Gadaffi no ha coqueteado con Occidente, ocupado territorio vecino, o lanzado campaña contra los vecinos árabes. Y se mantiene como un socio comercial y político de Rusia. De hecho es el único aliado que tiene Moscú en el mundo árabe.
Putin dijo que respalda al gobierno sirio por razones de seguridad y lo hace a un gobierno reconocido en la ONU y otros organismos internacionales. Y las ventas de armas las hace según las reglas del comercio internacional, y la entrega de estas al régimen sirio es correcto desde el punto de vista jurídico y ético. Mientras los países occidentales aseguran que el ejército sirio utiliza arma químicas, los rusos juran que no hay prueba de ello.
Vladimir V. Putin y Barack Obama tuvieron dos horas de conversaciones y salieron más distanciados que cuando entraron. Obama insiste en que Assad no puede ser parte de cualquier solución política y Putin que incluyan al gobernante árabe en la negociación. Coinciden en que hay que encontrar una salida política, detener la violencia y encontrar la paz en Siria mediante conversaciones y escogen Ginebra para realizarlas.
El gobierno británico fue el encargado de preparar un plan inicial que incluía: brindar asistencia humanitaria a la población de Siria, detener el creciente problema del extremismo islámico en el país, condenar el uso de armas químicas, la transferencia del poder tomando como ejemplo de Libia, así como la creación de una "transición de poder" en Siria, incluida la composición de este. Siete países estuvieron dispuestos a firmarlo. Los rusos dicen estar preparados a negociaciones sobre cualquier punto, excepto la salida de Assad del poder, pues a su criterio rompe el balance político del país.
Francois Hollande fue el más pesimista de los asistentes en relación a Siria, antes de reunirse con Putin afirmó que era poco probable que las soluciones se encontraran en la cumbre. Criticó el mandatario francés a Rusia por la entrega de armas a Siria y dijo que Moscú no puede ignorar la situación humanitaria en Siria o pretender que Assad se mantenga en el poder.
Putin criticó a Occidente por dar armas a los rebeldes “que no solo matan a los contrarios, sino que abren el cuerpo y se comen los órganos frente a las cámaras”. Al final acordaron los asistentes que las cancillerías de Estados Unidos y Rusia preparen la conferencia de Ginebra.
El gobernante ruso salió airoso del certamen, el documento final tuvo un carácter neutral y no se veía la petición de salida del poder del gobernante sirio. La reunión del G20 será el venidero mes de septiembre en San Petersburgo y Rusia preside el G8 en el 2014, con su respectiva cumbre en Sochi.
Los puntos de vista sobre un mismo conflicto no podían ser más dispares. Rusia apoya a Bashar Al-Assad y los restantes siete países a los rebeldes opuestos al gobierno de Damasco, por lo que la cita del G8 pasó a llamarse del “7+1”. Las contradicciones por Siria entre Moscú y Occidente son irreconciliables y la prensa británica, que en nada agasaja a Putin hablo hasta de una trampa preparada al ruso para aislarlo.
Occidente en los últimos años ha logrado, con fuertes razones monetarias, obtener el apoyo político de Moscú, pero no fue así en esta ocasión. Las variantes de Irak y Libia no se ajustan en este caso, dicen en Moscú, porque al-Asaad, a diferencia de Huseein o Gadaffi no ha coqueteado con Occidente, ocupado territorio vecino, o lanzado campaña contra los vecinos árabes. Y se mantiene como un socio comercial y político de Rusia. De hecho es el único aliado que tiene Moscú en el mundo árabe.
Putin dijo que respalda al gobierno sirio por razones de seguridad y lo hace a un gobierno reconocido en la ONU y otros organismos internacionales. Y las ventas de armas las hace según las reglas del comercio internacional, y la entrega de estas al régimen sirio es correcto desde el punto de vista jurídico y ético. Mientras los países occidentales aseguran que el ejército sirio utiliza arma químicas, los rusos juran que no hay prueba de ello.
Vladimir V. Putin y Barack Obama tuvieron dos horas de conversaciones y salieron más distanciados que cuando entraron. Obama insiste en que Assad no puede ser parte de cualquier solución política y Putin que incluyan al gobernante árabe en la negociación. Coinciden en que hay que encontrar una salida política, detener la violencia y encontrar la paz en Siria mediante conversaciones y escogen Ginebra para realizarlas.
El gobierno británico fue el encargado de preparar un plan inicial que incluía: brindar asistencia humanitaria a la población de Siria, detener el creciente problema del extremismo islámico en el país, condenar el uso de armas químicas, la transferencia del poder tomando como ejemplo de Libia, así como la creación de una "transición de poder" en Siria, incluida la composición de este. Siete países estuvieron dispuestos a firmarlo. Los rusos dicen estar preparados a negociaciones sobre cualquier punto, excepto la salida de Assad del poder, pues a su criterio rompe el balance político del país.
Francois Hollande fue el más pesimista de los asistentes en relación a Siria, antes de reunirse con Putin afirmó que era poco probable que las soluciones se encontraran en la cumbre. Criticó el mandatario francés a Rusia por la entrega de armas a Siria y dijo que Moscú no puede ignorar la situación humanitaria en Siria o pretender que Assad se mantenga en el poder.
Putin criticó a Occidente por dar armas a los rebeldes “que no solo matan a los contrarios, sino que abren el cuerpo y se comen los órganos frente a las cámaras”. Al final acordaron los asistentes que las cancillerías de Estados Unidos y Rusia preparen la conferencia de Ginebra.
El gobernante ruso salió airoso del certamen, el documento final tuvo un carácter neutral y no se veía la petición de salida del poder del gobernante sirio. La reunión del G20 será el venidero mes de septiembre en San Petersburgo y Rusia preside el G8 en el 2014, con su respectiva cumbre en Sochi.