El prisionero político cubano Ernesto Borges Pérez había suspendido el 16 de enero de 2012 una huelga de hambre que realizaba para exigir a las autoridades carcelarias del Combinado del Este, que le concedieran atención médica y autorizaran las llamadas telefónicas que regularmente le conceden a los reclusos.
Sin embargo, un mes después las autoridades no han cumplido y por eso decidió retomar la protesta.
Raúl Borges, padre del prisionero lo visitó en la cárcel y dijo a Radio Martí que “él retoma esta huelga, porque lo habían mantenido en un área de castigo, en una celda mugrienta, donde las aguas albañales le caían arriba a la hora de bañarse”.
Manifestó que Borges está en una celda oscura, sin llamadas telefónicas. “En esta visita no se nos dio respuesta de la solución de los problemas fundamentales, y es lo que determina que Ernesto retome esta huelga”.
Agregó que la oposición está muy preocupada, porque “no dudamos, realmente que el régimen dictatorial de los hermanos Castro tenga planificado un asesinato”.
Borges indicó que su hijo tiene “infección en los pulmones (...) enfisema pulmonar, un asma generalizada y nueve enfermedades crónicas (…) un riesgo total de ser un nuevo asesinato del régimen”.
Desde Matanzas, Iván Hernández Carrillo, exprisionero de conciencia del Grupo de los 75, se solidarizó con Borges Pérez, y exhortó a la opinión pública internacional y a las organizaciones de derechos humanos a impedir que el opositor se convierta en “un nuevo mártir dentro de las prisiones castristas”.